Raíces Entrevista

Georgina Hassan y la buena estrella de la música latinoamericana

Nació en Buenos Aires, la ciudad del tango, pero la música de Georgina Hassan se nutre de los sonidos de toda Latinoamérica. Esta cantautora de sonrisa franca y voz cristalina lleva décadas sobre los escenarios, tendiendo puentes con músicos de otras latitudes. Su quinto disco, Las formas de la noche, es una muestra más de ello. Agrupa 14 canciones acuñadas en la calma nocturna de su estudio, a las que luego desplegó en una variedad de ritmos con la complicidad de un puñado de invitados especiales.

El trabajo, que contó con la dirección musical de Pablo Fraguela, se podrá apreciar en vivo el próximo 14 de abril en el Teatro Margarita Xirgu. Sobre el disco, el show y su recorrido musical va esta charla con elDiarioAR.

-En tu música son muy importantes los lazos con otros países de Latinoamérica. ¿Cómo se dio eso?

-Podría registrar el momento de mayor conexión con la música latinoamericana en un viaje que hice a mis 16 años a Cuba. No quise hacer mi fiesta de 15 y le dije a mi papá: 'me quiero ir a Cuba'. Fui con una brigada de trabajo voluntario sudamericana a juntar naranjas en el campo y además hacíamos un montón de visitas a centros médicos, etc. Había gente de Uruguay, Chile, Paraguay, de muchos lugares de Latinoamérica, sobre todo de Sudamérica, y a la noche se armaban guitarreadas y aparecían los folklores de cada lugar. Y, si bien yo había escuchado mucha música latinoamericana en mi casa por mi papá, que es músico (Alberto Hassan, integrante de Opus Cuatro), esa vivencia me marcó mucho. Ahí me enamoré de la música latinoamericana. Y después, cuando hice mi segunda carrera -primero estudié en la escuela Juan Pedro Esnaola y me recibí de maestra de música a mis 17 años- en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. En una materia que era música latinoamericana con (Héctor) 'Toro' Stafforini, él nos iba poniendo música de diferentes lugares. Y ahí conocí la música venezolana y me enamoré del sonido del cuatro. Me fui, creo que al día siguiente, a una casa de música y me compré un cuatro. Y ahí ya un poco adopto ese instrumento. En ese momento, donde no había YouTube, no había nada, te pasaban casetes y vos sacabas ritmos por grabaciones caseras. Después de ese proceso y de haber integrado grupos de música latinoamericana, me surgió empezar a componer mis propias canciones y todo eso se fue mixturando mucho. Obviamente después, a medida que fui conociendo varios de esos países -no conocí todos, por ejemplo, no conocí Venezuela todavía-, también me dejaron toda esa sonoridad. Ese es un poco el camino. Y conocer a varios músicos. Tener, por ejemplo, relación con Marta Gómez, que es una gran compositora de Colombia y es muy amiga. Esa cotidianeidad con músicos de otros países latinoamericanos también hace que siga teniendo una conexión muy fuerte.

-¿Siempre supiste que ibas a ser música?

-En el fondo sí. En realidad, era lo que hacía todo el tiempo. Cantaba todo el día. Siempre canté mucho. Y cuando me preguntaban de chiquita qué iba a ser, decía que iba a ser maestra y cantante. Estaba la música en mi vida pero no sabía si me iba a dedicar a la música. Tenía esa cosa de 'no sé si soy suficientemente buena', esas inseguridades. Y un poco se fue dando. Empecé a estudiar musicoterapia, pensando que por ahí iba a hacer algo con la música pero no dedicarme a subir a un escenario. Pero, de pronto, cada vez más, empecé a conformar grupos. A mis 19, 20 años empecé con un grupo que éramos compañeros de la escuela de Avellaneda y ahí ya empezamos a subir a los escenarios. Y un poco se fue haciendo más natural esto de presentarse. Después hubo toda una etapa mía muy nómade y mi medio de vida era tocar para seguir viajando. Y ahí como que naturalmente se hizo más fuerte cada vez más mi proyecto solista y en el 2004 ya grabé mi primer disco (Primera Luna).

