Violencia en el fútbol

La historia detrás de la feroz interna de Independiente: una escalada anunciada que estalló a los tiros y en plena calle

Los avisos venían desde mayo de este año y, en las últimas semanas, la tensión había subido todavía más cuando las dos facciones más grandes de la barra de Independiente se cruzaron amenazas y burlas por las redes. Solo había que esperar hasta que la gente volviera a los estadios para ver cómo se iban a disputar el control de la tribuna. No se trata de fidelidad a la camiseta sino de enormes negocios en juego. Por todo esto, el tiroteo del martes, a metros de la sede de Mitre y España, no debería haber sorprendido a dirigentes y funcionarios de Seguridad. Tampoco si se repiten escenas similares porque ya hay mensajes de venganza para cuando el Rojo juegue de local contra Gimnasia en dos fechas. Es un capítulo más de una larga interna violenta que lleva muchos años y en la que ahora vuelven viejos conocidos. 

El enfrentamiento de esta semana lo llevó adelante la barra oficial liderada por dos ex laderos del antiguo jefe Pablo “Pablo” Bebote Alvarez, que pasaron toda la pandemia reagrupando a sus hombres para un asalto final a la tribuna del Libertadores de América. Se trata de Juan Lenczicki, alias Juani, de la hasta ahora facción oficial, y de César “Loquillo” Rodríguez, un hombre con varias entradas y salidas de la cárcel. Este último fue el martes al mediodía con un grupo de 40 barras a empadronarse para poder entrar de nuevo a la cancha. Cuando salían de la oficina de socios con los carnets en las manos, se encontraron en la calle con grupos de Juani y comenzaron los tiros y las corridas que llegaron hasta el puente Pueyrredón viejo. 

Loquillo empezó a hacer públicas sus demostraciones de fuerza como para que ni a los dirigentes ni a sus rivales les quedaran dudas de que iba por todo. Antes del clásico que Independiente la ganó a Racing el 8 de agosto, el sector de Loquillo organizó un banderazo con más de una decena de micros y custodio policial desde el predio de Villa Domínico hasta el hotel donde concentra el equipo en el centro porteño. El sector de Juani intentó contrarrestar la movida difundiendo fotos de todas las banderas que tiene, expuestas en la cancha de San Telmo, de donde es uno de sus sectores más pesados. Pero al día siguiente, Loquillo fue a fondo y llenó la cancha con sus banderas y no dejó que se cuelguen ningunas del sector rival. Para eso amenazó días antes del partido al intendente del estadio. Y por si alguien no se había enterado difundieron un video en el que sus hombres cantaban una canción en la que decían que se habían adueñado de la tribuna.

La mayoría de los integrantes del hasta ahora grupo oficial de Juani son los sobrevivientes de la histórica banda de “Bebote”, retirado en los papeles luego de haber pasado más de dos años preso por una causa de asociación ilícita, que comenzó en 2017 contra la barra del Rojo. Por ese  proceso también estuvieron tras las rejas otros pesados como Roberto “Polaco” Petrov, Ítalo Romero, Damián Lagaronne y el ex directivo Noray Nakis. Mientras toda la cúpula caía, Juani quedó libre porque no pudieron demostrarles los mismos delitos que a sus compañeros de paravalancha. Por esa razón, desde hace más de tres años fue armando alianzas para adueñarse de lo que había sido de Bebote. En su afán de agrupar hombres que lo sostuvieran acordó con un grupo de la Villa 21-24 de Barracas, integrada por barras que también habían frecuentado la tribuna de River, Huracán, Barracas Central y una fuerte tropa de San Telmo, donde manda otro duro, Ricardo “Ricky” Cuello. Al ver cómo Juani iba recuperando espacio, poder y dinero con las recaudaciones de los días del partido y con la venta de droga, viejos aliados que estaban guardados por la persecución judicial, volvieron a asomar. Uno de ellos fue Caniche, que había caído preso y estaba en Dock Sud, el grupo del Oeste y también “El Viejo de Bera”, del sector de líder de Berazategui. 

