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Medio Oriente

Europa envía a Israel los perros de ataque convertidos en armas brutales contra civiles: “Había sangre por todo el suelo”

Un soldado israelí con un perro de patrulla por la ciudad palestina de Hebrón en 2019.

Mahmoud Elsobky / Annie Kelly

4 de julio de 2025 07:08 h

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Apenas unos segundos después de que los soldados entraran en la casa de la familia Hashash en el campo de refugiados de Balata, en Cisjordania, comenzó el ataque de los perros. Una mañana de febrero de 2023, mientras los militares llevaban a cabo redadas en su barrio, Amani Hashash recuerda que se metió con sus cuatro hijos en un dormitorio de su casa. Cuando oyó que los militares israelíes entraban en el domicilio, les gritó para avisarles de que estaban en la habitación y que no representaban ninguna amenaza.

La puerta de la habitación se abrió instantes después y un perro grande y sin bozal entró y se abalanzó sobre ellos. Mordió a Ibrahim, de tres años, que dormía en el regazo de la madre. Hashash cuenta que hizo lo que pudo para apartar al animal, que zarandeaba y sacudía al niño mientras gritaba y lo arrastraba fuera de la habitación. “Era el perro más grande que había visto”, cuenta. “No paraba de morder a mi hijo y a apartarlo de mí. Grité y le golpeé, pero seguía tirando de él”. Cuenta que suplicó a los soldados que pararan al animal, pero que estos no pudieron controlarlo.

Cuando finalmente consiguieron llevárselo, Ibrahim estaba inconsciente y sangraba mucho. Los soldados le inyectaron sedantes y llamaron a una ambulancia, que lo trasladó al hospital, donde fue operado de urgencia. “Cuando vi sus heridas me angustié, ya que tenía muchas y eran profundas”, recuerda Hashash. “Los médicos dijeron que estaba en estado crítico. Tenía una herida de seis centímetros y medio y otra de cuatro. Eran tantas las heridas, que el perro no había dejado ninguna parte de la espalda de Ibrahim sin morder”, detalla.

El pequeño necesitó 42 puntos de sutura y 21 inyecciones para tratar una infección contraída por las mordeduras. Las fotografías de las lesiones sufridas en el ataque vistas por The Guardian y la organización Reporteros Árabes para el Periodismo de Investigación (ARIJ, por sus siglas en inglés) muestran numerosas heridas y marcas de mordiscos.

Más de un año después, Hashash afirma que Ibrahim sigue teniendo pesadillas y que sus heridas no han cicatrizado. “Lo hicieron para aterrorizarnos”, afirma. La madre explica que uno de los militares israelíes le dijo que el perro había sido adiestrado para atacar a la primera persona que viera. “Es sólo un niño, no ha hecho nada para merecer algo así”, dice.

Las Fuerzas de Defensa de Israel no han querido hacer comentarios sobre el caso.

Es probable que el perro que atacó a Ibrahim fuera un pastor belga malinois. Hashash identificó esta raza a partir de fotografías de distintas variedades de perros utilizadas por los militares. Esta raza, utilizada originalmente para pastorear ovejas, es ahora muy utilizada por Oketz, la unidad canina de las Fuerzas de Defensa de Israel. Es muy apreciada en el país y muy temida en los territorios palestinos.

Una investigación de Reporteros Árabes para el Periodismo de Investigación y The Guardian ha concluido que también es probable que el animal utilizado fuera enviado a Israel desde Europa, donde entrenadores especializados suministran de forma continua perros al ejército israelí.

Mandos de la unidad Oketz explicaron el año pasado al investigador estadounidense sobre guerra urbana John Spencer, que ha participado con las IDF en múltiples operaciones, que el 99% de los aproximadamente 70 perros militares que compra el ejército cada año proceden de empresas europeas, una cifra que las IDF no negaron cuando se les pidió confirmación.

Oketz insiste en que sólo despliega perros de ataque en operaciones antiterroristas, pero las organizaciones de derechos humanos de Gaza y Cisjordania afirman que el uso de los animales para atacar, aterrorizar y humillar a civiles palestinos ha aumentado desde el comienzo de la guerra en Gaza, lo que ha dejado múltiples heridos y algunas víctimas mortales. La organización Euro Med Human Rights Monitor afirma haber documentado 146 casos de empleo de perros de ataque contra civiles por el ejército israelí desde octubre de 2023, fecha en la que comenzó la actual ofensiva contra Gaza.

Uno de estos casos fue el de un perro de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que atacó a Muhammed Bhar, un joven con síndrome de Down y autismo, en su casa de Shejaiya, en la ciudad de Gaza, en un incidente ocurrido en julio de 2024. Tras el ataque, los soldados de las FDI obligaron a su familia a abandonar la casa, y Bhar se quedó solo y murió desangrado. Otro suceso se ve en un vídeo publicado en junio de 2024, que muestra lo que parece un perro militar israelí atacando e hiriendo a Dawlat Al Tanani, una mujer de 68 años, en su casa del campo de refugiados de Yabalia, en Gaza.

Expertos en bienestar animal han criticado la utilización de perros como armas, y que sean entrenados para atacar a civiles. Han calificado esta táctica de “violación moral”. Al parecer, Oketz somete a los perros que llegan a Israel a un intenso adiestramiento antes de ser desplegados en el terreno para participar en operaciones militares.

Las organizaciones también han expresado su preocupación por el elevado número de perros que mueren en operaciones militares. En enero, informes militares israelíes afirmaron que 42 perros que integraban la unidad han muerto desde el comienzo de la guerra contra Gaza. Recientemente se han eliminado las referencias en Internet al número de perros de Oketz que han muerto.

