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COLUMNA NÓMADE

Shyamalan a la puerta

Fotograma de Llaman a la puerta, película de M. Night Shyamalan.

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Según decían, la mujer policía de la cuadra –una chica hermosa, impecablemente vestida con su uniforme; la recuerdo más como una azafata que como una policía– había quedado traumada por un enfrentamiento con la guerrilla. Eran los años setenta. El papá de la chica trabajaba de boletero en el cine Los Andes, que quedaba a una cuadra de nuestra casa. Una tarde estábamos todos en la cocina, mi mamá, mi tía Teresa, mi hermano Juan y de golpe, mi padrino Bruno, que tenía un taller de ebanista en el patio delantero de la casa, apareció con la bella policía en brazos. Ella había estado escapando por las terrazas y cayó en el techo del taller de mi padrino, y de ahí se tiró a sus brazos.  

Cuando entró a la cocina la chica gritaba que la estaban persiguiendo para matarla. Y los mayores –a mi hermano y a mí nos metieron abajo de la mesa– entraron en shock y se olvidaron de que la chica no estaba bien de la cabeza y se encerraron en la cocina esperando el fin del mundo. La chica decía que “Ellos” nos iban a convertir al comunismo y que nos iban a matar a todos. De golpe, vimos como dos personas se acercaban por el techo de casa –teníamos patios inmensos y desde la cocina se veían los techos linderos– haciendo gestos con las manos para que no nos preocupáramos. Nos costó darnos cuenta que eran el padre de la chica –el boletero– y su ayudante en el cine. Tal vez porque no estábamos acostumbrados a verlos en los techos, tal vez porque el temor nos sugestionó a todos. De alguna manera, por un rato, le creímos que venía el fin del mundo. Y venía de la mano del boletero del cine.  

Una vez mi papá me dijo que había visto una película extraordinaria en el festival de Mar del Plata, que se llamaba El Sacrificio y que contaba la historia de un nenito sordomudo. La fui a ver. Era de Tarkovsky. El cine tiene una gran cantidad de películas donde viene el fin del mundo. Y alguien tiene que sacrificarse para que esto no ocurra. En la última película de M. Night Shyamalan vuelve este motivo. El director indio ya lleva una larga carrera con películas muy dispares. Desde Sexto Sentido –una película que no soporta que sepas el spoiler– hasta La Aldea, una gran película. Pasando por El Protegido, una adaptación de los cómics a cierto realismo enrarecido.  

La película en cuestión es Llaman a la puerta, pero podría llamarse Shyamalan a la puerta o Shyamalan a la carta. Todo lo que es notable y pésimo en las películas de este director está presente en este film. Es una película de esas en las que unos extraños invaden la tranquilidad de una familia –como en la genial y psicópata Funny Games de Haneke o en Nosotros de Jordan Peele– y empieza el terror en una sola locación. En este caso un matrimonio gay, Eric y Andrew, que están pasando unas vacaciones con su hija adoptiva Wen, una niña china que se especializa cazando saltamontes para estudiarlos y meterlos en un frasco. De hecho, les dice: “No se asusten, los estoy capturando solo para estudiarlos, no les voy a hacer daño”. Lo que parece ser una de las consignas secretas de la película. Porque cuando la chica se encuentra en el bosque capturando saltamontes, aparece un gigante fisicoculturista llamado Leonar –interpretado por Dave Bautista, el gigante de Los Guardianes de la Galaxia– y empieza a hablar con ella de una manera muy dulce. Esta tensión va a estar todo el tiempo en la película. Los que invaden la cabaña son cuatro –una enfermera, un empleado de gas del Estado, una cocinera y Leonard, un maestro de escuela–. Son tipos que con muy buena onda –Leonard es el líder– les piden, después de atarlos y golpearlos, que por favor elijan a uno de los miembros de la familia de dos papás y la chica para sacrificar y salvar al mundo. Este sería el McGuffin del film: para salvar al mundo de la extinción, una familia tiene que elegir a quién de ellos va a sacrificar de manera voluntaria, si no, no vale. Como canta Julio Iglesias, si me dejas no vale.  

Mi amigo el Chango es fan de las películas de Shyamalan, le gustan todas. Le digo que esta parece una reescritura de la de los Cuatro Fantásticos o de los Guardianes de la Galaxia (que son una versión de los fab fours en tono de comedia) , de hecho usa a uno de los actores de la saga. El Chango es de los que no soportan que les cuenten el spoiler. Yo siempre le digo que las películas buenas soportan el spoiler, pero él me dice que soy un imbécil y que eso no es verdad. De todas formas, no me parece casualidad que justo alguien que no soporta que le cuenten el spoiler sea fan de Shyamalan, que es, en gran medida, puro spoiler. “Llaman a la puerta es conservadora, progre y religiosa a la vez –me escribe el Chango por wasap- . Pero no para quedar bien con todos, para burlarse de todos. Es divertida, es en una sola locación, las películas en una sola locación me gustan. Es parecida a un cuento de La dimensión desconocida, donde un tipo tiene que conseguir ciertos objetos random para ponerlos en una especie de árbol navideño con objetos raros y si no logra hacerlo ocurre una catástrofe climática en una parte del mundo”.  

¿A quién querés más, a papá o a papá?, podría estar pensando la joven Wen. Los extraños cortaron el teléfono para incomunicarlos, pero no el cable. Esto le va a servir a Shyamalan para mostrar cómo la mala nueva que traen se comprueba cuando hacen zapping en noticieros: tsunamis, aviones que se caen como moscas, movimientos tectónicos. Pensaba mientras la veía que si uno ponía la televisión con la programación de la tarde en nuestro país, también podría pensar que el fin del mundo es inminente.  

FC/MT

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