La celebración comienza en realidad la noche anterior. El 24 de diciembre, conocido como Nochebuena, es el momento en el que las familias y amistades se reúnen para compartir una cena y esperar la llegada de la Navidad. El término está vinculado a la vigilia previa a una fecha religiosa importante, una práctica común en el calendario cristiano.
El nombre Navidad tiene su origen en el latín nativitas, que significa “nacimiento”. Con el paso del tiempo, la Iglesia estableció el 25 de diciembre como fecha oficial para recordar el nacimiento de Jesús, una decisión que, según historiadores, estuvo influida por celebraciones previas del Imperio romano asociadas al solsticio de invierno y al culto al Sol Invicto, que también se festejaba en esos días.
En Argentina, país de tradición mayoritariamente católica, la Navidad es feriado nacional y combina el sentido religioso con costumbres sociales arraigadas. Además de la cena y el intercambio de regalos, muchas personas asisten a la Misa del Gallo, una ceremonia que se celebra a la medianoche del 24 y simboliza el inicio litúrgico de la Navidad.
Las tradiciones más reconocibles, como el árbol de Navidad, los adornos y la figura de Papá Noel, se incorporaron de manera progresiva, especialmente a partir del siglo XIX, y forman parte del imaginario popular hasta la actualidad.
Desde el punto de vista histórico, se sostiene que ya en el siglo IV el Papa Julio I promovía la conmemoración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre en Roma. Más tarde, en el año 529, el emperador Justinianiano declaró la fecha como festividad oficial del Imperio.
Hoy, la Navidad se mantiene como una de las celebraciones más relevantes del cristianismo, junto con la Pascua y Pentecostés, y combina elementos religiosos, históricos y culturales que atraviesan generaciones.