Miles de perros prueban ya la primera pastilla para alargar la vida: “Podrían ganar el equivalente a 24 años humanos”

Nuestras mascotas son la avanzadilla de la revolución biotecnológica para alargar la vida. Los dos mayores ensayos clínicos jamás realizados en animales de compañía compiten en este momento en Estados Unidos para conseguir una pastilla que aumente la longevidad de los perros y que permita desarrollar, en el futuro, un tratamiento en humanos.
El primer estudio, conocido como STAY (quedarse, en inglés), está liderado por la empresa privada Loyal y consiste en la administración de una pastilla diaria a 1.300 perros con la participación de más de 70 clínicas veterinarias. El segundo ensayo, TRIAD, se encuadra dentro del denominado Dog Aging Project y está administrando diferentes dosis de un prometedor inmunosupresor conocido como rapamicina a alrededor de 850 perros en todo el país. Si se repite lo observado en ratones, nuestras mascotas podrían aumentar sus vidas hasta en un 30%.
Los dos ensayos clínicos tienen una duración de cuatro y tres años, respectivamente, y están basados en dos estrategias muy diferentes. La pastilla de Loyal, llamada LOY-002 y envuelta en gran secretismo, se administra a perros mayores (de 10 años en adelante) que pesen menos de 6 kg, y, según sus creadores, tiene beneficios en la longevidad similares a los de la restricción calórica. El proyecto TRIAD consiste en administrar diferentes dosis de rapamicina a perros más grandes, y en las primeras fases ya ha mostrado su seguridad y efectos beneficiosos en la función cardiaca.
Por amor a los canes
Los líderes de ambos proyectos también tienen perfiles muy distintos, aunque coinciden en que son amantes de los perros. Celine Halioua, fundadora de la startup de biotecnología con sede en San Francisco, es la típica emprendedora que ha conseguido una inversión de 150 millones de dólares. En su brazo tiene tatuados un nemátodo, un ratón y un perro, que reflejan su obsesión por la investigación en envejecimiento. Su perra, Della, es una mezcla de Rottweiler que adoptó hace unos años, cuando el animal ya era mayor.

El responsable del Dog Aging Project, Matt Kaeberlein, es un investigador de la Universidad de Washington y su proyecto es académico y sin ánimo de lucro. Su motivación llegó mientras investigaba los efectos beneficiosos de la rapamicina en ratones. “Se me iluminó la mente”, explica a elDiario.es. “Me dije: ¡Guau! Tenemos la oportunidad de retrasar el envejecimiento de las mascotas, de darles más años de vida de calidad. Y de inmediato, por supuesto, pensé en mi pastor alemán, que se llamaba Dobby”. El animal, informa el científico con tristeza, murió hace diez meses y no completó el tratamiento, aunque vivió hasta los 14 años, que es bastante para este tipo de perros.
La molécula de Rapa Nui
Como el proyecto de Loyal es comercial y no ofrece datos abiertos (a consulta de este medio, la compañía ha declinado ofrecer más información hasta 2026), los científicos están poniendo más atención e interés en el gran ensayo con rapamicina de TRIAD. Esta sustancia, llamada así porque se descubrió por primera vez en una bacteria que se encuentra en el suelo de la Isla de Pascua (Rapa Nui), tiene propiedades inmunosupresoras y se emplea para evitar el rechazo de órganos trasplantados, especialmente de riñón. Y, en los experimentos en ratones, ha mostrado efectos positivos en su salud y longevidad.
Me dije: Tenemos la oportunidad de retrasar el envejecimiento de las mascotas, de darles más años de vida. Y, por supuesto, pensé en mi pastor alemán, que se llamaba Dobby
“La rapamicina influye en múltiples procesos que tienen un papel en la biología del envejecimiento”, explica Kaeberlein. “El más obvio es que se trata de un inhibidor de la proteína mTOR, lo que lleva a una disminución de la inflamación crónica, lo que llamamos inflamación estéril, propia de la edad avanzada”.

Esta molécula, recalca el investigador, también activa un proceso llamado autofagia, que es una especie de sistema de reciclaje celular y desempeña un papel fundamental al ayudar al organismo a decidir si es el momento adecuado para crecer y reproducirse, algo fundamental para casi todas las funciones biológicas. “A medida que envejecemos, parece que hay una especie de desregulación persistente de mTOR y eso provoca inflamación crónica” dice el experto. “Una forma simple de entenderlo es que la rapamicina restablece el equilibrio entre el crecimiento, la reproducción y la resistencia al estrés”.
Ensayo de doble ciego
Los perros del ensayo clínico TRIAD recibirán placebo o rapamicina durante un año (es un ensayo de doble ciego) y después habrá un seguimiento de dos años. Como algunos animales ya han completado el año sin presentar efectos adversos, los investigadores tienen mucha confianza en su seguridad. Y no solo eso: también han visto efectos positivos. “Ya hemos observado mejoras en la función ventricular izquierda”, detalla Kaeberlein. “El ventrículo izquierdo es una de las cámaras del corazón cuya función disminuye con la edad. Y esa mejora la vemos en los perros que recibieron rapamicina, no en los que recibieron placebo”.

