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Salud
No solo cúrcuma: cinco infusiones antiinflamatorias y antioxidantes que tomar tras las comidas

Infusión.

Héctor García Alonso

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En la actualidad, una de las principales preocupaciones de la sociedad es la salud personal, así como el estado físico y mental. Sentirse bien y a gusto con uno mismo es esencial. Por ello, hay que cuidar ciertos factores y evitar elementos que podrían ser perjudiciales para la salud.

De esta manera, se recomienda comúnmente hacer tres comidas al día –divididas entre desayuno, almuerzo y cena–. Sin embargo, conjugar esta necesidad con las tareas del día a día no siempre es sencillo, haciendo que, en muchas ocasiones, comamos con apuro, lo que puede ser malo para el organismo.

Tras cada comida, una sencilla manera de reducir la sensación de pesadez y sentirse más cómodos para afrontar el resto de la jornada es tomar una infusión con el postre. Estas fueron ganando presencia en nuestra alimentación al popularizarse sus beneficios para el organismo.

Una de las preparaciones de este tipo más consumidas por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias es el té de cúrcuma. Sin embargo, existen muchas más alternativas que te permitirán disfrutar de todos los beneficios de las infusiones sin necesidad de recurrir siempre al mismo ingrediente.

Si bien la cúrcuma es muy conocida por sus capacidades antiinflamatorias y antioxidantes, existen otras infusiones con sabores y colores diferentes con las que poder obtener los mismos beneficios.

Té verde

Una de las más destacadas, sobre todo por su alto contenido en catequinas (un antioxidante natural), es el té verde. Este compuesto protege las células de la oxidación neutralizando los radicales libres en el cuerpo. Esto es beneficioso para ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas como cáncer o problemas cardíacos.

El té verde contribuye también a la reducción de los niveles de colesterol LDL –denominado popularmente como colesterol malo– y promueve la relajación y la conciliación del sueño gracias a su contenido en L-teanina.

Té de jengibre

Uno de los alimentos más destacados por sus propiedades curativas es el jengibre, un tipo de raíz con grandes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Su preparación es posible tanto con jengibre fresco como en polvo, y suele acompañarse de un endulzante como la miel.

El jengibre es uno de los alimentos más completos y tiene múltiples beneficios útiles para el organismo. De esta manera, este tipo de té contribuye a mejorar la digestión y aliviar problemas estomacales, ayuda a combatir infecciones, alivia el dolor y picor de garganta y su consumo es ideal después de comidas.

Té de hibisco

Otra gran opción es el té de hibisco, el cual ayuda a reducir la presión arterial, combatir el estrés y a reducir la inflamación del cuerpo. Así, esta bebida es rica en vitamina C, por lo que consumirla contribuirá a fortalecer el sistema inmunológico.

De esta manera, la infusión o té de hibisco puede disfrutarse tanto caliente como fría, aunque no es recomendable su consumo excesivo ya que su alto efecto diurético puede conllevar a problemas como pérdida de presión arterial.

Té matcha

Uno de los tés más famosos en la actualidad es el té matcha, una preparación similar en beneficios al té verde, pero que destaca por su mayor concentración de antioxidantes, debido a su alto grado en EGCG, un tipo de catequina en estudio por su relación con la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, inflamatorias y neurológicas.

Así, esta preparación sirve como apoyo metabólico, contribuyendo a la quema de calorías y facilitando bajar de peso. Sin embargo, no debe ser consumida en exceso ya que también tiene un alto contenido en cafeína, por lo que podría provocar problemas de sueño.

Té blanco

Por último, el té blanco es otra gran opción por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, ya que contribuye a proteger las células y a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel.

La preparación suele ser comparada con el té verde y el té negro por sus propiedades antioxidantes. Respecto al primero, el té blanco cuenta con una menor concentración de antioxidantes naturales que el té verde, aunque la variación es mínima, por lo que ambos pueden consumirse con este fin.

No obstante, el té negro sufre un proceso de fermentación en el que pierde gran parte de sus propiedades antioxidantes naturales, por lo que tiene otros beneficios.

HGA/CRM

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