Hay sesión en Diputados el miércoles

Apurada por el tiempo electoral y sus propias internas, la oposición busca reactivar la embestida social contra Milei

No nos vamos a meter en su interna”. La frecuencia con la que esta frase comenzó a repetirse entre los diputados es un indicador infalible de que el Congreso ingresó en período electoral y que la fragmentación política comienza a dificultar el diseño de estrategias parlamentarias. Tanto para el Gobierno como para la oposición. La repiten los libertarios sobre el PRO, que arrastra la rebelión interna del macrismo residual. La repiten los pichettistas de los peronistas, que están en pie de guerra tras la condena a Cristina Fernández de Kirchner. Y la repiten todos –todos– los radicales.

Este miércoles, la multipartidaria opositora intentará reactivar la embestida social contra Javier Milei con una nueva sesión. El objetivo es aprovechar el impulso callejero de las protestas en el Hospital Garrahan y las universidades nacionales para avanzar con un nueva sesión opositora que plantea abordar una ley de emergencia pediátrica y un proyecto que reabra las paritarias docentes y actualiza los gastos de funcionamiento de las universidades.

El pedido de la sesión, sin embargo, fue resultado de una marcada de cancha del radicalismo díscolo de Democracia para Siempre (DPS) al radicalismo de Rodrigo de Loredo. “Tenemos un problema interno, tuvimos que convocar”, escribió Pablo Juliano, jefe de DPS, al chat conjunto de jefes de bloque opositores en el que definen las estrategias legislativas. Forman parte del grupo de Whatsapp dirigentes como Germán Martínez y Paula Penacca, de Unión por la Patria, Miguel Ángel Pichetto y Oscar Agost Carreño, de Encuentro Federal (EF), y Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica. No hubo debate previo: todos se enteraron a través de ese medio que los socios radicales se habían cortado solos y pretendían avanzar con una sesión.

No era la primera vez que el radicalismo disputaba así su interna. Desde que la UCR se rompió en dos bloques –luego se quebró en tres, con la aparición de la Liga del Interior encabezada por los radicales mileístas–, los diputados escenifican sus rencillas a través de pedidos de sesión. El objetivo, por lo general, es arrinconar a De Loredo, quien hace más de un año sostiene una alianza casi incondicional con Milei.

En este caso, Fernando Carbajal y Danya Tavela, de DPS, quisieron tomar la delantera frente a la creciente conflictividad en las universidades. En la última sesión opositora, cuando se iba a tratar el emplazamiento de la comisión de Presupuesto para poder forzar a José Luis Espert a tratar los proyectos de financiamiento universitario, el PRO, LLA y los radicales se levantaron de sus bancas para dejar la sesión sin quórum. Fracasado el primer intento, Tavela busca volver a la carga y arrinconar al deloreísmo. Ya consiguió sumar a dos diputados de su espacio: Julio Cobos y Natalia Sarapura.

El problema es que, a diferencia de la sesión pasada, la oposición casi ni se reunió a diagramar la estrategia para evitar que el Gobierno les boicotee la sesión. Martín Menem, en cambio, ya comenzó a tantear legisladores, buscando dinamitar la avanzada opositora. El temor no es tanto los proyectos del Garrahan y universidades –que no serían aprobados, sino que solo se emplazaría a la comisión de Presupuesto para poder dictaminarlos–, sino otra iniciativa: la reforma de la ley de DNU.

Contra la decretocracia presidencial

La oposición ya había intentado reformar la ley 26.122 en noviembre del año pasado, pero fracasó. El Gobierno logró, entonces, desactivar la embestida a través de los gobernadores: los convenció de que no dieran quórum a cambio de negociar el texto del Presupuesto 2025 y, a pesar de que el Presupuesto nunca se trató, consiguió que la iniciativa nunca se volviese a tratar en Diputados.