Loquillo estuvo preso y cuando salió en libertad se mantuvo cerca de Bebote. Y cuando éste se fue del país en guerra con el ex presidente Javier Cantero, Loquilo tomó el poder. Pero tras el regreso de Bebote en épocas de los Moyano, tuvo que desaparecer y esperaba agazapado. Luego, como Bebote fue detenido en noviembre de 2017, quiso volver más de una vez. Los más memoriosos recuerdan la final de la Recopa ante Gremio, en Porto Alegre, como uno de sus intentos fallidos. Como sobre él pesaba el derecho de admisión en las canchas argentinas, fue a Brasil a ver al equipo. Y allí las segundas líneas que aún respondían a Bebote le dieron una paliza.

En los últimos tiempos, como Juani, también reclutó a sus hombres para pelear por el poder. Así unió fuerzas con Matías “Sting” Olivera, que también viene de Dock Sud, al grupo del Barrio Pepsi de Varela, la banda de Lanús y Temperley, la del barrio 4 de Junio, donde hace poco los hinchas de Racing fueron a los tiros. 

La dirigencia asiste al recrudecimiento de la violencia y niega cualquier vínculo con las dos partes. Esta semana, el secretario general de Independiente y también mano derecha del presidente Hugo Moyano en Camioneros, Héctor “Yoyo” Maldonado, dijo respecto de los barras que dispararon en el centro de Avellaneda: “Son marginales que nosotros desde que estamos en el club los fuimos corriendo y tienen derecho de admisión, no pueden acercarse. Algunos se quieren venir a hacer socios y no pueden entrar a la sede”. Estas declaraciones suenan llamativas porque el sector de Loquillo consiguió hacer cerca de 400 socios nuevos. Según señalan dirigentes de la oposición, la actual conducción del club sospecha de un acercamiento entre Bebote y Juani y, ante una pelea de fondo, no sostendrían a este último grupo, cuyos miembros declararon como arrepentidos en la Justicia incriminando a varios dirigentes -entre ellos a Pablo Moyano- en la causa por asociación ilícita. 

Todos estos episodios suceden a menos de tres meses de las elecciones en el club, donde Hugo Moyano irá por la reelección, contra una lista integrada por el ex ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo.  

El Estado está haciendo lo peor que puede hacer, que es tomar partido por uno de los dos sectores. Cuando me refiero al Estado lo digo por la Policía y por el Ministerio de Seguridad de la Provincia. Y con el aval del Estado ahora los que eran la barra oficial ya no estarán más. Fui a denunciar lo que estaba pasando. Le dije a la fiscal que investiga a la barra que esto era lo que se venía. A Loquillo lo denunciamos por venta de drogas en Avellaneda y Quilmes. Nosotros lo metimos preso por el crimen de un barra de Quilmes. Bebote también estaba preso. Los dejaron libres y acá están los resultados”, explica el ex titular de la Aprevide (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte), Juan Manuel Lugones, a elDiarioAR. Este diario intentó hablar con la actual gestión de la Aprevide pero no tuvo respuesta. 

Desde el Ministerio de Seguridad Provincial, el subsecretario Javier Alonso señaló que hubo una respuesta rápida de la Policía apenas fue alertada del enfrentamiento. “A menos de cinco minutos del primer llamado, ya había patrulleros en el lugar y detuvimos 20 personas que estaban participando del hecho. El club no avisó que estas personas estaban en la sede ni de lo que estaba sucediendo. Si hubiéramos sabido podríamos haber mandado antes patrulleros para que estuvieran en la puerta”, señaló el funcionario.

Fuentes de la investigación, explicaron que luego de que se produjeron los disparos, las cámaras tomaron a Loquillo metiéndose en su auto, un Mercedes-Benz gris, y sacándose la remera para que no lo identificaran. Ese auto quedó destruido y adentro encontraron el DNI. Hasta el momento del cierre de esta nota Loquillo seguía prófugo y, al igual que Juani, tiene prohibición de entrar a la cancha. 

AM