La emoción del año
No les demos lugar a los zurdos de mierda que nos vengan a decir que tener ganancias extraordinarias está mal. Ellos, que se basan en la envidia, el odio y el resentimiento, van a hinchar las pelotas con el Coeficiente de Gini, la desigualdad
Si Forbes, Newsweek o Revista Noticias eligieran algo así como “la emoción del año”, en 2024 deberían coronar el resentimiento. La acusación de “resentidos” emitida por la derecha hacia la izquierda es histórica: pueden buscar en YouTube el video en el que Margaret Thatcher, heroína del presidente, acusa a sus opositores de no desear que la gente pobre esté mejor, sino de achicar la brecha igualando para abajo.
Con mala intención, Thatcher señalaba, así y todo, un debate razonable; la pregunta sobre qué es más importante, si la pobreza extrema o la desigualdad (y de si algunas izquierdas no enfatizan demasiado la importancia de que los ricos sean muy ricos, olvidándose de que lo auténticamente grave es que los pobres sean más pobres) es una cuestión válida.
Sin embargo, en los últimos años, el devenir antielitista de las derechas ha complicado un poco las cosas. Dirigentes como Milei y Trump siguen hablando de los izquierdistas resentidos. Pero, al mismo tiempo, agitan cada vez más el fantasma no ya de los pobres o, en el caso de Milei, de los inmigrantes (muy rara vez habla mal de la migración, y creo que no le conozco, aunque quizás me equivoco, ninguna declaración racista o anti pobres abierta), sino el de las élites progresistas.
Pueden denigrar a los resentidos de manera abstracta, pero el resentimiento contra la casta (los que viven mejor que vos y no se lo merecen) es una de sus mejores armas. Y a la vez, mucha retórica progresista incurre, también, en un desprecio de los resentidos (los libertarios son incogibles, perdedores, odian a las mujeres porque no pueden tenerlas).
Reconozco, con cierta admiración, que Milei ha ganado todas las guerras en la política del resentimiento: puede hacer sentir a sus fieles que ellos son ganadores, y por eso desprecian el resentimiento de los perdedores, al tiempo que motoriza la potencia del resentimiento que los sectores bajos y medios bajos sienten contra la clase media salvada. Una alquimia dificilísima, e impecable.
TT
0