La caída del Gobierno francés tras la cuestión de confianza no superada este lunes vuelve a sumir a Francia en un periodo de incertidumbre política. Desde las elecciones legislativas anticipadas de 2024, la fragmentación de la Asamblea Nacional en tres bloques y la ausencia de acuerdos entre ellos ha provocado la caída de dos primeros ministros nombrados por Emmanuel Macron (Michel Barnier y François Bayrou), forzados a dimitir tras perder sendas votaciones parlamentarias relacionadas con los presupuestos (una moción de censura en el caso de Barnier y la cuestión de confianza en el de Bayrou).
¿Cuál es el siguiente paso tras caer Bayrou?
El nombramiento del primer ministro es una prerrogativa exclusiva del presidente, así que corresponderá a Emmanuel Macron elegir y nombrar al sucesor de François Bayrou, que seguirá en funciones hasta entonces. La Constitución francesa de 1958 no establece límites sobre a quién puede designar para el puesto ni el plazo del que dispone para hacerlo. Tradicionalmente, el primer ministro siempre ha sido una figura de la mayoría parlamentaria en la Asamblea. Por una razón práctica: la cámara tiene la capacidad de forzar su dimisión mediante una moción de censura, si esta recibe el voto afirmativo de una mayoría absoluta de los diputados.
Pero, en la situación actual de falta de mayorías, la ecuación es más compleja. Después de las elecciones de 2024, la fragmentación hace que los tres principales bloques (centro, izquierda y extrema derecha) se hayan quedado lejos de una mayoría clara (los tres oscilan entre 140 y 190 escaños, de 577) y basta con que dos de ellos voten a favor de una censura para hacer caer al Ejecutivo.
El Elíseo ha dicho que Macron nombrará al sucesor de Bayrou “en los próximos días”. En caso de no encontrar un primer ministro capaz de desbloquear la situación, el presidente francés podría decidir la convocatoria de nuevas elecciones legislativas.
¿Cuál podría ser la orientación del próximo Gobierno de Francia?
Según publican varios medios franceses, Macron reunió esta semana en el Elíseo a Édouard Philippe (Horizontes), Gabriel Attal (Renacimiento) y al propio François Bayrou (MoDem), líderes de los tres partidos del bloque centrista, para reclamar una negociación con los socialistas. Los líderes del PS, que han repetido su voluntad de gobernar, presentaron la semana pasada un plan presupuestario alternativo, que podría servir de punto de partida para una negociación con los macronistas.
Pero las diferencias entre ambos bloques son profundas. “El desacuerdo sobre la fiscalidad es importante entre el PS y los partidos centristas. Los socialistas no quieren una reducción del gasto público tan drástica como la que desean los macronistas; además, los socialistas quieren aumentar los impuestos, especialmente a los más ricos, para refinanciar el Estado”, dice a elDiario.es Olivier Rouquan, politólogo e investigador asociado del Centro de Estudios e Investigaciones en Ciencias Administrativas y Políticas (CERSA).
Los cálculos electorales, sobre la hipótesis de legislativas anticipadas y respecto a las municipales de 2026, serán un factor importante en la negociación.
¿Quién decidirá la composición del próximo Gobierno?
En cuanto a la composición del próximo Ejecutivo, el presidente de la República nombra a los ministros, pero lo hace a propuesta del jefe de Gobierno. Una vez elegido el próximo primer ministro será él o ella quien, en teoría, decida la composición de su gabinete. En la práctica, es necesaria negociación entre presidente y primer ministro, especialmente en las carteras relacionadas con la política exterior y la defensa, ya que existen precedentes de jefes de Estado que se negaron a nombrar a la primera opción propuesta.
En el caso concreto de los dos últimos Gobiernos, Macron ha conseguido imponer un buen número de fieles también en otras posiciones (Justicia, Finanzas, Transición Energética...). Ahí radica otro posible obstáculo para un pacto entre el PS y el presidente. “Por el momento, el líder socialista [Olivier Faure] ha mencionado que quiere un gobierno de izquierdas, y no una apertura hacia el centro, lo que supondría un apoyo centrista sin participación... No parecen darse las condiciones para el funcionamiento de un gobierno de este tipo, que seguiría siendo minoritario, sobre todo teniendo en cuenta que la derecha republicana pasaría a la oposición”, afirma Olivier Rouquan.
¿Qué dicen el resto de partidos de la oposición?
