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África, frente a la doble amenaza del ébola y el coronavirus

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Las autoridades de República Democrática del Congo (RDC) y Guinea confirmaron recientemente sendos brotes de ébola, una situación que amenaza con tensar aún más unos sistemas sanitarios que se encuentran ya en situación de fragilidad y golpeados por la pandemia de coronavirus, lo que llevó a la comunidad a movilizarse rápidamente para dar apoyo a las poblaciones locales.

RDC anunció el 7 de febrero la existencia de un nuevo brote -el decimosegundo en el país- en la provincia de Kivu Norte (este), epicentro de uno de los dos que sacudieron el país recientemente y que fue dado por concluido en 2020 tras dejar cerca de 2.300 muertos.

La zona afectada hace frente a una batería de crisis, incluida una de seguridad por la presencia de numerosos grupos armados -algo que ya dificultó la respuesta al anterior brote-, y cuenta además con una gran densidad de población y una relevante tasa de movilidad, por lo que las autoridades han respondido rápidamente para intentar cortar la cadena de contagio.

Hasta la fecha fueron detectados seis casos, con dos fallecidos, según el ministro provincial de Sanidad, Eugene Nzanzu, mientras que se identificaron más de 500 contactos y más de 90 personas fueron ya vacunadas tras el inicio de la campaña el 15 de febrero.

En este sentido, Luis Encinas, experto en ébola en Médicos Sin Fronteras (MSF), apuntó en declaraciones concedidas a Europa Press que, si bien “siempre hay que tener mucho cuidado con un nuevo brote, sobre todo al inicio”, la existencia de vacunas y un “conocimiento” sobre la situación tras el brote de 2020 suponen importantes puntos de apoyo para estructurar la respuesta.

“Ya hubo una respuesta muy rápida de las autoridades locales”, señaló, al tiempo que ha destacado que “se empezó a vacunar”. “MSF está dando apoyo a esta zona”, manifestó Encinas, quien resaltó que “uno de los desafíos, más allá del logístico, es el de aceptación de la enfermedad”.

Así, argumentó que “más allá de los estigmas y del miedo hay que estar juntos, ya que si no se crea un muro y no se puede llevar a cabo esta estrategia”, antes de agregar que las comunidades deben estar en centro de la estrategia y no olvidar que, pese al ébola y el coronavirus, es importante mantener una postura “holística”.

Por su parte, la directora de World Vision en RDC, Anne-Marie Connor, reseñó que la organización “había formado y equipado a líderes religiosos y otros divulgadores sobre cómo ayudar a sus comunidades a contener estos brotes”.

“Desde marzo de 2020 adaptamos nuestros programas para aumentar los procedimientos operativos estándar frente a la COVID-19 y, afortunadamente, la mayoría de las medidas, como el lavado de manos frecuente y el distanciamiento físico, también funcionan para la prevención del ébola”, ha valorado el director de World Vision en el este del país, David Munkley.

RESPUESTA MULTISECTORIAL

En esta línea, Patrick Saah, director de World Vision para Emergencias Humanitarias Sostenidas en RDC, señaló que “abordar retos de salud pública de esta naturaleza requiere una rápida movilización de recursos para poner en marcha respuestas multisectoriales”.

Saah puntualizó que “un nuevo brote de ébola anunciado en Guinea confunde aún más los mecanismos de respuesta internacional”, si bien la directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África, Matshidiso Moeti, resaltó el jueves que se pusieron en marcha actividades para apoyar sendas respuestas.

Guinea, que comunicó el 14 de febrero un brote en N'Zerekore (sureste), anunció ya la prohibición de los mercados y las ceremonias religiosas para intentar contener el brote, que dejó hasta la fecha ocho casos, con tres fallecidos.

El director de la Agencia de Seguridad Pública guineana, Sakoba Keita, aseguró este viernes a tres hipótesis que barajan las autoridades, entre ellas el consumo de animales salvajes, tal y como ha recogido el portal guineano de noticias Guinée News.

“El murciélago está implicado en esto y se consume de forma local. Como en muchas zonas forestales de Guinea, se consume la carne de murciélago, pero por el momento no hay pruebas”, dijo, antes de añadir que entre las hipótesis figura también que se tratara de una persona “curada” o de una persona llegada desde RDC.

En este caso, Encinas recordó que N'Zerekore es la zona en la que se identificaron los primeros casos del brote de 2014, que se extendió hasta 2016 y afectó a Liberia y Sierra Leona, dejando más de 28.000 casos y 11.000 fallecidos.

“Lo que es interesante es que es el mismo patrón. Una enfermera se infecta y durante el funeral se infecta mucha gente, tres de ellos fallecen también”, ha dicho, si bien ha incidido en que la situación no es la misma. “Es importante destacar que no estamos ya en 2014, estamos mucho más avanzados”, recordó.

“Como hemos visto y experimentado en RDC en los brotes que han seguido (al de 2014), se experimentó la vacuna a gran escala, se han puesto en marcha ciertos tratamientos”, ha explicado Encinas, quien ha resaltado que los mismos “tienen un impacto a la hora de reducir la tasa de letalidad”.

“PLANES DE CONTINGENCIA REALES”

Por ello, manifestó que es importante poner en marcha “planes de contingencia reales”, incluido el rastreo de contactos para identificar “lo antes posible” los casos y “romper el círculo de contagio”, así como un plan de vacunación. Está previsto que la campaña de inmunización arranque este lunes.

“Entendemos muy bien ahora lo que está pasando en estos países viviendo lo que está pasando en España con la COVID-19. Hay que seguir escrupulosamente estos factores y estos protocolos”, indicó, antes de reiterar la importancia de “estar lo más cerca” posible de las necesidades de las comunidades.

En esta línea, Frederik van der Schrieck, coordinador general de MSF en Guinea, resaltó que “se está formando rápidamente a un equipo de profesionales experimentados para dar apoyo al Ministerio de Salud en la respuesta al ébola”.

“La experiencia en anteriores brotes nos ha demostrado que la capacidad de poder dar una respuesta inmediata es sumamente importante para tratar de contener la transmisión y poder ofrecer tratamiento a las personas que han contraído la enfermedad”, definió.

“También sabemos que en estos casos la participación de la comunidad es vital, por lo que intentaremos lograr el equilibrio adecuado entre responder rápidamente y tomar medidas para asegurarnos de que la población tenga una participación activa, tanto en la prevención como en la respuesta a la epidemia”, concluyó.

IMPACTO SOBRE NIÑAS Y ADOLESCENTES

Por su parte, la organización no gubernamental Plan International alertó además del impacto del brote en Gouecké sobre la seguridad y los derechos de miles de niñas y adolescentes del país africano y recordó que fueron “de las más afectadas” por el registrado en la región entre 2014 y 2016.

“Es necesario que las autoridades garanticen el apoyo técnico y financiero para proteger los derechos de la infancia, y especialmente de las niñas y las adolescentes”, señaló la directora general de Plan International, Concha López.

La organización recordó que durante el último brote en Guinea niñas y adolescentes dejaron de acudir a los servicios de salud, hicieron frente al hambre por la escasez de alimentos y a la desprotección por la crisis de cohesión humanitaria.

“Ante esta nueva oleada, es fundamental que las niñas puedan seguir yendo a la escuela y accediendo a los servicios sanitarios. También es necesario reforzar los mecanismos de protección a nivel comunitario, restablecer los medios de subsistencia y garantizar la resiliencia de la comunidad”, concluyó.