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OPINION

Medidas y show off: las implicancias del DNU para la industria nacional y los trabajadores

La derogación de la Ley de Promoción Industrial no tiene efectivo alcance en los regímenes de política industrial de mayor peso relativo.

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Ajustar no es necesariamente estabilizar. Desregular no es necesariamente mejorar los marcos normativos. La coyuntura se mueve a una velocidad difícil de seguir. Medidas (las primeras antes de que se “auto-desregule” el 56% de apoyo) y show off para compensar la aceleración de todas las condiciones ominosas que empujaron la decisión de cambio en las urnas. Todo en shock, a la mandíbula. El que pega primero, protocolo de seguridad dos veces. Con ese estilo se presentó en cadena nacional y en el Boletín Oficial el decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/2023.

Para analizarlo debemos apelar a dos categorías distintas: su validez legal por un lado, su contenido e implicancias por otro. Y contextualizar: cómo se conjuga con las medidas anunciadas la semana pasada por Caputo y cuánto contribuye al storytelling en construcción de la experiencia liberal libertaria.

Se aprecia que el DNU, por su falta de detalles e imposibilidades de varios puntos de ser tratados de forma efectiva (ejemplo, la abundancia de temas tributarios que deberían pasar sí o sí por el Congreso), implica más un norte narrativo y una “provocación de debates”, con varios elementos que serán o bien declarados como inconstitucionales o pueden ser rechazados por el Congreso. De allí que los considerandos desnuden la pluma del propio Presidente o de alguien que lo interpreta a la perfección. Con la opinión de la Corte ya en estado público desde el lunes y la pronunciación de diputados del fragmentado Juntos por el Cambio y los bloques peronistas, la agenda ya está instalada en la erosionada mesa navideña.

El shock tiene extensión y amplitud: no deja actores por afectar. Toca intereses múltiples desde sectores industriales a sindicatos, pasando por despachantes de aduana y farmacéuticos. Será importante ver las respuestas sectoriales, además de las políticas, a las propuestas del decreto.

Sin ánimo de ser exhaustivo, hay algunas implicancias salientes que merecen ser atendidas a modo de apuntes:

  • En el plano productivo, respecto de la derogación de la Ley 21.608 (de Promoción Industrial sancionada en 1988) es importante señalar que la misma no tiene efectivo alcance en los regímenes de política industrial de mayor peso relativo. No se derivan de ella el Subrégimen de Promoción de Tierra del Fuego, ni el Régimen automotriz, ni la Ley de Autopartes ni muchos otros regímenes especiales provinciales u otros sectoriales cercanos en su tratamiento legislativo como Cannabis Medicinal o la muy reciente Ley del Calzado.
  • Sin entrar en la discusión sobre la pertinencia y necesidad de muchos de estos regímenes o el debate desarrollista de política industrial más horizontal o más segmentada, resulta curiosa que la derogación refiera a una Ley de Promoción cuya última modificación normativa tuvo lugar en 2005. Al no contar con una norma reglamentaria del DNU desregulador, puede pensarse que dicho espacio queda abierto a la negociación. Sin contar que la afectación de la Promoción Industrial es tributaria y debe ser tratada en el Congreso.
  • Donde sí hay mayor claridad es en el destino de la Ley de Compre Nacional y Desarrollo de Proveedores. Con la derogación de 28 artículos (que a efectos prácticos es derogarla entera) de una ley aprobada por unanimidad hace 5 años,  dan también de baja el Programa de Desarrollo de Proveedores; una herramienta de política industrial para la competitividad de industrias en sectores clave como el de hidrocarburos, minería, satelital, naval. Enorme paso atrás para una agenda que asomaba como posible “política de estado” más allá de gobiernos, tras su buena ejecución los últimos tres años.
  • En su capítulo laboral, el DNU complementa la certeza de la semana pasada: el ancla del programa económico serán los ingresos. Es muy regresivo para los trabajadores. Particularmente para los trabajadores informales. El cambio de condiciones en materia de indemnizaciones y de capacidad de identificación y reconocimiento de situación irregular laboral, si bien busca dar solución a un problema real como la “industria del juicio”, excede lo que expertos reclaman como posibles soluciones. Se pasan tres pueblos. En este grupo, es importante señalar la afectación directa del personal de casas particulares; la eliminación de la doble indemnización aun ante el reconocimiento de una situación de trabajo no registrado debilita al sector más informal y fuertemente feminizado de la economía.
  • Para un trabajador promedio entonces, el verano asoma como un período con mayor vulnerabilidad, profundización de asimetrías respecto de su empleador, mayor inflación y menor corrección de su ingreso. Tomando en cuenta que en Argentina los trabajadores informales llegan a 6 millones, podemos señalar que el ajuste que se pide en este segmento, nada permeable a ser señalado como “casta” es de fuste.

Retomando la idea del storytelling, la inclusión en la cadena nacional de menciones a la derogación de regímenes ya en desuso en minería pueden leerse más como la vocación por mostrar un catch all de política pública. Mostrar presencia más allá del contenido. En un escenario parecido al debut exagerado del protocolo antipiquete para una movilización pequeña o el despliegue bahiense falto de recursos para la asistencia. Árboles pensados para el show off en el bosque de temas de mayor densidad que, a su vez, cuesta atajar por su velocidad.

El punto de partida para estos drásticos movimientos fiscales, monetarios, cambiarios y normativos es frágil. Argentina llega a este experimento con 40% de pobreza y 150% anual de inflación, en una crisis de ingresos que solo se profundiza desde 2018 y que ha configurado una nueva sociedad, aún en proceso de interpretación. Más allá de lo temerario que es apostar a experimentos estrafalarios (con elementos más y menos representativos de la demanda social), se requiere conducción y cohesión política por encima del empaque. Caso contrario, es difícil pensar escenarios donde tanto show off pueda convivir con el humor social en un contexto de aún mayor erosión de ingresos de la que ya venimos.

LMA/DTC

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