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ANÁLISIS

El conflicto más sangriento de la década entre Israel y Hamas va en camino a la guerra total

El bombardeo selectivo israelí sobre la ciudad de Gaza derribó alguno de sus edificios más altos, como la torre Hanadi, de trece pisos, donde la organización islamista Hamas tenía algunas de sus oficinas.

Oliver Holmes / Harriet Sherwood

Jerusalén, Israel —

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Ni el Ejército de Israel puso una pausa en su ofensiva aérea contra Gaza, ni los militantes palestinos de la Franja gobernada por la organización islamista Hamas interrumpieron su fuego de misiles disparados contra el territorio israelí. Parecían no haber escuchado a Tor Wennesland, el enviado al Medio Oriente de las Naciones Unidas (ONU). Antes bien, las muertes y los daños crecientes daban prueba de que el temor del diplomático acerca de que se podría ingresar en el camino de la guerra ya era anacrónico: en ese camino estaban. El conflicto desencadenado el Día de Jerusalén entró en una espiral de violencia que ni se ha desacelerado, ni da signos de hacerlo en el futuro próximo. El conflicto actual ya es el más grave de cuantos enfrentaron al gobierno de Hamas contra el Estado de Israel.

Una persona murió y dos resultaron seriamente heridas después de que un misil teleguiado anti-tanques impactó contra un vehículo que patrullaba cerca de la frontera entre Israel y Gaza el miércoles a la mañana. Los obuses y proyectiles que se cruzaban sobre la frontera obstaculizaban todos los esfuerzos de los equipos médicos para llegar a la escena donde estaban las víctimas.

El gobierno de Hamas asumió la responsabilidad de los ataques. Entretanto, el ministro de Salud de Gaza informó en su parte matinal que el número de víctimas fatales ascendía a 48, de las cuales 14 eran niños y niñas, y que el número de personas heridas era más de 300.  En Israel, el balance era de seis muertes.

En un conflicto con una violencia que no se había repetido desde 2014, ya se cuentan por varios centenares los ataques aéreos contra Gaza de las Fuerzas Armadas israelíes y los grupos militantes palestinos han lanzado decenas de misiles contra las ciudades y centros urbanos de Israel.

El Canal 12 de la televisión israelí informó que un grupo de mediadores egipcios estaba tratando de negociar un acuerdo de cese del fuego. Sin embargo, Benny Gantz, el ministro de Defensa de Israel, dice que las operaciones militares van a continuar sin disminuir ni ritmo ni intensidad. “Israel no se está preparando para un alto el fuego. De momento, no hay ni siquiera una fecha tentativa para el fin de las operaciones militares. Sólo cuando hayan cesado por completo las agresiones podremos decir que ha llegado la calma”, dijo. “No vamos a escuchar los sermones moralizantes con lo que pretenden apartarnos de nuestro deber, que es proteger a la ciudadanía de Israel.”  

Jonathan Conricus, un vocero de las Fuerzas Armadas israelíes, dijo que él pensaba que el combate no iba a estabilizarse sino que se iba a volver más y más intenso. Cuando le preguntaron sobre la eventualidad de una tregua, respondió que “No creo que mis superiores estén considerando esa idea, ni que les resulte particularmente interesante si alguien la trae a colación.”

Después de un día de confrontación feroz y de que el primer ministro Benjamin Netanyahu prometiera intensificar los ataques contra Gaza, el enviado de la ONU para el Medio Oriente, Tor Wennesland, manifestó que los líderes de las dos partes “tienen que comprometerse a desescalar el conflicto”.

“El costo de la guerra en Gaza es devastador y lo paga la gente común”, dijo Wennesland, que el miércoles iba a informar a los 15 miembros del Consejo de Seguridad sobre la evolución de la crisis, su segunda reunión en tres días sobre este tema. “Cesen el fuego de inmediato. El conflicto va escalando y ya está en camino de convertirse en una guerra total”, recomendó y previno Wennesland.

Fatou Bensouda, la jefa de los fiscales en la Corte Penal Internacional (CPI), dice que es posible que se hayan cometido crímenes de guerra en estos días de enfrentamiento. “Me causa una gran inquietud la escalada de la violencia en Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, tanto como dentro y en torno de la Franja de Gaza, y me preocupa la posibilidad de que se hayan cometido crímenes penalizados por el Estatuto de Roma (ley fundamental de la CPI)”.

En las primeras horas de la mañana del miércoles, las sirenas vibraban anunciando en Tel Aviv el bombardeo de misiles. Se oyeron numerosas explosiones, después de que Hamas declaró que había dirigido 110 misiles a esta ciudad costera, en respuesta a los ataques aéreos que ametrallaban Gaza.