“No es ético convertir a los perros, que por naturaleza son criaturas sociales, en instrumentos de agresión para utilizarlos en guerras causadas únicamente por humanos”, afirma el doctor Jonathan Balcombe, experto en comportamiento animal. “Los perros no eligen luchar, se les convierte en víctimas en conflictos que no entienden”, explica.

Tahrir Husni estaba embarazada cuando, según su relato, soldados israelíes irrumpieron en su casa de Jan Yunis en 2023 y le echaron encima un perro, que luego la mutiló en un ataque que duró más de 10 minutos. “Era tan grande que era imposible empujarlo o patearlo”, afirma. “Perdí la sensibilidad en la pierna mientras me la mordía. Cuando terminó, me senté en el sofá y entonces pude ver mi sangre y mi carne por todo el suelo”, detalla. Husni cuenta que horas después sufrió un aborto: “Perdí al hijo que había estado esperando durante seis años [...] Tengo la pierna tan desfigurada que no soporto mirarla. No puedo andar, y siempre tengo dolor”, lamenta.

En Cisjordania, la organización palestina de derechos humanos Al-Haq también ha documentado 18 casos de ataques de perros militares contra civiles desde octubre de 2023, incluidos niños.

La ONU afirma que el uso de perros militares contra prisioneros palestinos detenidos por Israel durante toda la guerra constituye una violación de la legislación internacional sobre derechos humanos. Según testimonios de exdetenidos recogidos por la asociación Physicians for Human Rights (Médicos por los derechos humanos), los militares han ordenado a los perros morder y mutilar a los presos y orinar y defecar sobre ellos.

Amnistía Internacional afirma que el uso de perros contra civiles debe reconocerse urgentemente en los instrumentos jurídicos y en las leyes que regulan el uso y la venta de armas convencionales.

Vacíos legales

“Debería contemplarse en los tratados internacionales que regulan el uso [de armas], para impedir que se utilicen vulnerando los derechos humanos”, afirma Patrick Wilcken, experto en cuestiones militares y de seguridad de Amnistía Internacional. “Existe un riesgo claro de que estas exportaciones contribuyan a promover prácticas que vulneran el derecho internacional y los derechos humanos, por lo que las empresas y los Estados deben considerar seriamente si sus actividades están vinculadas a actos ilícitos cometidos por Israel”, concluye.

Richard Falk, exrelator especial de la ONU sobre los Territorios Palestinos, afirma que las empresas europeas deben dejar de exportar perros militares a Israel y añade que seguir haciéndolo las convierte en cómplices de abusos contra los derechos humanos.

“Desde la perspectiva del derecho internacional general, no me cabe la menor duda de que las empresas que exportan estos perros son cómplices, porque saben exactamente qué uso se hace de ellos”, afirma Falk.

La investigación ha revelado que, desde que comenzó la guerra en Gaza, empresas de Alemania y Holanda han enviado una cantidad significativa de perros militares y policiales a Israel.

La Agencia de Sanidad Animal y Vegetal de Reino Unido ha confirmado que, entre febrero de 2022 y diciembre de 2024, el país exportó 294 perros a Israel como mascotas. Sin embargo, no traza su raza o el propósito con el que se enviaron. Otros países que exportan perros a Israel, como Bélgica y la República Checa, también dicen que no tienen detalles sobre qué razas se enviaron o si fueron entrenados como animales militares.

Según la normativa actual de la UE, estos perros no están clasificados como productos estratégicos o regulados para su uso dual ni como armas y, por tanto, no requieren licencias de exportación y los gobiernos no tienen que llevar registros del número de ejemplares exportados ni con qué fines.

Según documentos obtenidos por el think tank Centro Neerlandés de Investigación sobre Empresas Multinacionales (Somo), la Autoridad Holandesa de Seguridad Alimentaria y de los Productos de Consumo (NVWA, por sus siglas en holandés) emitió 110 certificados veterinarios entre octubre de 2023 y febrero de 2025. Se trata de los documentos necesarios para la exportación de perros a Israel por parte de empresas neerlandesas especializadas en canes militares y policiales.

De estos certificados, 100 se concedieron a la empresa Four Winds K9, un centro de adiestramiento de perros policía de la localidad de Geffen. Four Winds K9 y la NVWA han rechazado hacer comentarios sobre la exportación de perros adiestrados a Israel.

La empresa alemana Diensthunde.eu ha confirmado que exportó perros pastores malinois belgas y pastores alemanes a Israel entre 2020 y 2024. La empresa niega que se utilizaran con “fines de protección u ofensivos”, y afirma que solo estaban destinados a la detección de explosivos y estupefacientes, y que la empresa no adiestró ni vendió perros con fines de protección u ofensivos, tal como establece la legislación alemana.

La ARIJ solicitó información a la Comisión Europea sobre las exportaciones de la UE de perros militares a Israel, pero ésta afirma que no dispone de dicha información.

El ejército israelí declaró en un comunicado que “las FDI, incluida la unidad Oketz, emplean todas las herramientas operativas necesarias para hacer frente a las amenazas sobre el terreno, de conformidad con las órdenes vinculantes, la ética operativa y el derecho internacional”. “Las IDF no utilizan perros con fines punitivos ni para dañar a civiles. Todo uso de perros se basa únicamente en una clara necesidad operativa, bajo estrecha supervisión y tras un exhaustivo adiestramiento tanto de los combatientes como de los perros”.

Las FDI afirmaron que conceden “gran importancia al bienestar de los perros operativos —que son parte integrante del aparato de combate— y la unidad sigue operando con esfuerzos constantes para minimizar los daños a todos los componentes de la fuerza, incluidos sus perros”.

Información adicional de Aziza Nofal, Zarifa Hassan y Tom Levitt

Traducción de Emma Reverter.

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