-¿Y cuáles dirías que son tus referentes?

-Uy, son muchos. Las cantoras argentinas. Por supuesto que Mercedes (Sosa). Me crié escuchándola. Y mucha música latinoamericana. Trova cubana, Silvio Rodriguez, Pablo Milanés. Mucho folklore de acá. El Cuchi Leguizamón. Cecilia Todd. También un poco del rock, aunque eso siento que no está mucho en mi música. No estuvo en mi casa y siempre fue algo que fue pasando más por amigos. O sea, escuchar Fito (Páez), Charly (García). Está ahí pero siento que nunca fue hacia mi música, como tampoco siento que tenga influencia del tango. Si bien me parece una música preciosa, siento que más allá de que nací acá, en Buenos Aires, no soy tan urbana. Siempre estoy muy ligada a la naturaleza. Tal vez porque mi mamá y mi papá son de la provincia, de Rojas y de Tandil, y de alguna manera siento que ese paisaje interno es más parecido a esos lugares. Después, por supuesto, Violeta Parra. Pero la verdad es que no es que tuve un fanatismo. Sí en una época mucho con la trova cubana. Pero después siempre fui muy buscadora. Era de no parar de grabarme casetes, escuchar. Siempre me gustó mucho lo que es el folklore, no solamente de Latinoamérica, sino también del mundo: música gallega, música africana, música árabe. Siempre me pareció muy rico todo eso y me dieron ganas de conocer esas músicas porque siento que es lo más cercano a cómo vive la gente. 

-Tus canciones siempre son como luminosas, optimistas, transmitís una energía positiva. ¿Eso es buscado? ¿Vos sos así?

-No, no creo que sea tan así. Me parece que este disco, especialmente, no es así. Es un disco escrito de noche, en mi estudio. Cuando todos en casa ya dormían, me encerraba ahí. En este disco, por ejemplo, hay una canción que se llama “La costurera”, que tiene algo mucho más misterioso, que siento que no es tan luminosa. Sí me parece que ha habido discos, por ejemplo, mi segundo disco, Como respirar, que es un disco recontra luminoso. De hecho, en la tapa, estoy saltando en una cama elástica con un cielo azul brillante. Después en los siguientes, si bien está esa luz, también aparecen a veces canciones que indagan un poco más en las sombras. Me parece interesante también que pueda aparecer eso, si bien siempre me han dicho que mi voz es muy dulce, que tiene una cosa de la claridad, eso está en la voz, es algo tímbrico. Es misterioso lo que una voz te produce. Pero no es una búsqueda per se. No es que dije: voy a ser toda luminosa. Me gusta dejar que se filtre también cierta oscuridad. 

-Contabas antes que te encerrabas en tu estudio. ¿Cómo nació el material de este disco?

-Empecé a componer antes de la pandemia. Hice un taller de composición de canciones con Edgardo Cardozo, que es un gran músico, gran maestro, y fue muy lindo porque además lo compartimos con varias colegas amigas, especialmente con Flor Giammarche, Cecilia Gauna, Sofi Álvarez. Y hay algo de estar en un grupo de composición que me potenciaba mucho. Era una vez por semana y para cada semana había que llevar una canción. A veces no encontraba el tiempo. Entonces la noche anterior a tener que llevar una canción me encerraba en el estudio y me quedaba como hasta las cuatro de la mañana escribiendo. Y un poco con esa rutina de obligarse a ese momento fueron saliendo muchas de estas canciones. No son todas de ese momento. Algunas nacieron antes, otras nacieron después, más en la pandemia, pero fue un momento realmente que tiene mucho que ver con el momento de la noche. Por lo menos el comienzo de la canción. Después las canciones se trabajan, las seguís puliendo, seguís pensándolas. 