La líder ultraderechista Marine Le Pen sostiene que cualquier gobierno que aumente los impuestos, de cualquier tipo, y no aborde los cuatro puntos centrales de su programa económico (inmigración, gasto público, fraude y contribución a la Unión Europea) está condenado al fracaso. Tanto Le Pen como Jordan Bardella reclaman la celebración de nuevas elecciones legislativas, comicios en los que las encuestas dan a su partido como favorito. Ambos comienzan a evocar la dimisión de Emmanuel Macron, en caso de negarse a una nueva convocatoria electoral.
“Si los 18 meses que nos separan de las próximas elecciones presidenciales [en 2027] se dedicaran a continuar con estos juegos políticos y a la procrastinación, sería una locura y una deshonra”, ha dicho Marine Le Pen, que será juzgada en apelación el próximo febrero en el caso de malversación de fondos que le ha valido una inhabilitación para presentarse a las elecciones.
El líder de la formación de izquierdas Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, considera que unas nuevas legislativas “no llevarán a ninguna parte”. Mélenchon considera que, en el clima actual, la dimisión de Macron y la convocatoria de un nuevo ciclo de elecciones que comience con la presidencial es la única salida. En caso contrario, Mélenchon –que ha anunciado que su partido iniciará un proceso de destitución contra Macron– pronostica una fuerte movilización social. “Hay algo de 1788 en lo que estamos viviendo hoy. Los privilegiados se negaban a rascarse el bolsillo, al pueblo se le dijo que se las arreglara solo. Y eso es lo que hizo, con la Revolución”.
¿Podría entonces haber elecciones anticipadas?
Emmanuel Macron reafirmó el 29 de agosto que tiene la intención de “ejercer hasta el final el mandato que le han confiado los franceses”. Es decir, que no contempla dimitir. “La democracia consiste en que la gente vote por un mandato determinado por mucho que les pese a aquellos que han sido derrotados en varias ocasiones en esas mismas elecciones”.
En cuanto a unas nuevas legislativas, su convocatoria es también prerrogativa exclusiva del presidente, en este caso un poder que recuperó a principios del pasado mes de julio, al cumplirse un año después de la anterior disolución de 2024. Pero, de momento, Macron se ha negado a, dice, “hacer política-ficción” sobre la posibilidad de una nueva disolución y parece querer buscar un sustituto a Bayrou.
Previamente había declarado que no tiene intención de convocar nuevas legislativas antes del final de su mandato, pero la caída de un nuevo gobierno podría obligarle a buscar una salida en las urnas, aunque unas nuevas elecciones no aseguran un reparto de fuerzas distinto.
¿Qué pasa si el bloqueo en la Asamblea no permite aprobar los presupuestos?
Aunque en Francia es extremadamente raro que el año se cierre sin presupuestos (el proceso de tramitación está muy codificado precisamente para evitarlo), el actual podría prolongarse en 2026. De hecho, es probable que deba ser así, ya que deben cumplirse una serie de plazos para que pueda ser publicado el 1 de enero, como marca la Constitución, y parece difícil que un nuevo Ejecutivo pueda hacerlo.
Esto ya ocurrió a finales de 2024 y principios de 2025: el presupuesto no se promulgó hasta el pasado 14 de febrero, con un mes y medio de retraso. Una ley especial fue votada en diciembre, tras la caída de Michel Barnier. No obstante, los analistas consideran que el bloqueo presupuestario está lastrando la inversión y la recuperación económica.
¿Cuál es la reacción de la opinión pública?
Según un sondeo Elabe publicado hace unos días, ocho de cada diez franceses (el 82%) consideran que la actualidad política reciente ofrece “un espectáculo lamentable protagonizado por una clase política que no está a la altura de las circunstancias”. Solo el 17% considera que en Francia transcurre “la vida normal de una democracia y de un parlamento en los que no hay mayoría absoluta”.
Por otro lado, el anuncio de unos nuevos presupuestos de austeridad, y en particular medidas como la anulación de dos días festivos, han sido muy mal recibidos por la opinión pública. En este contexto, la intersindical al completo ha convocado una jornada de manifestación para el 18 de septiembre. Además, Francia Insumisa y algunos sindicatos sectoriales y locales han decidido sumarse al impulso surgido en las redes sociales de un movimiento de protesta llamado bloquons tout (bloqueemos todo) a partir del miércoles 10 de septiembre.