Ca7riel y Paco Amoroso, el dúo explosivo de trap, está a punto de hacer algo inesperado en un festival como el Lollapalooza, una escucha adelanto de su nuevo disco “Baño María” que saldrá en abril.
Una voz en off dice: “Hola somos Ca7riel y Paco Amoroso. Quizás se pensaban que íbamos a dar un show, pero lo único que nos interesaba era armar una fiestita desde el jacuzzi para que juntos escuchemos el disco Baño María. Que lo disfruten hijos de puta”.
Los dos están de espaldas a la gente con unas batas negras que llevan su nombre como los boxeadores. En el centro del escenario un jacuzzi. A los costados la tarima de la Dj Anita B Queen y del otro lado una barra de tragos.
Lo que viene es una performance que podría formar parte de una puesta en el Museo de Arte Moderno, una fiesta de trasnoche como la Bresh, un capricho de estrellas de rock, o una perfecta acción de marketing del lanzamiento de su esperado primer disco. Todo se mezcla con originalidad y humor.
Cuando surgieron como dúo en 2018 hackearon la escena urbana con ese laboratorio musical, donde cruzaron influencias musicales, inventaron un lenguaje y una estética propia en canciones como “Piola”, “A mí no” y “Jala jala”.
A la manera de lo que hicieron en el rap los Illya Kuryaki and the Valderramas en los noventa, las personalidades artísticas de Ca7riel y Paco Amoroso, amigos desde la adolescencia, crearon adentro del trap y la industria, un universo deliberadamente deforme, lisérgico y experimental, que utiliza un diccionario de palabras propias, y que en el fondo trafica toda la cultura pop que consumieron de chicos.
El salto a la popularidad lo dieron en 2019 con “Ouke”, conocido como “Fumando flores con Lamothe”, en cuyo video participa el actor de El estudiante. En noviembre de ese año el dúo tuvo una participación consagratoria en el Teatro Colón cantando una versión de “Crimen” en el homenaje a Gustavo Cerati. Después ratificaron todo lo conseguido con su arribo al templo del rock Obras en diciembre. Luego llegó el distanciamiento. En 2021, ambos sacaron discos solistas y se reencontraron al siguiente año para hacer otro estadio Obras al aire libre. Cato, como le dicen sus seguidores, se dedicó en el último tiempo a su proyecto musical Barro, y la dupla entró en un impasse.
Su gran regreso a los escenarios, fue en el primer día del Lollapalooza en el Alternativa Stage, pero no para tocar en vivo.
La expectativa se percibe en el aire. Ca7riel y Paco están adentro de ese gran jacuzzi ubicado en el centro del escenario. Al principio cuando la DJ empieza a poner tema tras tema, hay cierto desconcierto. ¿Cuando tocan?, le dice una chica a su amiga. Unos pocos se retiran. El grueso del público, que son miles, se quedan observando por las pantallas como los dos artistas disfrutan adentro del jacuzzi, juegan con la espuma, hacen playback mirando a cámara como si estuvieran filmando un video en vivo, toman champagne y comen de un barquito de sushi, montado sobre un lagarto inflable de juguete.
Los rodea una fiesta con invitados, que están entregados al éxtasis del baile y se mueven libres sobre el escenario con cada nuevo track que dispara Anita B Queen, desde su mixer. De a poco, la fiesta se contagia abajo del escenario. “Baño María”, el primer disco de la dupla que el público está escuchando por primera vez, parece concebido con el pulso electrónico, oscuro y afiebrado de una noche en un club londinense, pero que fiel al estilo de la dupla se va corriendo estéticamente hacia extremos más bizarros, como ambietanción sonora de una pool party en Miami.
Es un disco orientado a la pista de baile, que combina perfectamente el tecno, la música jungle, el UK funk con fuertes influencias del house, el broken beat y el sonido afro. También están esas líneas de bajo saturadas que pegan en el pecho y se mezclan con el beat del funk carioca y el dembow que trepa por arriba de los 110bpm y mueven automáticamente todo el cuerpo. El dúo tiene un flow muy personal y exagerado por los filtros y efectos en sus voces, que se puede matizar con la dulzura de las cadencias del R&B, o ponerse festivo con el electropop más celebratorio en sintonía con la música de Miranda.
Una voz deformada y oscura, repite en loop la frase, “Puede la que puede, puede la que puede, puede la que puede”, que cabalga sobre la marcha de un beat en crudo. Es el comienzo del que será el tema adelanto que el dúo dio a conocer por sus redes. “No me cierra una motosierra”, rapea enajenado Ca7riel, para después completar: “si digo verdades me van a limpiar como a
Natacha Jaitt“;. El verso que menciona a la modelo que murió en 2019 por una sobredosis, generó la respuesta de su hermano Ulises en las redes, que prometió iniciarles acciones legales. La previa del tema ya tuvo su efecto. En vivo, la canción, fue una de las más aplaudidas.
Las nuevas letras de la dupla juegan con el hedonismo, ironizando con inteligencia sobre los lugares comunes del género urbano: la exaltación de los cuerpos de las mujeres, las fiestas, la fauna de la noche, los hombres engañados, las drogas, los vínculos adictivos y tóxicos. Mientras la música suena, Ca7riel y Paco reciben en el jacuzzi a una chica en bikini que hace un baile sensual, o un cura que los bendice, se acerca y les pone una ostia en la boca a cada uno.
La performance, que desafía al público y rompe con las convenciones de un festival como el Lollapalooza, es la excusa perfecta para quebrar con la dinámica obsesiva del algoritmo. Lo que el dúo consigue es que chicos que tienen entre quince y veinte años, retomen el ritual de escuchar de corrido un disco entero. En una época de escucha tan fragmentada como la que dicta la industria y las plataformas digitales, la propuesta de Ca7triel y Paco Amoroso, crea su propio paradigma en medio de un festival.
Los invitados de la fiesta ya se retiran. Ca7riel y Paco Amoroso se quedan adentro del jacuzzi para el último tema. Luego se levantan, saludan y se van. El público pide una más. Las luces se apagan y un grupo de obreros suben a desmontar toda la escenografía, que remite a esos jacuzzis de los hoteles transitorios de las películas de Porcel y Olmedo.
“Estuvo genial. Nos encantó la puesta en escena. Fue muy divertido”, dice Mariana de 18.
Su amiga Brenda de 20, respalda: “Fue una idea muy original”.
“Para mí fue una locura. Me sorprendieron una vez más. Esta es la segunda vez que los veo”, dice Manuel de 18, que está junto a su amiga Josefina. “Lo acompañé y me encantó. No me lo esperaba para nada”, dice.
“Sabía que iban a presentar el disco, pero no que iba a ser una fiesta. A mí me gustó la experiencia porque sentí que estaba ahí con ellos”, dice Guille de 16 años.
“No se ve, pero yo estoy con un pato inflable que tiraron desde el escenario y me lo llevo de recuerdo”, dice Luigi de 15.
Nikki, de 14 años, la más chica de ese grupo de tres amigos, todavía sigue sorprendida.
-¿Sos de escuchar un disco entero?.
-No, suelo escuchar siempre en aleatorio, y me gustó la experiencia.
Ca7riel y Paco Amoroso, crearon su mejor performance en el Lollapalooza, la que será por mucho tiempo una de las más recordadas, sin tocar ni una sola nota en vivo.