La era Massa

Massa y la calle: prepara medidas sociales, con el apoyo del Evita y la presión de Grabois y la izquierda

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Corría 2017 cuando Sergio Massa forjó una alianza filo-progresista con Margarita Stolbizer para enfrentar a Esteban Bullrich, Cristina Kirchner y Florencio Randazzo en la batalla bonaerense por la banca para el Senado nacional. Con la líder del GEN adentro, al sello 1País se sumó Libres del Sur y su movimiento social, Barrios de Pie. El 10 de junio hubo un acto conjunto y multitudinario en el microestadio Malvinas Argentinas de Argentinos Juniors el que se repartieron elogios de todo tipo, pero la alianza duró poco. Apenas diez días después, en el cierre de listas para diputados, se desató una crisis porque el tigrense ubicó undécimo a Jorge “Huevo” Ceballos, referente en La Matanza del partido de Victoria Donda y Humberto Tumini. La relación fue tan tensa, que incluso durante aquellos días Barrios de Pie protagonizó un piquete contra el gobierno de Mauricio Macri y Massa no les hizo eco.

Aquel zigzag con Barrios de Pie es un botón de muestra de cómo Massa ve a los movimientos sociales y a los territorios más castigados. Trata de buscar una salida a la crisis en clave productiva, pero no confía en los planes sociales. En la víspera al fin de semana trabajó con referentes de las organizaciones oficialistas para incluir en el paquete de medidas que anuncie el miércoles señales concretas para atender las demandas sociales, según supo elDiarioAR de tres fuentes del FdT. ¿Anuncios para la economía popular o un ingreso complementario inspirado en el Salario Básico Universal (SBU)? Los detalles aún se mantienen en estricta reserva. 

Por lo pronto, ya hubo señales de la calle y habrá cierta tregua. Casi al mismo momento en que se conoció su designación como “superministro” de Economía, el jueves por la tardecita Daniel Menéndez, hoy coordinador del oficialista Somos-Barrios de Pie y reconciliado con el líder del Frente Renovador, desactivó una protesta que tenía pensada contra el campo en La Rural. La mudó frente al Congreso, hasta ahora la casa de Massa. “Seguro iba a haber lío, y en este contexto íbamos a quedar como unos provocadores, cuando en realidad somos víctimas de los especuladores”, se lo escuchó explicar al referente social en las últimas horas. Juró a quien le preguntó que no lo llamaron del Gobierno para echar por tierra su piquete.

Tampoco se esperan fuertes movilizaciones durante la semana que comienza mañana, después de las recientes piquetes tanto oficialistas y opositores, incluso mezclados entre sí. Además de Somos-Barrios de Pie, el tigrense llega al Ejecutivo con el apoyo explícito del Movimiento Evita, la mayor de las organizaciones. Sin embargo, Massa tendrá sus escollos: el cristinista Juan Grabois y la izquierda trotskista ya avisaron que lo van a presionar para que abra la billetera.

La economía popular, el salario básico, Grabois y la izquierda 

La agenda de los movimientos sociales está concentrada para el próximo domingo 7 de agosto, día de San Cayetano. Para entonces la oficialista UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular, donde pisa fuerte el Evita de Emilio Pérsico y Fernando Navarro) prepara una movilización de más de 500.000 personas. Caminarán desde el santuario en Liniers hasta la intersección de Avenida de Mayo y 9 de Julio, corazón del microcentro porteño.

Aunque la consigna formal será “Paz, pan, tierra, techo y trabajo”, elDiarioAR supo que entre las demandas concretas estará la del Salario Básico Universal (SUB), una bandera que todas las agrupaciones populares ligadas al Frente de Todos comparten, pero que ya rechazó Martín Guzmán y la recientemente designada-despedida Silvina Batakis

El costo fiscal de 1,8 puntos del PBI para el beneficio que alcance a unas 7 millones de personas es el principal argumento que encontró Alberto Fernández para bajarle el pulgar al SBU. Massa no explicitó aún su postura –solo la tildó de “interesante”–, pero entre sus próximas medidas podría tenderles una mano a los movimientos sociales. “Estamos trabajando”, se limitó a responder una calificada voz en el Gobierno.