-Te rodeaste de grandes músicos en este disco.

-Como soy también cantautora y muchas veces hago conciertos sola, siempre cuando compongo hago mis versiones también como solista. Busco la posibilidad de sostener la canción desde una versión lo más mínima posible, que puede ser con el cuatro, con la guitarra, a capella. Pero después lo que fui haciendo es encontrarme con Pablo Fraguela, que es el director musical de este disco y además tocó el piano y el acordeón. Empezamos con él a pensar qué pedían las canciones, empezamos a probarlas en vivo. Estábamos tocando con Pablo y con Rafael Delgado en violonchelo. Y grabamos los tres juntos un poco tratando de que se mantuviera esa energía. Lo que sucede en vivo siempre es único. Y quisimos llevar al estudio un poquito de esa sensación, de esa experiencia de tocar juntos. Es decir, no grabar segmentadamente, sino juntos. Y después sobre esa base de trío empezamos a decir: 'bueno, a esto estaría bueno sumarle un contrabajo, a esto pongámosle percusión'. Entonces en muchas canciones se sumaron Guido Martínez en contrabajo y Facundo Guevara en percusión. También estuvo Lautaro Matute, que tocó guitarra y otros instrumentos. 

-¿Y qué me podés contar de los invitados?

-Las y los invitados que aparecieron posteriormente con sus voces tuvieron que ver con esto que decía antes: ¿qué pide la canción? En el caso, por ejemplo, de “La costurera”, tenía muchas ganas de cantarla con otra mujer. Es una canción que tiene una impronta medio española. Si bien mi música es bastante latinoamericana, de pronto en este disco se cuelan unas reminiscencias de sonoridades españolas, árabes. Y en esta canción específicamente, que sentía que era muy española, quería que estuviera presente una voz que a mí me llevara un poco a ese lugar. Y convoqué a Magdalena Matthey, que es una cantante chilena que me conmueve muchísimo y sentí que era la persona indicada. Y después tuve un encuentro precioso hace casi un año con Manuel García, que es un cantautor chileno maravilloso, muy exitoso. Con motivo de la visita del presidente (Gabriel) Boric en el Centro Cultural Kirchner, cantamos una canción juntos, una canción de él, preciosa. Pero después de ese encuentro, que podía haber sido un hola y chau, nos quedó un vínculo muy lindo, una amistad muy hermosa, muy profunda. Y un poco mientras escribía esta canción “Espejo azul”, que es una canción de amor, me imaginé su voz. Y fue precioso. Él grabó en Chile, yo grabé acá. Y la verdad es que estoy muy feliz con esa participación de él.

Y hay dos invitadas más. Silvia 'Rusa' Salomone, que es una cantante de Paraná, una divina total, gran amiga. La mayoría de las canciones de este disco son composiciones mías, pero hay tres que las compuse con otras personas. Una de ellas es “Equinoccio”, que la compuse con ella. Ya le había puesto una música a esa letra mía, pero no me convencía. Entonces le digo: 'che, te mando esta letra, fijate'. Y me mandó una música preciosa, que es la que tiene ahora. Disfruto mucho de cantar con ella. Tenemos una conexión muy profunda. Me emociona mucho su voz y ella. Así que, además de componerla juntas, la grabamos juntas. Y luego Liliana Vitale, que la elegí para una canción que sería la más despojada de este disco, que es “Habla el azul”, una canción que escribí a partir de un cuadro y que imaginé con dos voces femeninas: una bien grave y con un color muy diferente al mío. Una voz un poco más oscura, con un poco más de rasposidad. Y era Lili, que además la adoro también. Y Marcelo Moguilevsky también es parte de este disco. Es un mago para mí. Cuando él toca siento que siempre nos despierta. Tiene una magia muy profunda en su discurso musical.

