¿Basada en hechos reales? Similitudes y diferencias entre Succession y los Murdoch

Una cumbre familiar para el festejo de los 80 años de Logan Roy, fundador e indiscutido número uno de un imperio de medios y aledaños llamado Waystar Royco, transcurre entre despidos, anuncios inesperados, contratos de sucesión, helicópteros y tensos deportes en familia, hasta que el patriarca vuelve a sorprender con un ACV que parece desactivarlo como líder de su empresa y familia. Ese es el puntapié inicial de Succession, una serie sobre cómo una familia supermillonaria y poderosa tramita la potencial sucesión del imperio de una generación a la otra, que el 17 de octubre estrena su demorada tercera temporada.

Jesse Amstrong, su británico creador, hace una década tenía un guión para una película: se llamaba Murdoch, y se plantaba en la celebración número 78 de Rupert, sinónimo de los magnates de medios de nuestra era. Esa ficción nunca se llevó a cabo, pero no hay dudas de que su materia prima resultó fértil para la que finalmente se concretó. A la pregunta del millón –si Succession está basada en los Murdoch o en otras familias existentes–, Amstrong contesta con distintas versiones de una respuesta que apunta al protagonismo de la ficción: “Hice mucho investigación para Succession. Escribí el piloto solo, así que buena parte de mi propia investigación y experiencia de vida fue ahí. Después, vino el trabajo con el equipo de escritura, en donde cada uno aportó con sus historias y experiencias. Pensamos en familias famosas de los medios como los Hearsts hasta los actuales Redstone, John Malone, Robert Fitz de Comcast, Murdoch y Robert y Rebekah Mercer, que fundaron Breitbart.”

En la génesis de Succession aparece el encuentro entre Amstrong y Frank Rich, periodista, ensayista, que escribió por más de treinta años en el New York Times para luego producir proyectos para HBO. Entre ellos, fue productor ejecutivo de la comedia Veep, una serie que desacraliza la supuesta racionalidad de la cocina política y se burla de la sucesión de casualidades y sinsentidos que guían la gestión estatal, y luego de Succession. Rich y Amstrong garantizaban desde el vamos un genuino interés en las corporaciones mediáticas reales. Más allá de las múltiples referencias a familias verificables en la actualidad –a las mencionadas habría que sumar a Berlusconi– y la obviedad de que se trata de una ficción, la comparación con la familia Murdoch es la más rica porque el propio devenir de la sucesión de los hijos de Rupert –especialmente de Lachlan, James y Elizabeth– se va desarrollando en paralelo a la serie furor y concentra, además de muchos medios de comunicación, un núcleo duro de competencia, escándalos y adquisiciones.

No por nada, en 2020, BBC estrenó la primera y hasta ahora única temporada de tres episodios sobre el magnate y su familia, The Rise of Murdoch Dynasty (La dinastía Murdoch) que tenía una presentación bastante parecida a Succession, con imágenes de archivo de la familia en una pileta, borroneadas por el paso del tiempo: “Rupert Murdoch es un enigma: dueño de The Sun, The Times de Londres, The Wall Street Journal, Fox News y cientos de medios en todo el mundo”, decía la voz en off, para dar pie a la descripción de cada uno de los hijos que van y vienen del imperio y que apuestan a suceder a su nonagenario padre.

Hijo a su vez de un empresario australiano que murió joven, Rupert empezó con un pequeño diario heredado y logró construir una fortuna desde Australia hacia el Reino Unido y Estados Unidos. Curiosamente, el escocés Logan Roy empieza su imperio en otro país, también del Commonwealth: Canadá. Aunque a diferencia de Murdoch, Roy se hace de cero. El magnate australiano se convirtió en un actor prioritario de la política británica con el objetivo claro de evitar regulaciones que minaran sus deseos de expansión: así como sus medios abrazaron a Margaret Thatcher, sus vínculos con Tony Blair le costaron al campeón de la tercera vía cuestionamientos internos del ala más izquierdista del Partido Laborista, el mismo partido al que The Sun, el tabloide estrella de su grupo en el Reino Unido, denostó en un sinfín de oportunidades, especialmente cuando decidió apoyar a David Cameron en contra de Gordon Brown. Pero los escándalos que atravesó el grupo no fueron pocos: el último de ellos fue el descubrimiento del hackeo que hacía el diario News of the World a teléfonos de víctimas de crímenes y a sus familiares para obtener primicias, algo que también afectó a celebridades. Por eso es Hugh Grant quien encabezó una de las mayores campañas a favor de regular a la prensa en el Reino Unido y una voz cantante en la acusación pública contra Murdoch. Es él quien en la reciente serie documental sobre el magnate asevera: “Murdoch es un peligro para las democracias liberales”. Grant sabe de lo que habla: después de que lo encontraran en un auto con la prostituta Divine Brown, la prensa lo hostigó de manera insistente, aunque en un momento él se hizo la pregunta: ¿cómo sabían siempre y exactamente adónde iba? Esa pregunta contribuyó con otras investigaciones en curso que develaron la trama de hackeos del diario propiedad de Murdoch, en uno de los mayores escándalos de la prensa británica. Fox y los Murdoch aparecen en otra ficción reciente: Bombshell, estrenada en 2019 y dedicada a casos de acoso sexual en Fox News, en donde Murdoch y sus dos hijos varones tienen una aparición efímera para contener el escándalo y despedir a Roger Ailes, fundador y director ejecutivo de la cadena de noticias. 