En la ciudad de Lod, de población mixta, árabe y judía, y cercana a Tel Aviv, un padre y su hija, árabes, murieron después de que un misil impactara sobre un vehículo en el área. Netanyahu decretó el estado de emergencia en Lod, por violencias intercomunitarias: los musulmanes prendieron fuego a una sinagoga, los judíos incendiaron un cementerio islámico.

A las 4.30 de la mañana, un comunicado del Ministerio de Defensa manifestó que un número “significativo de terroristas había sido aniquilado y una cantidad importante de operativos terroristas habían sido neutralizados a lo largo de la Franja de Gaza” en respuesta a la ofensiva lanzada desde allí con “centenares” de misiles. 

Los aviones israelíes también atacaron edificios de gran altura en la ciudad de Gaza. Se dispararon cinco cohetes de advertencia desde un dron para alertar a las personas que se encontraban dentro de un inmueble de nueve pisos acerca del bombardeo inminente, y pudieran evacuarlo. Casi sin pausa, los aviones volvieron a disparar al edificio después de que periodistas y rescatistas se reunieran alrededor.

La estructura edilicia, que alberga apartamentos residenciales, empresas de producción médica y una clínica dental, sufrió graves daños. No hubo noticias inmediatas sobre víctimas.

Los intercambios nocturnos se hicieron eco de la violencia desatada horas antes, cuando una torre de 13 pisos -donde se hallaban departamentos y las oficinas de funcionarios de Hamas- alcanzada por un ataque aéreo israelí, se derrumbó. A los residentes se les había avisado con antelación que evacuaran. En respuesta, el ala militar de Hamas informó que había disparado 130 cohetes hacia Tel Aviv el martes por la noche. Se escucharon sirenas de ataque aéreo seguidas por explosiones en la ciudad costera.

La Casa Blanca respondió diciendo que su “enfoque principal” es la desescalada y que Joe Biden estaba actualizándose sobre el empeoramiento de la situación. Su portavoz, Jen Psaki, dijo que los funcionarios estadounidenses mantenían conversaciones con sus pares de la región.

“Creemos que palestinos e israelíes merecen medidas iguales de libertad, seguridad, dignidad y prosperidad”, dijo Psaki. “En las últimas semanas, los funcionarios estadounidenses han hablado con franqueza con los funcionarios israelíes sobre cómo los desalojos de familias palestinas que han vivido durante años, a veces décadas, en sus hogares, y cómo las demoliciones de estas casas van en contra de nuestros intereses comunes y dificultan el logro de una solución al conflicto”.

Probablemente, la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU del miércoles refleja la posición adoptada por la administración Biden sobre un tema que ha tratado de minimizar. El martes, bloqueó una declaración del Consejo de Deguridad de la ONU que pedía un alto el fuego. Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, dijo a su par ruso, Vladimir Putin, que la comunidad internacional debería “dar a Israel una lección fuerte y disuasoria” sobre su conducta hacia los palestinos.

Los dos líderes hablaron por teléfono el miércoles sobre la escalada de la confrontación, según la dirección de comunicaciones presidenciales de Turquía. Y aclaró que Erdogan había sugerido una fuerza de protección internacional a favor de los palestinos.

En Gran Bretaña, Boris Johnson instó a los líderes palestinos e israelíes a “dar un paso atrás del borde del abismo”. El primer ministro, que pidió a ambas partes que muestren moderación, declaró:  “Gran Bretaña está profundamente preocupada por la creciente violencia y las víctimas civiles y queremos ver una reducción urgente de las tensiones”.

En las últimas semanas, ha habido una fuerte escalada de ira por la ocupación de Israel -que cuenta con medio siglo- y su control militar cada vez más profundo sobre la vida palestina agravada por la ola de desalojos y demoliciones. En Jerusalén, cientos de palestinos han resultado heridos en protestas realizadas al atardecer que se intensificaron durante el fin de semana y se extendieron a otras áreas de Israel y la Cisjordania ocupada.

En un comunicado emitido el martes, Haniyeh había dicho que los ataques con cohetes continuarían hasta que Israel detuviera “todas las escenas de terrorismo y agresión en Jerusalén y la mezquita de al-Aqsa”.

Israel y Hamas han librado tres guerras (2008, 2012, 2014), que fueron consideradas en gran parte como fracasos para ambos lados. Hamas todavía en el poder e Israel manteniendo un bloqueo paralizante. 

Traducción de Alfredo Grieco y Bavio

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