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“Doña Perón”: curioso título de un espectáculo en EEUU que pretende retratar a Eva Perón

Doña Perón, una obra sobre Eva Perón del Ballet Hispánico de EEUU

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En los primeros días de diciembre, se ofreció en el Kennedy Center de Washington, con buena recepción por parte de la crítica especializada, una creación de la coreógrafa belga-colombiana Annabelle López Ochoa: Doña Perón. Un título de por sí chocante y casi risueño, ya que el “doña” le cuadraría mejor a una María Félix, la legendaria estrella mexicana. Y por supuesto, tampoco le va a Evita el apelativo Perón, empleado aisladamente. Por otra parte, un dato anecdótico: en España aún se denomina judías “peronas” a una variedad de chauchas que fue enviado, entre otros aportes alimenticios del gobierno argentino, y que Evita acompañó en su viaje de 1947 a un país amenazado por la hambruna -bajo la dictadura de Franco, todo hay que decirlo, pocos años después de la derrota republicana en la Guerra Civil- .

Resulta por lo menos extraño que el Ballet Hispánico, institución prestigiosa que está cumpliendo su 50º aniversario en los Estados Unidos, no se haya hecho asesorar al ponerle nombre a este espectáculo que se estrenó en Manhattan, en el City Center, a principios de abril pasado, y que girara por varias ciudades hasta recalar, hace pocos días en la capital de ese país. ¿No hubo alguna argentina, algún argentino para avisar que, si se quería homenajear la figura de Eva Perón, esa manera de llamar un show era completamente inapropiada? 

Evita, por siempre numen

Después de su temprana muerte en 1952, a los 33, Eva Perón inspiró -sigue inspirando- biografías, ensayos, novelas, documentales, comedias musicales, telefilms, películas, piezas de teatro, poesías, canciones… Su origen muy humilde y tenido por “bastardo” en su momento, los intentos de devenir actriz, su matrimonio con Perón que la convierte en Primera Dama y en embajadora (pese a su falta de experiencia y a su extrema juventud), su fulgurante carrera política, la transformación exterior desde los atuendos glamorosos al sobrio tailleur y el rodete, la enfermedad impiadosa, el destino lamentable de su cuerpo embalsamado… Muchas facetas más que suficientes para alimentar el mito y mantener vivo el deseo de desentrañar el misterio de su poderoso carisma, de su imbatible accionar político y social saliéndose de todos los moldes adjudicadas a las mujeres a mediados del siglo XX.

Sin ánimo de hacer una lista exhaustiva, vale nombrar algunos hitos como Eva Perón (1996), de Juan Carlos Desanzo; Juan y Eva (2011), de Paula de Luque, en el cine local; Evita (1975), el mundialmente exitoso musical de Andrew Lloyd Webber y de Tim Rice, que dio pie al film de Alan Parker con Madonna; Esa mujer (1963), el insoslayable cuento de Rodolfo Walsh; Santa Evita, la magnética novela de Tomas Eloy Martínez, que dio origen a la miniserie de 2022. Y si de poesía se habla, ¿cómo no mencionar los hermosos versos que publicara María Elena Walsh en 1976? (“Tener agallas como vos tuviste, hermana (…). Agallas para hacer de nuevo el mundo”).

Tributos danzados

Doña Perón no es el primer espectáculo de ballet que remite a esta figura tan cautivadora: en 2004, Eleonora Cassano protagonizó en el teatro Maipo La Duarte, producido por Julio Bocca sobre una idea de Lino Patalano, coreos de Silvia Vladimivsky y música de Sergio Vainikoff. Una obra que circuló varios años por el interior del país.

“Explosivo retrato de Eva ‘Evita’ Perón”, dice una reseña de la presentación en abril pasado de Doña Perón, a cargo del Ballet Hispánico en el City Dancer Festival, que figura en la página de la institución, y añade: “Relato emotivo sobre una de las mujeres más reconocidas y controvertidas de la historia argentina”. La creadora, Annabelle López Ochoa trabajó la narrativa histórica junto con la directora de cine Nancy Meckler. La coreógrafa había llevado a escena previamente Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, dirigiendo el Scottish Ballet. 

La principal intérprete, Dandara Veiga, ha sido elogiada unánimemente por su desempeño, tanto en su condición de bailarina como de actriz dramática. La obra dura 74 minutos, el diseño de producción es de Christopher Ash -muy alabado en lo que respecta a la iluminación que crea salones luminosos, celdas frías, plazas públicas-, mientras que la partitura de Peter Salem ofrece acentos latinos, valses y tangos, interpretada en vivo por cinco músicos, no faltando un bandoneonista. En el rol de Juan Perón, Chris Bloom cosecha menos halagos. Para Siobha Burke, de The New York Times, Evita es representada en el comienzo como una santa en vestido blanco de falda flotante interminable, sobre un pedestal, como si estuviese a punto de elevarse, siendo rescatada por los bailarines de torso desnudo, que serían los “descamisados”. El desarrollo de los diez episodios de Doña Perón confronta a la niña con la adulta joven. Aunque se señala que las referencias a la enfermedad recurren a énfasis melodramáticos, se elogia el emocionante final donde Evita arroja sus elegantes zapatos y su collar de piedras preciosas.

MS

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