Encuentro Fernández-Biden La intimidad de la reunión ampliada en Washingron

EEUU, a favor de abrir líneas de crédito rápidas del BID para fortalecer reservas

Los Estados Unidos de Joe Biden renovaron su apoyo a la Argentina de Alberto Fernández, o lo que esto represente en el agitado umbral de las elecciones presidenciales. Es una curiosidad que las dos últimas administraciones norteamericanas, que no coinciden en casi nada, lo hagan respecto de la Argentina. La relación, en efecto, cumple dos siglos, pero no es amor lo que sostiene el vínculo. La Argentina es la tercera economía de América latina y EEUU necesita imperiosamente estabilidad en la región en un mundo convulsionado. Un nuevo orden internacional que impulsa China -aún no sabemos cuánto influirá en él Rusia- es algo que Washington no está dispuesto a tolerar. La segunda coincidencia, y deben ser escasas, en el sistema político de la primera potencia mundial.

Biden y Fernández se reunieron este miércoles en el Salón Oval y compartieron poco después un encuentro de trabajo con sus equipos. Ya se ha dicho quienes estaban por el lado norteamericano, pero conviene recordarlo: el secretario de Estado, Antony Blinken; la secretaria del Tesoro, Janet Yellen; el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan; el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols; el asesor especial para América Latina, Juan González; el encargado de Argentina y Cono Sur, Lorenzo Harris. También estuvo el embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley.

La enumeración impresiona. Un ministro que acompaña a Fernández lo puso en términos del más puro pragmatismo: Washington ve con preocupación la próxima visita -postergada por una indisposición- del presidente Lula da Silva a Beijing. Lula lleva en la maleta su iniciativa de paz para Ucrania y acaso busca articularla con la que la misma China ha promocionado, con poco entusiasmo, hay que decir. En el Gobierno no desestiman que Washington esté enviándole un mensaje a Brasil y buscando un mayor equilibrio en la interlocución con los dos principales socios del Mercosur.

Una de las cosas que importan de esta visita es sin duda el gesto, que va más que una cuestión de cortesía. Se sabe que Biden postergó la recepción a Fernández primero por problemas de salud y luego por la llegada al poder en Brasil del mismo Lula. Razones de liderazgo regional y de la propia dimensión política del brasileño.

Pero en lo concreto, la Argentina se lleva de aquí el renovado apoyo de los Estados Unidos a sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, destinadas a suavizar los compromisos asumidos en el acuerdo por el programa de facilidades extendidas en tiempos de Martín Guzmán. Este viernes se reúne en Washington el board del FMI, que integran las naciones socias, y discutirá el reciente acuerdo para la flexibilización de metas de reservas.

El apoyo del gobierno de Biden se extiende a otras urgencias: Washington, según la versión que aquí ha dado la parte argentina, acompañará las gestiones del Gobierno para acelerar préstamos acordados con otros organismos multilaterales y por la apertura de nuevas líneas de crédito.

Según el brief que hicieron dos ministros que participaron del encuentro, se trata de líneas de desembolso rápido del BID destinadas, además de al financiamiento de iniciativas vinculadas al cambio climático y a la transición energética, al dar “respaldo presupuestario” a la Argentina. Debe leerse como un crédito para fortalecer las reservas del Banco Central.

Tras las palabras en público y los estrechones de manos, los dos presidentes compartieron un encuentro en el Salón Oval por 20 minutos. Se sumaron luego a la reunión que mantenían sus funcionarios en el “Cabinet room” de La Casa Blanca.

Un dato: Fernández iba a contar más tarde a los periodistas que cubrieron su gira que en el encuentro a solas le agradeció especialmente al presidente el apoyo con que la Argentina ha venido contando del Departamento de Estado (Blinken) y del Consejo de Seguridad Nacional (Sullivan). “No ha ocurrido lo mismo con el Tesoro (Yellen)”, dice Fernández que dijo en el Salón Oval.

A su llegada, Biden tomó la palabra. Habló de la necesidad de consolidar una alianza estratégica entre los Estados Unidos y la Argentina en tres áreas específicas: producción de alimentos (proteínas, como suele decirse aquí); energía y seguridad energética, global y minerales críticos. Este punto alude a la producción de litio, del que la Argentina es uno de los principales productores mundiales y principal proveedor de los Estados Unidos.

Biden, cuentan en la delegación, registró aquel comentario de Fernández. Miró a la secretaria del Tesoro y se dirigió a los argentinos. “Janet me arregló el problema con los bancos y con la misma celeridad va a ayudar a que la Argentina transite sin dificultades el futuro que le vemos en los tres temas. A ayudar que supere las dificultades que les plantea la sequía”. El gobierno de Biden contaba con información que le había proporcionado el propio gobierno argentino, que envió semanas atrás a oficinas de Washington tres videos explicativos sobre el impacto de la más feroz sequía de la que se tenga registro.

Fernández intervino para ampliar sobre los sectores de interés común y habló del litio. El gobierno de EEUU tiene previsto reglamentar una ley ya promulgada por Biden que limita las importaciones de las mineras a países que hayan firmado un Tratado de Libre Comercio con Washington. Argentina ha pedido sumarse a la excepción hecha con Japón, con base en una cuestión de carácter geopolítico: Livent es la principal exportadora de litio a EEUU; si se restringiera el comercio, no solo se perjudicaría a una empresa norteamericana, sino que además se favorecería a sus competidoras chinas.

El ascenso de China, el principal tema de preocupación de Washington fue puesto en la mesa por el propio Biden. “Con China somos competidores, no enemigos. Beijing está avanzando en América latina y otros países de ingreso medio con proyectos múltiples, algunos considerados riesgosos. No queremos dejar de advertirlo”, dijo el jefe de la Casa Blanca.

Así como EEUU es el principal inversor en la Argentina, China es el más importante socio comercial. Beijing representa un reto para la hegemonía norteamericana y es el principal desafío a su seguridad nacional, según el último informe de la Casa Blanca, de octubre último.

Fernández contó lo que ya ha dicho en ocasiones en privado: “La capacidad de financiamiento de China y las necesidades de América latina se contrapone con la lentitud y la burocracia de los Estados Unidos”. El secretario de Estado Blinken respondió que se están trabajando en una profunda reforma de los organismos multilaterales en ese sentido. “Porque tenemos la misma mirada”.

En el capítulo comercial, el Gobierno planteó los reclamos tradicionales: levantamiento de medidas contra las ventas de biodiésel; cítricos dulces; carne patagónica libre de aftosa y la reincorporación de la Argentina el Sistema General de Preferencias, que favorece las exportaciones a los EEUU.

Los norteamericanos “tomaron nota”, como es el caso en la jerga diplomática. Pocas horas después se conoció que la segunda de Blinken, Wendy Sherman visitará la Argentina a mediados de abril para avanzar con la agenda bilateral.

WC