-¿Y el show cómo va a ser?

-No van a poder estar todos, pero casi todos. Van a estar todos los músicos que tocaron, todos los instrumentistas, o sea, el quinteto con el que grabamos más el cuarteto de cuerdas. Porque hay un cuarteto de cuerdas también. Tres de las canciones decidimos que fueran un poco más de cámara. Va a viajar especialmente Magdalena Matthey desde Chile. Va a estar Liliana Vitale, probablemente esté Moguilevsky, y algunas sorpresitas más. Va a ser único este show, porque tener la posibilidad de hacer una presentación con tantos músicos en escena es una preciosura y es difícil hacerlo siempre. Pero para mí era muy importante que la presentación de este disco, que llevó tanto tiempo y en el que participó tanta gente, fuera así, muy parecido a como lo grabamos. Y además en un teatro que suena hermoso, que es hermoso, como el Xirgu. Es una apuesta a que pueda ser un espectáculo bello.

-¿La idea después es salir de gira con el disco?

-Estamos gestionando varias fechas. En Mar del Plata tocamos el 6 de mayo. Voy a estar viajando a Europa en junio y en julio. Ahí voy a hacer una presentación más en formato solista. Y estamos arreglando varias fechas para Córdoba, más para la segunda mitad del año. Pero la idea es tratar de llevarlo a todos los lugares que se pueda. A mí me encanta poder recorrer el país.

-¿Fue difícil para vos como mujer abrirte camino en este medio?

-Creo que recién hace un tiempo mi generación nos vamos dando cuenta de ciertas cosas que estaban muy naturalizadas. Yo nunca sentí algo tan explícito de “no, porque sos mujer”. Pero sí en estas cosas de ser compositora, por ejemplo. Si sos cantante, todo bien, pero ya que escribas tus canciones... La sensación es que siendo mujer siempre tenés que demostrar mucho más que valés. Y tal vez por eso yo no me atrevía a cantar mis canciones. Empecé como intérprete y cantaba canciones de Latinoamérica, pero no me atrevía a cantar mis canciones. Y de a poquito empezaban a salir pero no las cantaba en vivo hasta que, me acuerdo, en un viaje a Portugal dije: 'bueno, total acá nadie me conoce, nadie va a entender nada'. Y canté una canción mía. Y fue muy emocionante porque las personas después se me acercaron mucho a preguntarme por esa canción, que era “Primera Luna”. Y ahí tuve el aviso de que tenía que hacer eso, que tenía que animarme a hacerlo también en mi país, en mi lugar, en mi entorno. Pero he tenido realmente suerte, he tenido un camino con buena estrella. Siempre me he sentido muy cuidada, muy bien recibida, muy querida. Siempre me han nutrido mucho los viajes, los encuentros.

-¿Qué sueño te queda por cumplir?

-Me gustaría poder llevar mi música a muchos lugares, muchos países que no conozco todavía. Por ejemplo, a México nunca fui a cantar. Hace años conocí y es un país que me encanta. Siempre se me van cumpliendo sueños, por ejemplo esto de cantar con personas que admiro. Creo que esos son sueños que están ahí, esperando, pero que tampoco me desvelan. Me gusta que se vayan dando de a poco. Y después poder seguir acompañando la vida de las personas con la música, porque ese es el regalo más grande que podés recibir como compositora, como intérprete. Que alguien te diga: 'ay, tu canción me acompañó en tal momento difícil'. O: 'tu canción estuvo presente cuando nació mi hijo o mi hija'. Eso es un regalo y algo que te da mucha fuerza para seguir en momentos en los que dudás o estás cansada. Son cosas que te vuelven a dar energía.

“Raíces” fue un programa radial dedicado a la música de raíz de Argentina y Latinoamérica que la periodista entrerriana Blanca Rébori condujo durante más de 30 años en diferentes emisoras. Titulamos esta columna con ese nombre en homenaje a su labor.

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