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Fin de gira

Bajar la inflación, la obsesión de Guzmán mientras aún espera la renuncia de Basualdo

Martín Guzmán y Máximo Kirchner

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- ¿Siempre le escapás a los periodistas, Martín?

- Yo soy orgánico: si el presi me dice que no hable, no hablo.

Al pie del ascensor, Martín Guzmán sorprende con un término militante, lenguaje de Unidad Básica. Está en el lobby del Sofitel Villa Borghese, en Roma, luego de otra caminata nocturna con integrantes de su staff, similar a la de medianoche madrileña en la que se cruzó con este cronista de elDiarioAR. El hábito lo repitió al menos dos veces durante la gira europea.

Guzmán, en ese diálogo fugaz, se declara verticalista en un espacio que, como anomalía peronista, abunda de horizontalidades. Refiere a Alberto Fernández con formas que desentonan con su formalismo, pero remite a los encuentros que cada sábado tiene en Olivos con el presidente antes de viajar a La Plata a jugar al fútbol con sus amigos de antes; los de siempre.

Parece una exploración por la política de trinchera luego del episodio más inquietante de su convivencia en el Frente de Todos, el conflicto con Federico Basualdo, el subsecretario de Energía Eléctrica, a quien le hizo llegar un pedido de renuncia que el funcionario no acató. Esa renuncia, como contó este diario, Guzmán la considera “vigente”. A su lado, a esa categoría le suman una adenda: que el asunto lo maneja Fernández con sus tiempos. Mientras tanto, el ministro gestiona lo que quiere gestionar, es decir, la segmentación de las tarifas.

Durante la gira la voz del ministro fue la más buscada, pero Guzmán solo habló durante el seminario en el Vaticano que no fue de acceso público. Ni siquiera se pudo seguir por streaming. La estrategia comunicacional del gobierno fue darle centralidad a la vocería presidencial ante cada novedad sobre la sensible negociación de la deuda.

Como su jefe, Guzmán sostiene que el principal problema del gobierno es la inflación y que en el podio de urgencias está arriba de la renegociación con el FMI y el Club de París. El ministro menciona ese todo como algo “granular”, que va desde la restitución del mercado de capitales en pesos a los controles de precios, pasando por la inflación internacional y las reaperturas de actividades post cuarentena.

Motivos y deseos

“La inflación es el principal tema por resolver porque la recuperación está en marcha, es heterogénea pero está ocurriendo. En algunos es muy importante, en otras cuesta más”, traducen al ministro en su entorno. Admiten, además, que en el primer cuatrimestre del año estuvo “más de 3 puntos arriba” de lo proyectado, que sabía que marzo sería un mes con indicadores altos por la estacionalidad y que en abril comenzaría a bajar, algo que finalmente ocurrió pero arriba de 4%, una meseta alta como con el Covid-19. “Está en tendencia decreciente y seguirá así todo el año”, augura Guzmán, según sus colaboradores.

"Si o si había que actualizar combustibles. Las naftas habían estado congeladas por mucho tiempo y se hizo en estos meses. Había que hacerlo y sabíamos que iba a pegar en la inflación",

El ministro asume que es un año electoral y que la escalada de precios es un pésimo factor para enfrentar una elección que es asumida como determinante, como cada elección intermedia en las últimas dos décadas, para la suerte de los presidentes.

Digresión: a esa afirmación, muy concurrida, le falta un punto que aclare si impacta para bien o para mal: los Kirchner las perdieron casi todas, pero ganaron las ejecutivas; Macri arrasó en la intermedia pero fracasó en su reelección. La estadística es variada; marche un paper.

En el gobierno advierten que sin una señal clara en materia de inflación, el escenario político -no solo electoral- se pondrá más espeso. Fernández le trasmite a los suyos que por eso se lanzó el plan de la tarjeta Alimentar y de los cortes de carne, y que cree que ese proceso tendrá buenos resultados. Guzmán hizo, en presencia de otros funcionarios, un análisis más puntilloso y explicó determinados puntos.

Uno, que fue tema relevante de esta semana, es el aumento de los combustibles. El ministro explicó que esa actualización de los precios eran imprescindible para darle rentabilidad a YPF y porque mantener pisados los precios tendría una consecuencia sobre la producción y eso impactaría en el frente externo: tener que importar y gastar divisas. “Si o si había que actualizar combustibles. Las naftas habían estado congeladas por mucho tiempo y se hizo en estos meses. Había que hacerlo y sabíamos que iba a pegar en la inflación”, apuntó.

Con el mismo argumento avanzó sobre el tema tarifas de servicios públicos pero no logró la meta, por ahora, de autorizar una suba de dos dígitos: fue 9% pero en ningún lado, expresamente, Guzmán quiso prometer que será el único incremento del año como planteó Basualdo. Inflación y tarifas formaron parte del discurso del 18 de diciembre de Cristina Kirchner en el Estadio Diego Armando Maradona de La Plata, el ex-Único, y aparece desde entonces en el menú de Máximo Kirchner, posiblemente el principal duelista de Guzmán. El ministro no cede en un punto: pretende la segmentación.

“Fuera del AMBA, las tarifas subieron en promedio 20%: Axel permitió aumentos de 7% en las empresas que dependen de la provincia pero las cooperativas meten aumentos tres veces más grandes. En el interior, también. Y nadie vio una marcha en ningún lado”, desafían cerca de Guzmán.

Covid-19 y controles

Guzmán parece probarse, por momentos, el traje de ministro económico con peso político. Así como observa que concentró la depreciación del peso -administrada- en los primeros meses del año, señala que la inflación internacional fue mayor a lo que se esperaba. Cuatro puntos anuales en EEUU son una extrañeza, indica. Sobre lo primero menciona que día a día se suman reservas por la compra de dólares por parte del BCRA.

Guzmán entiende que los precios no se pueden mantener congelados indefinidamente pero advierte que en "una economía que tiene tendencia a la inflación son muy importantes los controles de precio desde el Estado pero de manera razonable".

El otro punto son los precios en pandemia. “Cada vez que se abría una actividad se dispararon los precios”, repite Guzmán ante los suyos. Es una especie de factor Covid-19 no contemplado pero que, ahora, está más claramente en el radar.

El tema de fondo, así y todo, sigue siendo la puja distributiva. En ese menú, en Economía hablan de “actualización de márgenes de ganancias bajo la expectativa de una inflación más alta” frente a lo cual el “Estado debe tratar de coordinar”. Así como Guzmán entiende que los precios no se pueden mantener congelados indefinidamente advierte que en “una economía que tiene tendencia a la inflación son muy importantes los controles de precio desde el Estado pero de manera razonable”.

Ahí aparece una carta más clara. Según Guzmán, “la política fiscal y financiera se cumplió. Los sindicatos también cumplieron pero hubo sectores que no cumplieron y eso hay que corregirlo”. De esa destreza, supone, dependerá el sensor de la inflación y, a su vez, aunque atado al manejo de la pandemia y de su plan de vacunación, el nivel de aceptación del Gobierno que integra.

PI

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