Esa es otra diferencia relevante con Succession: por ahora, la serie no indaga demasiado en prácticas periodísticas o en el uso de los medios para ejecutar distintos tipos de presiones (algo que sí aparece pero no como trama principal). En cambio, se dedica a trampas corporativas cruzadas con conflictos familiares. De hecho, su mayor escándalo ocurre en la división de cruceros.  

Los hijos de Logan y de Rupert, en cambio, sí son protagonistas de ambas historias.  

El Murdoch que más noticias dio últimamente es James, descripto como rebelde y un poco rezagado, aunque quedó involucrado junto a su padre en el escándalo de los hackeos. Aun así, a mitad del 2020 decidió renunciar al directorio de News Corp por desacuerdos con la línea editorial y decisiones estratégicas. Marcando una diferencia notoria con su familia –evidentes en su apoyo a las políticas conservadoras en distintos lados del Atlántico, Pacífico e Índico–, James invierte en causas asociadas a los liberales como el medio ambiente –su preocupación por el cambio climático es a menudo citada como una diferencia irreconciliable con su padre–, donó plata para la campaña de Biden y fue crítico de Donald Trump, a pesar de que el expresidente contaba con Fox News como uno de los principales impulsores. Su alejamiento es posterior a un hito en la corporación, después de que buena parte de la 21th Century Fox sea transferida a Disney en marzo de 2019. James ya se había convertido en inversor y, entre otras cosas, apostado por Vice Media, un medio digital decididamente enfocado en el público joven.

Ese movimiento del hijo tratando de marcar una distancia generacional con su padre en cuanto a las decisiones empresariales que llaman su atención también aparece en Succession, aunque siempre atravesado por las tribulaciones de Kendall Roy. En la serie, el hijo díscolo va y viene dentro de las redes psicopáticas y económicas de su padre, que tradicionalmente minó su autoconfianza y a la vez es acreedor de su exuberante nivel de vida. Menos ideológico que lo que pretende mostrar James Murdoch tras su último desplante, Kendall lucha con sus problemas de adicción, sus secretos inconfesables y su ambición de superar a su padre. Toda la serie, en definitiva, trata de responder a la pregunta de si podrá o no hacerlo.  

Cuando James abandonó el grupo, todo el foco de la sucesión fue hacia Lachlan, el hermano mayor, que asumió más lugares de dirección ejecutiva del grupo y lideró adquisiciones por miles de millones de dólares. Las narrativas sobre los Murdoch, así como las series de ficción, también intentan establecer tipologías. Según estas, Lachlan es ahora el verdadero sucesor de Rupert: ideológicamente más conservador que su hermano, arriesgado y feroz en los negocios como su padre. 

Mientras tanto, en Succession, Roman, el hijo más libertino y relajado, es más bien un enigma como as empresarial, aunque no deja de traslucir audacia.

Quedan entonces las mujeres: Elizabeth Murdoch suele ser señalada como la más parecida a su padre, del que se independizó hace pocos años cuando se convirtió en una productora ejecutiva de la industria televisiva por fuera de las empresas de Rupert. En Succession, Siobhan, la hija mujer de Logan, goza de una simpatía o incluso un respeto mayor por parte de su padre, que por momentos logra convencerla de que es la más astuta y confiable de sus cuatro hijos. 

La tercera temporada de Succession seguirá desarrollando la trama psicológica y económica, tallada sobre un guion de antología, que guía la potencial herencia de un padre que no parece querer retirarse.

Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.  

NS