Viajar gratis por todo el mundo cuidando casas y mascotas: la fiebre de los “housesitters”

Juanjo Villalba

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Tres de cada diez españoles probablemente no se irán de vacaciones este verano, apuntan desde el Observatorio Natural del Turismo Emisor. Un 28% de los encuestados por el organismo declaró que la culpa de no hacerlo la tenían la subida de los precios de los billetes y el alojamiento. Otro 26% argumentó que su sueldo era demasiado bajo como para planteárselo.

Aunque hay muchas personas a las que directamente no les gusta viajar, la mayoría de gente que se queda en casa durante todo el verano lo hace por obligación. Preferiría irse. Especialmente después de unos años en los que esto no ha sido posible. Tras la pandemia y varios veranos con restricciones, probablemente nunca habíamos tenido tantas ganas de viajar. Lo peor es que entre el aumento de la demanda y la inflación generalizada, hacerlo cada vez resulta menos asequible.

En este contexto, surgen nuevas formas de viaje e intercambio que permiten abaratar costes aunque conllevan a cambio alguna responsabilidad. Aparte de tácticas ya conocidas como comprar billetes con mucha antelación o tirar de couchsurfing (gente que te confía gratis su sofá o una cama de invitados), si se tiene cierta flexibilidad y amor a los animales, se puede viajar por todo el mundo por muy poco dinero gracias a un sistema que, aunque ya hace unos años que se practica en otros países, cada vez es más popular en el nuestro.

Se trata del house sitting, un término en inglés que podríamos traducir como “canguro de casas” y que consiste en trasladarse a la propiedad de una persona que se tiene que ausentar durante un tiempo prolongado —a veces varias semanas o meses— a cuidar tanto de su domicilio como (y especialmente) de sus mascotas.

Este sistema ofrece la oportunidad a personas que no tienen mucho presupuesto, les gustan los animales y pueden pasar largas temporadas en otros países, de disfrutar gratis de casas o pisos en cualquier lugar del mundo cuyo precio podría ascender a cientos o incluso miles de euros si se alquilan de forma tradicional.

Acceder al mundo del house sitting, aparentemente, no es muy complicado: existen diversas webs o incluso grupos en redes sociales como Facebook que ponen en contacto a quienes necesitan que alguien alimente, cuide y pasee a sus mascotas mientras se van de viaje (pero que tampoco se quieren gastar dinero en contratar a nadie) con otros que están deseando viajar sin pagar alojamiento.

“Nos apuntamos el año pasado y la verdad es que hasta ahora muy bien”, explica a elDiario.es Jaime, residente habitual en Barcelona que durante estos días se encuentra en Sai Kung, Hong Kong, cuidando junto a su pareja de Bella y Biscuit, dos gatas. “El pueblo donde estamos es como un paraíso para los frikis de los perritos. Los llevan de paseo en carritos con ventiladores y van todos muy arreglados porque hay mil peluquerías y tiendas de ropa para mascotas”, describe.

La página a la que se apuntó Jaime es trustedhousesitters.com, una de las más famosas del sector, que en 2022 contaba con unos 70.000 usuarios en todo el mundo. En una búsqueda rápida en la misma, encontramos anuncios de personas que ofrecen su casa en San Francisco, Barcelona, Las Vegas, Sotogrande, Londres o Melbourne. Su funcionamiento es muy parecido al de otras como, por ejemplo, Airbnb. Los anfitriones publican un perfil en el que explican sus necesidades y ponen fotos de su casa y sus mascotas. Por su parte, los invitados o cuidadores, también tienen un perfil en el que cuentan quiénes son, su experiencia con animales, sus fotos, etc. Cada uno de ellos tiene una puntuación otorgada por los anfitriones en cuyas casas se han quedado, una cifra que es extremadamente importante a la hora de que sean escogidos entre las, a veces, decenas o cientos de solicitudes.

Cada usuario tiene una puntuación otorgada por los anfitriones en cuyas casas se han quedado, cifra muy relevante a la hora de que sean escogidos entre las, a veces, decenas o cientos de solicitudes

“Tienes que explicar muy bien tus dotes para cuidar animales y tu experiencia, por qué te has decidido a hacer house sitting, por qué quieres ir a esa casa en concreto… O sea, te tienes que vender bien porque al final es un sistema en el que no hay intercambio de dinero, se basa en la mera confianza”, cuenta Jaime. “Esto es lo que hace también que sea un poco difícil acceder al principio, especialmente a los lugares más guais, porque claro, se presenta mucha gente y vuelan enseguida”, afirma.

