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Mejorar las condiciones de trabajo también es política salarial

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Uno de los temas que más atravesó el año en términos económicos (y que seguirá siendo tema de debate en los meses que quedan) fue la carrera entre los salarios y la inflación. Si bien es sabido que es una carrera muchas veces despareja, siempre es bueno hacer un análisis detallado de la situación para mejorar la situación de los trabajadores y las trabajadoras.

Según los últimos datos del INDEC, el índice de salarios se incrementó un 5,5% mensual y un 68,7% interanual. Este crecimiento está traccionado por los aumentos en el sector público (7,3% mensual y 74,7% interanual) y le sigue el sector privado registrado (5,5% mensual y 68,7% interanual). Históricamente, el sector más perjudicado es el sector privado no registrado y esta vez no fue la excepción (3% mensual y 58,9% interanual).

Estos valores son esperables ya que los/as trabajadores/as no registrados/as no poseen ningún tipo de representación gremial que negocie el salario y demás condiciones laborales en una negociación paritaria. Por otro lado, tampoco sorprende que los trabajadores/as del sector público lideren la suba ya que ese sector tiene la necesidad de recuperar la pérdida de poder adquisitivo en el período 2016 - 2020. Asimismo, es esperable que en los próximos meses este indicador siga al alza para el sector privado no registrado ya que diversos gremios cerraron sus negociaciones paritarias (seguridad privada 85,7% en cinco cuotas, bancarios 94,1% en cuatro tramos y recibidores de granos 70% por ocho meses entre otros).

Por otro lado, la semana anterior se publicó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) para el mes de septiembre y arrojó un aumento de 6,2% respecto al mes anterior, siendo el rubro que lidera los aumentos el de prendas de vestir y calzado (10,6%) y la suba de alimentos y bebidas no alcohólicas fue lo que más incidió en todas las regiones, especialmente el aumento de las frutas y verduras. Asimismo, la región más perjudicada fue la Noroeste con un aumento de 6,8%. En línea con esto, los precios acumularon un alza del 66,1% en todo lo que va del 2022 y la variación interanual fue de 83%. Si bien es un tema complejo la inflación en nuestro país y existen tantas ideas como economistas para desacelerarla, en el corto plazo es necesario controlar y reducir  la brecha entre el salario y la inflación.

Dada esta disparidad entre los precios y los salarios es necesario debatir a través del Estado, de las empresas y de los sindicatos otro tipo de mejoras en las condiciones de trabajo que no sean estrictamente salariales pero que representen un mayor bienestar a los/as trabajadores/as, sobre todo aquellas que les brinden más tiempo de calidad.

En primer lugar, es importante que se siga trabajando para modificar la actual organización social del cuidado en nuestro país ya que es bien sabido que los trabajos de cuidado no remunerados, suelen ser una responsabilidad de las mujeres por lo que tienen una doble jornada laboral. Por ejemplo, según los datos de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT), las mujeres destinan seis horas y media  al trabajo de cuidado, mientras que los varones dedican tres horas y media. Es por eso, que se deben debatir proyectos como el de Cuidar en Igualdad que otorguen licencias y que también se incorporen a los/as monotributistas en estos derechos. Por ejemplo, de las mujeres que hoy deciden ser madres solo un 38% obtiene una licencia paga por maternidad, las que no están en relación de dependencia tienen cero días (ya sea que pasaron por un parto o decidieron adoptar). Y también se debe debatir con urgencia la ampliación de la licencia por paternidad, aunque muchos convenios amplíen los dos días estipulados por la ley.

En segundo lugar, la ENUT arrojó el dato de que la gran mayoría de los trabajadores/as destinan gran parte de su tiempo en viajar a sus puestos de trabajo. Por ejemplo, en el GBA se destinan, en promedio, noventa y cinco minutos por día ara ir y volver del trabajo. Si llevamos este guarismo a una persona que trabaja de manera presencial veinte días por mes, esa persona destina 31 horas y 40 minutos a viajar. Cabe destacar que el viajar al puesto de trabajo no sólo implica tiempo sino que también reduce el ingreso disponible de los/as trabajadores/as para satisfacer otro tipo de necesidades (alquiler, alimentación, indumentaria, entre otras). Es por eso, que en los casos que sea posible (por ejemplo en las empresas de servicios o algunos sectores de empresas de bienes y también ciertas áreas de la Administración Pública) se deben debatir entre los sindicatos y las empresas esquemas de trabajo mixto donde los/as trabajadores/as puedan reducir sus tiempos de viaje hacia sus oficinas y también reducir costos dado el atraso de los salarios respecto de los precios.

Por supuesto que implementar estos esquemas sería muy difícil sin la adecuada capacitación de la dotación de la empresa. En este sentido, los institutos de formación profesional de los sindicatos y también la negociación paritaria juega un rol clave ya que el año pasado 169 convenios incluyeron cláusulas de capacitación, mientras que en el año 2020 fueron 102 (+39,6%). También es importante que se debatan otras cláusulas como aquellas relacionadas con la higiene y la seguridad ya que mejoran el bienestar de los/as trabajadores/as aunque no se vea reflejado en un aumento salarial. La cantidad de estas cláusulas aumentaron un 42,3% interanual.

Como conclusión, se podría decir que al estar rezagados los salarios respecto de la inflación es necesario, junto con políticas de aumento del salario real, mejorar las condiciones de trabajo en los sectores y ampliar las licencias (especialmente aquellas relacionadas con las tareas de cuidado) ya que si bien no implican mejoras en los salarios de bolsillo impactan directamente en el bienestar de las personas.

Economista, docente y miembro de Paridad en la Macro

DT