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Elecciones bonaerenses

Entre la pureza y la rosca: Milei y el kirchnerismo enfrentan sus propias contradicciones en el conurbano

Javier Milei en el Congreso libertario bonaerense, que tuvo lugar en La Plata.
29 de junio de 2025 00:47 h

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El clima en la provincia de Buenos Aires empieza a parecerse a una guerra de trincheras. De un lado y del otro: en el peronismo y en La Libertad Avanza, los dos espacios que gobiernan la Nación y la provincia tramitan en simultáneo sus fracturas internas, con operadores cruzados y tensiones cada vez más difíciles de disimular. Como si se tratara de una misma lógica replicada con actores distintos, la disputa por los lugares en las listas legislativas expone los hilos que se mueven en la oscuridad. Todo mientras puertas afuera se proclama pureza ideológica o unidad partidaria.

Del lado libertario, el reciente Congreso bonaerense de La Plata expuso más silencios que definiciones. Con los ministros en escena, pero sin la presencia del jefe de Gabinete Guillermo Francos, el acto que finalizó con el virulento discurso de Javier Milei contra el gobernador Axel Kicillof se vivió como una autocelebración sin demasiada épica ni calor de militancia, según detallaron a elDiarioAR algunos de sus asistentes. “Fue un evento que no sumó ni restó nada”, sintetizó uno de ellos. Sin tribunas encendidas ni clima de campaña, el armado de Sebastián Pareja quedó expuesto, sin bombos ni bengalas.

Por su parte, también dijo presente Las Fuerzas del Cielo, el espacio referenciado en Santiago Caputo que tiene como cara visible al streamer Daniel Parisini, mejor conocido como “Gordo Dan”. En su representación estuvieron el director de Intercargo, Lugas “Sagaz” Luna, el secretario de Culto Nahuel Sotelo, y los legisladores Santiago Santuario y Agustín Romo, blindando con su sola presencia a los propios. Nadie se atreve a tocarlos desde el conflicto de Junín, un episodio que marcó un antes y un después.

En mayo, la militante juninense Marina Biagetti fue expulsada de La Libertad Avanza. La decisión —impulsada por la estructura que responde a Pareja— generó una reacción inesperada: el propio Milei intervino para desplazar a Alberto Pascual, jefe del partido en la ciudad y funcionario del PAMI. Desde entonces, cualquier intento de avanzar sobre los libertarios “celestiales” es leído como una provocación directa al Presidente.

En ese contexto, el congreso libertario del jueves pasado volvió a tensar la cuerda. Pareja hizo levantar a los integrantes de su Mesa Política bonaerense para que el público los aplaudiera: entre ellos, Ramón “el Nene” Vera, Fabricio “Tomatito” Martínez y Luciano Olivera. Romo no fue incluido, lo que se interpretó como una señal de hostilidad por los libertarios más doctrinarios, que señalan a esa dirigencia como “oportunista” y “poco confiable”. El caso de Claudia del Valle, otra dirigente parejista a la que señalan internamente de de estar afiliada al Partido Justicialista, también circuló en off como ejemplo del cortocircuito entre pragmatismo electoral y pureza ideológica.

Con el 7 de septiembre cada vez más cerca, cualquier movimiento mínimo reordena lealtades y enciende alarmas. Las críticas al armado de Pareja se repiten con distintos matices: no solo lo acusan de controlar un ecosistema de sellos —Crear + Libertad, La Carlos Menem, La San Martín, Púrpura, entre otros— para simular diversidad. También, al igual que en 2023, comienzan a rumorearse denuncias de venta de candidaturas, ahora compeljizadas por el manejo de fondos públicos, y listas negociadas con intendentes del PJ a cambio de favores en organismos nacionales.

En la Primera Sección, la espada de Pareja y principal apuntado por esos manejos “espurios” es Vera —acompañado de su hija Andrea, hoy coordinadora seccional. El “Nene”, como se lo conoce, es un experonista de Moreno devenido diputado provincial en 2023, blanco en el último tiempo del “fuego amigo” orquestado por los trolls libertarios que comanda Caputo. En la Segunda, en tanto, la referencia es Analía Corvino, jefa de ANSES en San Pedro, mientras que en la Tercera —la más caliente del conurbano— sobresale Martínez, con terminales en el sindicato de la carne y la barra de Laferrere.

En La Matanza, el corazón del peronismo y la obsesión libertaria, el reparto es a tres bandas: Juan Osaba y Luis Ontivero en lo territorial, y el propio Martínez como nexo estructural. Pero el patrón se repite en cada distrito: la arquitectura formal responde a Pareja, aunque el poder efectivo del titular de la Subsecretaría de Integración Socio-Urbana (SISU) sigue sin estar del todo claro.

Mientras tanto, Milei comienza a observar con preocupación la disputa entre las huestes de Caputo y el tándem de Martín y “Lule” Menem, que se proyecta sobre el armado bonaerense como una fractura fundacional. Aunque detesta la “rosca”, el Presidente dejó por un momento de delegar la cuestión en su hermana Karina y decidió intervenir: en Casa Rosada afirman que busca repartir el poder en partes iguales entre los armadores tradicionales y los referentes de Las Fuerzas del Cielo. No se trata solo del armado de listas, sino del control de la campaña, la estrategia territorial, el discurso y hasta el filtro ideológico de los candidatos.