Para aportar un poco más de confianza a los usuarios, el personal de la página revisa cada uno de los perfiles antes de que se publiquen para evitar cualquier problema. Asimismo, para inspirar todavía más confianza, los usuarios (por ahora solo los que residen en Estados Unidos) pueden solicitar una verificación de su expediente criminal para descartar que hayan tenido en el pasado problemas con la justicia.

Como señala Jaime, algunas de las propiedades que aparecen en estas páginas son realmente espectaculares. En ellas pueden encontrarse residencias alucinantes como por ejemplo en la que se quedaron Nick y Nicki, una pareja de housesitters británicos que contaron su experiencia en un reportaje del periódico británico The Guardian publicado este año. El hogar en cuestión era una impresionante mansión eduardiana de 12 dormitorios en el condado de Devon en la que cuidaron de tres estupendos perros de la raza goldendoodle (un cruce entre golden retriever y caniche).

Si bien el caso de Nick y Nicki es algo extremo, lo cierto es que muchas de las casas que se anuncian en la página exceden en mucho la amplitud y el lujo al que suele estar acostumbrado el español de a pie. Tanto, que casi surge la duda de si todas estas imágenes son reales. “Por mi experiencia y la de otras personas que conozco que hacen lo mismo, sí, las casas son así”, afirma Jaime. “Las fotos pueden estar mejor o peor hechas, pero es la realidad”, asegura.

De hecho, varios usuarios aprovechan la fotogenia de los hogares en los que recalan para generar contenido en sus redes sociales. Es el caso, por ejemplo, de la usuaria de TikTok @elviajederita, que cuenta con más de 450.000 seguidores en esa red social y cuyo contenido se centra básicamente en lo que hace en sus destinos de house sitting. Actualmente tiene como objetivo pasar el verano de casa en casa sin pagar un euro de alojamiento.

Entre las reglas que los anfitriones acostumbran a poner a los cuidadores no suele especificarse que no se puedan subir vídeos o imágenes de sus casas con lo que, aparte del disfrute de las comodidades de ese hogar, el house sitting también puede darte bastante notoriedad en redes sociales. “A ningún dueño suele preocuparle esto. Sobre todo quieren que le envíes fotos de sus mascotas”, nos dice Jaime.

Y eso que algunos dueños de mascotas, pueden llegar a ser bastante “especiales”. En ocasiones, el amor que estas personas sienten hacia sus animales y las atenciones que requieren a los cuidadores pueden llegar a ser un problema a la hora de ir a su casa. Cada potencial anfitrión tiene libertad para establecer las normas que desee. “Para mí este tipo de normas son un filtro a la hora de elegir a qué casa optar”, apunta Jaime. “Hay desde la gente que solo te pide que tengan comida, agua y mimos, a los que quieren que saques a pasear al perro a las seis de la mañana durante 15 minutos, que hagas no sé qué a las 7:45 h o que se tome un snack a las 8:43 h. A esos directamente ni les escribo, por mucho que me guste su casa. El sentido de hacer todo esto también es viajar, disfrutar, conocer el sitio, pero hay personas que quieren que estés encerrado en casa todo el día con su perro. Otros te animan a no hacerlo, viajar con él, etc”, describe.

Tienes que explicar muy bien tus dotes para cuidar animales y tu experiencia (...) O sea, te tienes que vender bien porque al final es un sistema en el que no hay intercambio de dinero, se basa en la mera confianza

Hasta el momento, Jaime dice que no han tenido ningún problema con los dueños de las mascotas que su pareja y él han cuidado, aunque es cierto que solo han estado en tres hogares. De hecho, incluso la relación con uno de ellos ha ido un poco más allá. “La dueña de los gatos que estamos cuidando en Hong Kong está actualmente viviendo en nuestro piso de Barcelona”, explica. “A veces, si hay confianza, también puede darse la posibilidad de hacer un intercambio y todos contentos”, dice.

“En fin, que lo recomendaría totalmente, especialmente si tienes flexibilidad, no te importa improvisar y puedes teletrabajar o pillarte unas vacaciones sin pedirlas con mucho tiempo”, apunta Jaime. “Lo más difícil es entrar, conseguir que te acepten por primera vez, sobre todo si no tienes experiencia en cuidar animales. Pero luego, y cuantas más veces lo hagas, más fácil es que te elijan”, concluye.