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Mil veces decimos “presente”: los derechos trans se defienden en la calle, ya no en los calabozos

María Belén Correa en la marcha que organiza desde 2017 el Archivo de la Memoria Trans

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El 11 de noviembre pasado recibimos la horrible noticia del asesinato cruel de Zoe López García. Era una gran amiga, que conocí de muy joven cuando llegó de Salta a Buenos Aires en la década del 90, pero además era una trabajadora del área del comedor de la Casa Rosada gracias al Cupo Laboral Trans. También era la directora histórica del Gondolín, un espacio de resistencia travesti trans que da alojamiento y refugio a las personas de la comunidad que llegan a la Capital Federal. 

Zoe convertía ese espacio en un verdadero hogar; se ganó el apodo de “La Tía Zoe” de parte de muchas de las chicas. Por eso fue tan grande el dolor que sentimos no solamente en su velorio, sino también en esta fecha tan cercana que fue el 20 de noviembre: el Día Internacional de la Memoria Trans o la “Acción de las Candelas”, como denominamos acá en la Argentina (en inglés es TDoR, Transgender Day of Remembrance). 

Esta es una acción que organizamos con el Archivo de la Memoria Trans desde el año 2017. Cuando comenzamos se trataba de organizarnos y juntarnos en una plaza: no éramos más de 10 o 15 personas, todas líderes o representantes de alguno de los grupos LGTBIQ+. Llevábamos velas y decíamos en voz alta los nombres de lxs compañerxs muertxs y/o asesinadxs, seguidos de un grito de “presente”, que respondíamos. 

En el año 2020, organizamos, además, la acción del “banderazo trans”. Creamos una bandera de 15 metros que recorrió el país recolectando nombres de compañerxs muertxs por todas las provincias. Carlos Jáuregui decía que toda acción histórica tiene que estar enmarcada en otra acción histórica, es por eso que, como punto de partida para el recorrido, elegimos el monumento a la bandera en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Nuestra bandera viajó desde Ushuaia hasta La Quiaca, para culminar su tránsito en la Capital Federal el 20 de noviembre de 2020, la acompañamos junto a nuestra caminata con velas, desde la Casa Rosada hasta el Congreso de la Nación.

Este año nos tocó marchar el día siguiente a las elecciones. Marchamos con una sensación distinta: tuvimos miedo al retroceso, miedo a la violencia, miedo a lo que nos esperaba en la calle; al punto de dudar si hacer o no esta acción. Después de evaluarlo unas horas, decidimos marchar y no porque no tuviéramos miedo, sino porque el coraje y las ganas de abrazarnos luego del domingo eran mucho más fuertes. Fue así como nuestra marcha terminó siendo la primera manifestación público-política tras las elecciones. 

Me sorprendió y me llenó el alma ver por primera vez a tanta gente en una acción organizada por el Archivo. Se convirtió en una movida multitudinaria en la que participaron varios grupos y líderes trans, de distintas organizaciones, dejando de lado las diferencias. Creo que logramos recuperar una tradición propia de nuestros velorios: dejar los rencores a un costado y hacernos presentes para rendir los últimos honores; los mismos que cada una pretendía para sí misma cuando llegara nuestro momento. 

Si bien en esta marcha la figura de Zoe fue destacada por la cercanía y el dolor de su asesinato, no fue ella la única compañera asesinada durante este año, ni durante los anteriores. Mil veces gritamos “presente” y cada vez representó a una persona que se nos fue sin recibir una Reparación Histórica ni la Ley Integral Trans: dos leyes que podrían haberle cambiado la vida tanto a las que se han muerto como a las pocas mayores de 40 o 50 años que seguimos vivas. Dos leyes por las que aún luchamos. 

La Ley de Identidad de Género y la del Cupo Laboral Trans, por el contrario, son derechos adquiridos que dejamos como herencia y que hoy corren peligro. La juventud, ahora, tiene que alzarse para defenderlos. Como les dije esa noche en la marcha: “Las viejas nos organizábamos en los calabozos, ustedes tienen la oportunidad de organizarse en las calles, como están ahora. Se organizaron todos y quitaron ese miedo que todos y todas teníamos, para decir que el miedo puede llegar a existir, pero la resistencia y el valor existen, porque lo hacemos desde el momento en que nos identificamos como somos”. 

MBC/SN/DTC

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