Por ahora, no hay mesa de coordinación ni árbitro creíble. En Balcarce 50 admiten que Milei evalúa una instancia formal de negociación entre las dos tribus libertarias, pero aún no dio el paso. Solo hay tregua cuando el enemigo es externo: Mauricio Macri y Jorge Macri siguen siendo el blanco que unifica.

Pero el equilibrio pretendido tambalea en cada distrito bonaerense donde se superponen intereses. En ese esquema de guerra de posiciones puertas adentro de La Libertad Avanza, según pudo saber elDiarioAR, el “Nene” Vera se volvió el arquitecto de una red de lealtades cruzadas: ofrece cargos, financiamiento para locales y puestos de coordinador a militantes jóvenes que le responden. “A los que no logra desplazar, los rodea desde abajo con otras figuras que también dependen de su estructura”, describió una fuente libertaria que conoce el territorio. Todo tiene precio. Y la fidelidad se paga.

Los herederos de CFK

En el peronismo, el clima no es muy distinto. Máximo Kirchner sostiene, puertas adentro, que no quiere ser candidato ni ocupar el lugar de su madre presa, pero que, si se lo piden, lo hará. No es una amenaza: el operativo clamor del camporismo para que Máximo encabece la Tercera Sección Electoral es un hecho, y el protagonismo del líder de La Cámpora comienza a convertirse en un factor central en la discusión interna de cara a la elección bonaerense. En la danza de mesas electorales que se nombran pero nunca se convocan, hay una disputa de fondo que supera la de los nombres de los candidatos y del reparto en las listas: la de la lucha por la jefatura política del panperonismo mientras Cristina Fernández de Kirchner está presa en San José.

Ya nadie discute el liderazgo de la ex presidenta. El fallo de la Corte Suprema que la condenó a seis años de prisión clausuró el debate por la conducción del peronismo, dejando en offside a todos aquellos que, como Axel Kicillof, buscaban disputar ese liderazgo pensando en 2027. El centro de gravedad cambió: la centralidad electoral es toda de CFK. Ese será el eje de la campaña bonaerense, y ni el más kicillofista de los dirigentes se anima a cuestionarlo.

Esa fue la conclusión, incluso, a la que se llegó en la reunión del viernes en el PJ, en la que participaron los presidentes de los partidos que integran el frente Unión por la Patria. Estuvieron Mayra Mendoza (La Cámpora), Rubén Eslaiman (Frente Renovador), Federico Fagioli (Patria Grande), Martin Sabbatella (Nuevo Encuentro) y hasta Guillermo Moreno (Principios y Valores). El Movimiento Derecho al Futuro no estuvo invitado, pero contó con representantes: Mario Secco, como presidente del Frente Grande, y Gildo Onorato, como presidente de Los Comunes.

Y allí, con la presencia variopinta de todos los jefes partidarios, se definieron dos cosas: que habría lista de unidad para el 7 de septiembre y que el eje de la campaña sería “Cristina Libre”.

La ratificación del liderazgo de CFK, sin embargo, no resuelve la jefatura política de hecho. Encerrada en San José 1111, CFK no podrá sentarse en la mesa en la que se terminarán cerrando los nombres de las listas. Necesita un delegado que interprete su voluntad, explican en el camporismo, y señalan a Máximo como diciendo: él y solo él puede ser el heredero natural de CFK.

“Cristina está presa y el que pasa por ahí todas las mañanas es Máximo. Él es su delegado más potente”, explica un dirigente bonaerense de peso, que empuja al líder de La Cámpora como un primus inter pares en la sociedad tripartita con Sergio Massa y Kicillof.

En el kicillofismo están en estado de alerta, concientes de que el empoderamiento de CFK significa un empoderamiento de La Cámpora. Los dirigentes del MDF, sin embargo, insisten en que es el gobernador bonaerense quien tiene la potestad de liderar la campaña. No solo por cantidad de intendentes que le responden –una cuarentena–, sino por el peso institucional del cargo que ostenta.

Puertas afuera, en La Plata admiten que acompañarán cualquier candidato que sea competitivo para ganarle a Milei. “Sin vetos”, agregan, cuando se les pregunta por una candidatura de Máximo. Pero siempre y cuando se respete el peso específico de cada uno. “Y Axel es el gobernador”, insiste un dirigente.

Kicillofistas y cristinistas miden fuerzas. Desde afuera, Massa intenta fungir de intermediario mientras consolida su alianza con el kirchnerismo duro. “El frontman de Máximo”, ironizan en las filas del MDF, en donde todavía no han logrado convocar con éxito a una mesa de negociación. La culpa, insisten, es del kirchnerismo, que aduce problemas de agenda.

El diálogo, sin embargo, nunca se cortó. Kicillof mantiene conversaciones diarias con Federico Otermín, intendente de Lomás de Zamora y uno de los líderes de La Cámpora, con el objetivo de ir avanzando en un principio de acuerdo. La resolución aritmética del reparto de lugares, admiten todos, se definirá dos horas antes del cierre de listas del 19 de julio. Hasta entonces, los protagonistas se sacarán chispas y endurecerán posturas para ganar terreno en la negociación.

El final del recorrido, pese a todo, es la unidad. En eso coinciden los dialoguistas de ambos bandos. “Y si no hay unidad, iremos juntos”, grafican, irónicos.

PL/MC/MG

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