Fue el golpe final de la jornada más aciaga del Gobierno. Tras haber sancionado el incremento a los jubilados y de la emergencia en discapacidad, tras haber insistido en la ley de emergencia en Bahía Blanca que Javier Milei había vetado, el Senado dio el disparo de gracia: la aprobación del paquete de leyes impulsados por los gobernadores que tienen como objetivo fondear las provincias.
Con 56 votos a favor y uno en contra, la oposición le dio media sanción a las iniciativas que los gobernadores habían diseñado, hace casi un mes, en una reunión del Consejo Federal de Inversiones (CFI). Ambas modifican el mecanismo a través del cual el Ejecutivo transfiere recursos a las provincias: una, a través de la coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos, y otra, a partir de la distribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), que habitualmente son repartidos de manera discrecional por el Gobierno nacional como parte de un informal sistema de premios y castigos. Solo Luis Juez votó en contra, el resto de los presentes votó a favor: peronistas, radicales y fuerzas provinciales.
Los proyectos habían sido la zanahoria de la sesión autoconvocada por la oposición, que aprovechó la sed de recursos de los gobernadores para sortear la ofensiva comunicacional del Gobierno, que dedicó toda la jornada a denunciar que el Senado estaba llevando a cabo un “golpe institucional”.
Los gobernadores se movieron como equilibristas, denunciando la invalidez de los dictámenes de la comisión de Presupuesto y ayudando a vaciar la sesión cuando tocó el momento de votar el aumento a los jubilados. Pero cuando La Libertad Avanza vació la sesión, todos dejaron, eso sí, algún senador que les respondiera. Eduardo Vischi (Corrientes), Víctor Zimmermann (Chaco) o Edith Terenzi (Chubut): los senadores permanecieron en sus lugares para votar, al final de la sesión, los proyectos digitados por sus gobernadores.
“Las 24 jurisdicciones se pusieron de acuerdo en avanzar en un proyecto de ley que se interpreta que es una oposición a este Gobierno. Pero no, es una acto de suma madurez”, argumentó Vischi, el jefe de la bancada radical y uno de los aliados del Gobierno que, al comienzo de la sesión, había colaborado para desactivar la aprobación del incremento a los jubilados. Vischi, sin embargo, es correntino, y responde a Gustavo Valdés: el gobernador que quedó furioso luego de que se derrumbara la alianza electoral que había trabajado para cerrar con Karina Milei en la elección local.
Sin embargo, pese al enojo de varios gobernadores con el Gobierno por la dinámica de los cierres locales, “Peteco” Vischi apostó a diferenciarse de la oposición más dura. Los gobernadores querían dejar en claro que ellos no eran “degenerados fiscales” como los kirchneristas, sino que solo reclamaban, para sí, los fondos que les correspondían. En un zoom realizado unos días antes, los gobernadores aliados del Gobierno habían definido que solo apoyarían sus proyectos porque los de la oposición, que actualizaban los haberes jubilatorios, significarían un “bombazo” en las cuentas del Gobierno.
El jefe de la bancada peronista, José Mayans, le respondió directamente. “El destrato y la humillación del Presidente. Podemos engañarnos con que es un acto de madurez, pero no. Los une el espanto a los gobernadores”, apuntó el formoseño, que en ese momento se interrumpió porque vio ingresar al jefe de la bancada libertaria, Ezequiel Atauche, que había abandonado el recinto horas antes junto al resto de LLA. “Le voy a pedir que se retire del recinto o vaya a su banca, que no reconoce la sesión, que no sea irrespetuoso”, lo cruzó.
Atauche, después de eso, se retiró. No sería, sin embargo, el primer libertario que Mayans echaría del recinto ese día: horas antes, el formoseño expulsó –con el apoyo del resto de la oposición– al presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, que había asumido la presidencia luego de que Victoria Villarruel hubiera abandonado el recinto, acosada virtualmente por su propio Gobierno.
MC/MG