Hace tiempo que el Evita tiene un borrador sobre un posible “Ministerio de la Economía Popular”, que atienda específicamente las necesidades de los casi 8 millones de trabajadores informales. Es un nombre puesto ahí el de Pablo Chena, economista del riñón de Pérsico y actual director de Economía Social y Desarrollo Local en el Ministerio de Desarrollo Social. Cualquier movimiento importante podría sellar la suerte de Juan Zabaleta al frente de la cartera.

En ese sentido, hubo señales. “Le tengo afecto a Massa: es capaz, tiene oficio y es valiente”, dijo en una radio Fernando “Chino” Navarro, otro jefe del Evita y secretario de Relaciones Parlamentarias de la Rosada. Por la tarde, el mismo viernes, Massa tuvo el respaldo vía Twitter de Leo Grosso, legislador accionista en el Evita. “Vamos, crack”, le dedicó el diputado al tigrense, luego de que conversaran personalmente en las últimas jornadas. La foto donde ambos están con cascos de seguridad de obreros podría ser otra pista.

Grosso también firmó en su momento el proyecto de ley del SBU junto a Itai Hagman, del Frente Patria Grande, el espacio político de Grabois. El SUB es la principal causa del amigo de Cristina Kirchner y el Papa Francisco, quien el jueves le marcó la cancha al líder del Frente Renovador vía Twitter y desde Salta, donde visitó una comunidad wichi y hasta protagonizó un corte de ruta: “Igual que a Batakis y Guzman, le exigimos a Massa medidas urgentes para frenar la pobreza y la indigencia: Salario Básico Universal para informales y aumento general de sueldos y jubilaciones. Seguimos luchando porque si no cinco vivos se la van a seguir llevando. No aflojamos”, escribió el referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).

El mensaje de Grabois tiene un frente y un reverso. El frente, que Massa no tiene un respaldo consensuado por parte de la UTEP. El reverso: Grabois juega para que Wado de Pedro se convierta en presidenciable, carrera en la que el tigrense ahora se subió más que nunca. elDiarioAR ya publicó la hipótesis que hay en el Frente Patria Grande de que una interna Massa-Wado haría muy atractiva la oferta electoral del FdT en 2023.

Otro factor que agrega complejidad ahí es Máximo Kirchner. El líder de La Cámpora tiene íntima relación tanto con Massa, como con Hagman y Grosso. Sin embargo, Andrés Larroque ya se mostró más favorable al SBU que al concepto de la economía popular, y nunca ahorró críticas sobre Pérsico.

Con todo, el MTE mantiene latente la posibilidad de organizar una protesta por el SBU para la semana del 8 de agosto, según supo elDiarioAR cerca de Grabois. En su corte piquete en el puente Pueyrredón, hace diez días, habló de “dejar la sangre en la calle”. Luego de prender ese fuego amigo, dialogó con la vice y con la senadora Juliana Di Tullio para intentar conciliar su iniciativa de salario básico con la propuesta cristinista, que es más austera. El ingreso complementario podría alcanzar primero al universo de personas hoy sumidos en la indigencia –unas 4 millones–, por lo que se reduciría considerablemente el costo fiscal. 

Otra mina en la calle que tendrá que esquivar Massa será la opositora Unidad Piquetera, que nuclea al Polo Obrero, el Barrios de Pie que se escindió de Menéndez, y otras organizaciones enfrentadas al kirchnerismo. 

En los próximos días sus principales dirigentes le entregarán al nuevo jefe del Palacio de Hacienda un pedido formal de audiencia, como ya habían hecho sin suerte con Batakis. Por eso coparon la Plaza de Mayo el mismo jueves en que fue ungido el por ahora titular de Diputados. Volverán a movilizarse también la segunda semana de agosto, si no les responde a sus reclamos. Exigen la ampliación del programa Potenciar Trabajo –que hoy alcanza a 1,2 millón de beneficiarios, que manejan tanto oficialistas como opositores, y que tendrá un bono de refuerzo de $11 mil– un plan de obras públicas para crear 1 millón de puestos de trabajo y un salario mínimo de $ 105.000.

Pero el pacto sellado con el Evita, Somos-Barrios de Pie y el diálogo que pueda abrir con Grabois, le garantizará a Massa cierta paz social, y las protestas de la izquierda quedaría encapsuladas. “Massa no tendrá necesariamente un perfil que concuerde del todo con los movimientos sociales”, entendió en este contexto un dirigente muy importante que lo conoce, y concluyó: “Pero no deja de ser peronista”.

MC