El futuro del partido amarillo

“La mejor oposición posible”: el Plan Macri para después de las elecciones y el operativo despegue del PRO

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Mauricio Macri miró a los candidatos del PRO que estaban reunidos en la sede nacional del partido, ubicado a unos metros de Casa Rosada, y les dijo: “Hasta las elecciones tenemos la misión de acompañar al Gobierno. Pero después de octubre, tenemos que ser la mejor oposición posible”. En la mesa estaban sentados Cristian Ritondo y Diego Santilli, embajadores del acuerdo con La Libertad Avanza. Se sacaron una foto, pero ninguno de los dos terminó apareciendo en la publicación oficial.

En el peor momento del Gobierno, matizado por el salvataje financiero de Donald Trump, Macri empezó a marcar distancia. Ya no espera que Javier Milei lo llame por teléfono para comer milanesas. Observa, incrédulo, que el Presidente no soltará ni a la hermana ni a los Menem tras el escándalo de los audios de las coimas y el tortazo electoral en la Provincia de Buenos Aires. En diálogo con sus colaboradores, Macri asegura sentirse “decepcionado” con Milei y que, a partir de las elecciones de octubre, el PRO tendrá que empezar a reperfilarse.

“Decían que para ahora íbamos a haber desaparecido, pero no. El contexto cambió, este gobierno es un fracaso, y ahora tenemos que rearmarnos”, saca pecho un dirigente del círculo chico del expresidente que, como muchos de los macristas que se resistieron al acuerdo con La Libertad Avanza, tiene atragantado un “se los dije” desde el día de la derrota bonaerense. 

Macri se mueve con cautela, pero anticipa que las elecciones de octubre también terminarán mal para LLA. Y advierte que, en el caso de una derrota, el préstamo del Tesoro norteamericano podría caerse (y, con él, la frágil paz cambiaria de los últimos días). En público, el expresidente sostiene que hay que ser “prudente”. “Nunca he sido de aquellos que cree en que cuanto peor, mejor”, señaló luego de la reunión partidaria del martes. Por lo bajo, sin embargo, Macri ya habilitó a sus soldados a que empiecen a sondear el terreno

Jorge Macri, quien fue corrido del armado de las listas en CABA y ya advirtió que no participará de la campaña, mantiene conversaciones con varios dirigentes que integran “Provincias Unidas”. No solo con los gobernadores que lo integran, como Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) o el mismo Ignacio Torres (Chubut), que es del PRO. También conversa con radicales y lilitos de la Coalición Cívica, atento a reflotar su plan original para las elecciones en la Ciudad: relanzar Juntos por el Cambio. 

El jefe de Gobierno porteño no es el único que coquetea con Provincias Unidas. Muchos diputados que integran la bancada PRO, que conduce Ritondo, están analizando hacer el pase al bloque de los gobernadores a partir de diciembre. El propio Macri (Mauricio) retomó el diálogo con Juan Schiaretti, que será el jefe de bloque de Provincias Unidas una vez que sea electo. Se reunieron hace unos meses y, ahora, mantienen un diálogo casi permanente.

Algunos de los soldados de Macri van más allá y aseguran que llegó el momento de definir quién será el candidato presidencial para 2027. Para diferenciarse realmente de LLA, insisten, tiene que haber un candidato. Macri no quiere volver a ser presidente, por lo que habrá que elegir un sucesor que permita reflotar la marca PRO tras la derrota de 2023, la fracasada interna fraticida entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich y, finalmente, la sumisión absoluta del PRO ante Milei. 

Algunos la proponen a María Eugenia Vidal, que optó por no ser candidata este año como señal de rechazo al acuerdo electoral con LLA. Pero no todos la quieren en el macrismo: la acusan de haber “jugado mal”, de haberse ido de la Provincia a la Ciudad y después de haberse negado a encabezar la lista cuando Macri se lo pidió, antes de terminar ofreciéndole el cargo a Silvia Lospennato

Otros proponen que sea alguno de los gobernadores del PRO, “Nacho” Torres o Rogelio Frigerio. El preferido es Torres, que pisa también en Provincias Unidas y suele mantener una relación zigzagueante con la gestión libertaria. A diferencia de Frigerio, el gobernador chubutense no cerró una alianza electoral con LLA y suele poner un huevo en cada canasta. Cuando el Gobierno le pide que lo ayude a boicotear alguna ley opositora, Torres, por lo general, habilita a que alguno de los diputados que le responden, Francisco Morchio y Ana Clara Romero, se diferencie del oficialismo. 

Muchos en el PRO apuestan a endurecer su postura tras las elecciones. El malestar con el Gobierno fue creciendo en el último mes, especialmente entre aquellos que cerraron alianzas con LLA. Muchos de los candidatos se quejan de que Karina Milei y los Menem los aíslan y los dejan afuera del diseño de la campaña. Están preocupados, a su vez, porque ven que la imagen de Milei se derrumba en las encuestas y que el presidente no da muestras de cambiar el rumbo.

Queda abierta una incógnita, sin embargo. Y es qué pasará con la mitad del partido que decidió pintarse de violeta en el último año. 

La descomposición del PRO

Hace un mes, cuando Milei todavía no había perdido en PBA y los coletazos de los audios de Spagnuolo recién estaban comenzando, un peso pesado del PRO bonaerense pronosticó: “El PRO está en proceso de descomposición. Esto termina con Cristian conduciendo, Mauricio yéndose a jugar al bridge y alejándose para siempre, y una pelea final por la presidencia del PRO”. El escenario cambió, pero la descomposición continúa. Así como la batalla por quién terminará conduciendo el proceso.

La derrota en PBA golpeó a Milei con dureza, pero también al ala interna del PRO que jugó a fondo a cerrar un acuerdo con LLA. Ritondo, el artífice de la alianza, quedó mal parado, por más que en su entorno destacan que, de haber ido por separado, el PRO hubiese terminado perdiendo más legisladores. Se abrió una grieta en el triunfalismo del PRO libertario, y muchos de los dirigentes amarillos que habían quedado afuera de la “tábula rasa” de Milei buscan, ahora, su venganza.

Gisela Scaglia, la vice gobernadora de Santa Fe, no fue a la reunión del PRO del martes y analiza sumarse al bloque de Provincias Unidas cuando sea electa diputada. Lospennato está dudando si migrar a la Legislatura porteña, ya que su partida significaría un poroto menos para el macrismo en el bloque de la Cámara de Diputados. Facundo Pérez Carletti, secretario general del PRO y candidato en Santiago del Estero, pretende ordenar el partido y ya echó al bullrichista Damián Arabia de la vice presidencia. 

No hay dudas, para nadie, que el bloque PRO se romperá a partir de diciembre. Algunas, como Scaglia o Romero, se sumarán a Provincias Unidas. El bullrichismo, conducido por Arabia, analiza sumarse a LLA y llevarse consigo a varios de los nuevos conversos del mileísmo (como Sabrina Ajmechet). Ritondo, a este ritmo, podría terminar presidiendo un bloque de solo 8 o 9 diputados. Aunque su verdadera ambición es otra: reemplazar a Martín Menem y presidir la Cámara de Diputados. 

En el ritondismo buscan calmar los ánimos. “Mauricio está especulando. Pasadas las elecciones, si a los que pactamos con el Gobierno nos va para la mierda, se irá con los otros. Eso sí: si nos va bien, a los otros nosotros los vamos a perseguir por toda la ruta 7 hasta Mendoza”, ironizó, con ánimos de revancha. Nada dice de que, si llega a salir el tiro por la culata, los “otros”, los macristas, harán lo mismo con él a partir del 27 de octubre.

MC/MG