El proyecto más opaco de Elon Musk avanza a toda velocidad mientras los vecinos se preguntan qué pasa a su alrededor

Elon Musk proyecta cada idea con una escala que roza lo desmesurado. Su trayectoria empresarial se define por el empeño de convertir cualquier reto en un acontecimiento industrial de primer orden. Desde los autos eléctricos hasta las redes de satélites, cada iniciativa busca situarlo por encima de sus competidores y sostener su imagen de pionero.
Esa obsesión por llegar antes que los demás también guía su ofensiva en el terreno de la inteligencia artificial. El magnate apuesta por infraestructuras gigantescas capaces de acelerar sus avances tecnológicos. Esa visión es la que ha impulsado la construcción de un complejo informático descomunal en Memphis, germen de su proyecto de IA más ambicioso hasta ahora.
El nuevo complejo de Memphis eleva la apuesta de Musk por la inteligencia artificial más potente del planeta
Según publicó The Wall Street Journal, Musk está a punto de terminar la construcción de un nuevo centro de datos en Tennessee. Este complejo, llamado Colossus 2, complementará al primero, que ya funciona a pleno rendimiento en la misma zona. Ambos pertenecen a su empresa xAI, y el objetivo es claro: crear una infraestructura de cómputo capaz de sostener los modelos de inteligencia artificial más potentes del mundo.
El segundo edificio albergará más de medio millón de chips Nvidia, una cifra que, de acuerdo con las fuentes consultadas por el periódico estadounidense, implica una inversión superior a los 18.000 millones de dólares.
El plan de expansión avanza con rapidez. xAI ya levantó el primer Colossus en solo cuatro meses, impulsado con generadores de gas metano portátiles que permitieron sortear trámites y abrir antes de tiempo. Para alimentar el nuevo centro, Musk ha adquirido una antigua planta energética en Misisipi y ha iniciado obras destinadas a generar más de un gigavatio de electricidad, suficiente para suministrar energía a unas 800.000 viviendas. A pesar del gasto colosal, el empresario confía en que la velocidad y la escala lo sitúen en la vanguardia de la inteligencia artificial comercial.
Los habitantes del sur de Memphis ven cómo el progreso tecnológico agrava sus problemas de salud y de suministro
Bill Dunavant III, miembro de la Cámara de Comercio de Memphis, explicó al Wall Street Journal que xAI se ha convertido en apenas un año en el segundo mayor contribuyente del condado, solo por detrás de FedEx. La cifra impresiona, pero la alegría institucional contrasta con la preocupación de los vecinos del sur de la ciudad.
Organizaciones como el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) denuncian que el área padece cortes eléctricos frecuentes, tarifas elevadas y una contaminación creciente vinculada a las turbinas de gas instaladas junto al complejo.
KeShaun Pearson, director del grupo Memphis Community Against Pollution, afirmó al NRDC que “piensan que esta zona es un lugar de sacrificio y que la gente aquí no importa”. Sus declaraciones reflejan un sentimiento extendido entre los residentes, que asocian la llegada de Musk con la intensificación de problemas ambientales ya existentes.
Las autoridades locales respondieron en junio que las pruebas de calidad del aire muestran niveles de contaminantes “demasiado bajos para detectarse o muy por debajo de los límites de seguridad”, pero los vecinos siguen muy pendientes y preocupados ante los efectos de las nuevas infraestructuras.
La carrera por la velocidad se ha convertido en la seña más visible de su manera de trabajar
La estrategia energética de xAI se ha caracterizado por su pragmatismo extremo. Mientras espera los permisos para operar con mayor estabilidad, Musk mantiene en funcionamiento turbinas temporales que emiten óxidos de nitrógeno y otros gases. En Misisipi, siete de esas unidades trabajan actualmente bajo autorización provisional, y el propio Departamento de Medio Ambiente estatal ha pedido a la empresa que reduzca las emisiones tanto como sea posible. Paralelamente, xAI ha solicitado un permiso para instalar de forma permanente 41 turbinas capaces de generar más de un gigavatio de potencia.
El despliegue económico y técnico ha atraído una gran atención mundial. En declaraciones al podcast BG2, el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, dijo sobre Musk que “solo hay una persona en el mundo que podría lograr algo así”. La frase se refería a la puesta en marcha del primer Colossus, que empezó a entrenar el chatbot Grok con decenas de miles de chips tras apenas 122 días de trabajo. Ese ritmo se ha convertido en una marca de identidad para Musk, que considera la velocidad un elemento esencial de la carrera entre grandes empresas de inteligencia artificial.
Los proyectos de Musk también han generado tensiones dentro de su propia estructura. Según The Wall Street Journal, varios directivos abandonaron xAI por desacuerdos sobre la gestión y la viabilidad financiera de la compañía. Pese a ello, el magnate sigue recaudando fondos.
Este año consiguió 10.000 millones de dólares mediante deuda y acciones, y busca nuevos acuerdos para arrendar chips por valor de otros 12.000 millones. Incluso Tesla, su compañía de vehículos eléctricos, votará en noviembre si participa en la financiación de xAI.
Las tensiones internas y el impacto social no frenan los planes del empresario en Tennessee
El impacto en Memphis es visible. El ayuntamiento ha decidido destinar una cuarta parte de los impuestos recaudados a proyectos sociales en los barrios más próximos a los centros de datos. Mientras tanto, los equipos de Musk trabajan para incorporar una planta de tratamiento de aguas que permitirá reciclar el agua utilizada en los sistemas de refrigeración. Con todo, las críticas de los activistas persisten, convencidos de que la expansión tecnológica se impone sobre la calidad del aire y la salud de los residentes.
La magnitud del proyecto encaja con el modo de actuar de Musk. Desde los cohetes hasta los chips, su ambición se traduce en construcciones descomunales y decisiones aceleradas. En Memphis, esa fórmula vuelve a repetirse: inversión millonaria, innovación extrema y una comunidad que observa con cautela cómo su ciudad se convierte en el epicentro de una carrera tecnológica que apenas ha comenzado.
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