El ensayo clínico está centrado en perros que tengan al menos siete años y pesen entre 18 y 50 kilos. “Este peso es un criterio importante para darnos el poder estadístico, porque los perros grandes envejecen más rápido que los perros pequeños”, explica el responsable del ensayo. Así que estos serán perros que están envejeciendo rápidamente y el efecto positivo, de producirse, será más destacado.
La corta vida de los perros ha sido un factor determinante para elegirlos como modelo, ya que permiten probar la eficacia de un tratamiento en mucho menos tiempo. “Se suele decir que un año humano es aproximadamente siete años de perro, aunque el ritmo varía en las primeras etapas de la vida, y no es lineal”, señala Kaeberlein. “Si simplemente aceptamos esa proporción de 7 a 1, el ensayo clínico de rapamicina, que dura tres años, tomaría 21 años en personas para lograr el mismo porcentaje de experiencia de vida”.
¿Hacia una vida centenaria?
La gran pregunta es cuánto esperan alargar la vida de los perros si tienen éxito. “Obviamente, no lo sabemos”, responde Kaeberlein. “Si nos fijamos en lo que se ha demostrado en ratones, el mayor efecto de la rapamicina es un aumento de alrededor de un 30% de vida media”. Si tiramos por lo bajo, explica, un cambio del 15% para un perro que tiene una esperanza de vida de 10 años equivale a un año y medio. Y un cambio del 30% equivale a tres años.
Un cambio del 30% en la esperanza de vida equivale a 24 años humanos. Así que eso sería lo que se produciría en las personas si el efecto porcentual se mantuviera igual: entre 12 y 24 años
“Si lo comparamos en términos de años de vida en humanos, un cambio del 15% en una esperanza de vida de 80 años equivale a 12 años. Un cambio del 30% en la esperanza de vida equivale a 24 años. Así que eso sería lo que se produciría en las personas si el efecto porcentual se mantuviera igual: entre 12 y 24 años. Pero aún no sabemos si funcionará”. En el mejor de los escenarios, y con toda la cautela del mundo, los tratamientos aspirarían a que nuestras vidas medias pasaran de los 80 años a más de 100.
Beneficios mutuos
Los científicos que estudian el envejecimiento en humanos ven estos dos experimentos con muy buenos ojos, porque les permitirán conocer los efectos de estas dos estrategias de manera sencilla y directa. “Los ensayos con perros tienen varias ventajas”, asegura Manuel Collado, investigador experto en envejecimiento del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). “Viven en nuestro mismo entorno, muchas veces con hábitos y costumbres muy similares a las de los dueños, y se trata de una población genéticamente muy heterogénea, como ocurre con la población humana”.
Los perros viven en nuestro mismo entorno, muchas veces con hábitos y costumbres muy similares a la de los dueños, y se trata de una población genéticamente muy heterogénea, como ocurre con la población humana
En opinión de Collado, todas estas circunstancias hacen más relevante y real cualquier resultado, comparado con estudios en ratones en laboratorio o con otras especies controladas. “En resumen, es una situación más cercana a la realidad humana, más sencilla, de la que podemos aprender mucho y beneficia potencialmente a los animales, pero también a nosotros”.
“Hace tiempo que se sabe que la rapamicina tiene efectos en animales, es uno de los fármacos más prometedores que se conocen para controlar los efectos biológicos del envejecimiento”, asegura Salvador Macip, catedrático de medicina molecular en la Universidad de Leicester. Esta molécula tiene un mecanismo de acción muy amplio, señala, y cambia el metabolismo de una manera parecida a la restricción calórica, que es la intervención que mejor funciona para retardar el envejecimiento en animales, destaca. Por otro, modula el sistema inmune, en principio reforzándolo.
Que funcione en perros no es garantía de que funcione en humanos, pero sería un paso más para mostrarnos qué utilidad puede tener en el futuro
“Pero este es también el talón de Aquiles de la rapamicina, porque según la dosis, es un inmunosupresor. Esto hace que sea demasiado arriesgado usarlo en personas de una manera crónica”, advierte Macip. “Por no hablar de que el envejecimiento en perros se parece al nuestro, pero no es exactamente igual”. En definitiva, resume, estos ensayos pueden ser un excelente banco de pruebas, pero queda un largo camino. “Que funcione en perros no es garantía de que funcione en humanos, pero sería un paso más para mostrarnos qué utilidad puede tener en el futuro”.
Un cambio de mentalidad
Un aspecto prometedor de la rapamicina, subraya Collado, es que se han visto efectos positivos incluso cuando se comienza el tratamiento en ratones de edad avanzada, y esto es relevante, apunta, porque, si se aplica en humanos, “el tratamiento no siempre se dará de manera continua desde jóvenes”. Así que, admite, es posible que los perros sean los primeros beneficiarios de un aumento de la esperanza de vida mediante un medicamento, aunque —matiza— lo serán “después de ratones, levaduras, moscas y gusanos”.
En los próximos cinco años, con seguridad, tendremos medicamentos aprobados por la FDA para aumentar la esperanza de vida en los perros
“No sé si será rapamicina de nuestro ensayo clínico, uno de los medicamentos en los que trabaja Loyal o algo desarrollado por otra organización”, comenta el responsable del Dog Aging Project. “Pero creo que en los próximos cinco años, con seguridad, tendremos medicamentos aprobados por la FDA para aumentar la esperanza de vida en los perros. Esto implica que se dará la situación en la que los dueños tendrán acceso a un medicamento con suficiente evidencia de seguridad y eficacia, ”y quién sabe si alguno lo probará“, bromea.
“Estamos ante una nueva frontera”, concluye Kaeberlein, preguntado por la paradoja de que sean nuestras mascotas las primeras en alcanzar el viejo sueño de estirar la vida. “Estamos empezando a comprender la biología del envejecimiento lo suficiente como para desarrollar los primeros medicamentos que lo retrasan, y eso implica que habrá un período en el que tendremos que ajustar nuestra forma de pensar y abordar la salud. Y estoy seguro de que habrá algunas experiencias interesantes en el camino”.
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