El objetivo de la oposición era reformar la ley que regula los DNU –sancionada en 2006 e impulsada por la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner– de modo de ponerle limitaciones a Milei para gobernar vía decreto. Ya que no tenían el número para voltear el mega DNU 70, la oposición iría por la ley que regulaba los DNU.

El proyecto de modificación establece un plazo de 90 días para que el Congreso trate los DNU que, de vencerse sin que las dos cámaras lo hayan aprobado, supondrá la inhabilitación automática del decreto. También fija que si una cámara rechaza el DNU, este ya quedará derogado (a diferencia de la ley actual, que exige el rechazo de ambas cámaras).

El radicalismo díscolo de DPS incluyó la reforma de la ley de DNU como un guiño hacia Margarita Stolbizer y Agost Carreño, de EF, que venían impulsando reinstalar el tema puertas adentro. “Mandaron temas que nos interesan para que bajemos a dar quórum. Por universidades bajamos, pero la interna del radicalismo nos importa poco”, murmuraba un diputado opositor, exponiendo el mal humor generalizado ante la perspectiva de marchar al ritmo de la interna radical.

Internas paralizantes

El radicalismo no es el único partido cuya interna está generando problemas para diagramar estrategias legislativas. La condena de CFK sacudió el tablero político y dejó al Congreso inmovilizado y confundido, sin saber bien cómo reacomodarse frente al nuevo escenario. El peronismo entró en estado de alerta y movilización, atento a la defensa de la ex presidenta y a intentar unificar posturas en Provincia de Buenos Aires a dos semanas del cierre de listas.

No cayeron bien en el bloque que lidera Martínez los festejos de algunos aliados a la condena de CFK –como el caso del radicalismo y los lilitos–, así como tampoco los movimientos electorales que la ancha avenida del medio están llevando a cabo en PBA. “¿Qué hace Juliano con Zamora? Dejemonos de joder”, cuestionaba, por lo bajo, un dirigente peronista, refiriéndose al frente electoral que Facundo Manes está construyendo en PBA junto a Juan Schiaretti, ex macristas y peronistas no K, como el intendente de Tigre, Julio Zamora.

La bancada peronista garantiza, sin embargo, su presencia para la sesión del miércoles. UxP siempre termina dando quórum en las sesiones opositoras. Pero exige, a cambio, que se incluya en el temario el rechazo a tres DNU: el que desmanteló el Banco de Datos Genéticos, el que disolvió el Instituto Nacional del Teatro y el que desreguló la marina mercante.

Hasta ahora no han tenido respuesta por parte del bloque que preside Juliano y, en consecuencia, empiezan a crecer en el bloque las suspicacias sobre si el radicalismo desea que haya quórum. El objetivo de UxP es continuar presionando y, si no hay respuesta, pedir su propia sesión. Pero es una puerta que Martínez prefiere no abrir: si UxP pide una sesión con su temario, cada bloque empezará a hacer lo mismo y, así, la lógica coordinada de la multipartiaria opositora anti Milei se romperá en mil pedazos.

Mientras tanto, el peronismo no es el único partido cuyas internas bonaerenses dificultan el diseño de estrategias legislativas. A Menem y a La Libertad Avanza le sucede lo mismo con el PRO. La rebelión interna de Silvia Lospennato y María Eugenia Vidal es un dolor de cabeza para Cristian Ritondo, que trabaja para cerrar un acuerdo con Karina Milei en PBA. La amenaza de las diputadas de no acompañar el (futuro) veto de Milei al aumento de las jubilaciones genera dudas en el oficialismo respecto a su red de alianzas en la Cámara de Diputados. Generando que, por ejemplo, el anunciado proyecto de Inocencia Fiscal para sumar dólares “bajo el colchón” ni se haya comenzado a debatir en comisión.

En un escenario de incertidumbre generalizada, ni Menem ni los alfiles opositores están seguros de cómo impactarán las elecciones en el tablero legislativo. La moneda está en el aire.

MC/MG