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Después de 15 años, detectives especializados avanzan sobre la desaparición de Mariela Bessonart en Córdoba

Mariela Besonart desapareció en septiembre de 2005.

Gustavo Molina

Córdoba —

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Mariela Alejandra Bessonart está muerta. Tenía 37 años cuando desapareció el 28 de septiembre de 2005 en Villa María, una rica ciudad agroindustrial ubicada a 150 kilómetros al sudeste de esta capital, por la autopista que va hacia Rosario. En mayo de 2012, seis años y ocho meses después de su desaparición, la Justicia Civil de Villa María decretó su muerte, pese a que hasta ese día no se había encontrado su cadáver. Tampoco apareció hasta hoy, nueve años y dos meses después de que los jueces la declararan muerta. La semana pasada, cerca de medio centenar de agentes provinciales y nacionales al mando de la fiscal Juliana Companys realizaron rastrillajes en las afueras de Villa María y encontraron enterrados en un campo, papeles que coinciden con la fecha en que a Mariela, literalmente, se la tragó la tierra.   

Casi un año después de la desaparición de Mariela, en agosto de 2006 fue detenido su ex esposo Rodolfo “Rody” Delpino, cinco años mayor que ella. Luego de estar preso más de un año, acusado de “privación ilegítima de la libertad, agravada por el transcurso del tiempo” -un delito que es reprimido con 2 a 6 años de cárcel, según dispone en Código Penal-, Delpino recuperó su libertad. La causa por la desaparición de Mariela fue elevada a juicio por el fiscal Gustavo Atienza en septiembre de 2015 y Delpino iba a comenzar a ser juzgado un mes después. Sin embargo, el principal sospechoso sigue libre y nunca fue juzgado. 

La semana pasada, investigadores de la Policía Federal, la Policía Judicial de Córdoba, Gendarmería, la Policía de Córdoba y el Ministerio de Seguridad de la Nación al mando de la fiscal de Villa María, realizaron operativos en un campo de Delpino y encontraron material enterrado relacionado con la investigación. Companys reemplaza a Atienza, quién se jubiló como fiscal en septiembre de 2017.

En septiembre del año pasado, en plena cuarentena por la pandemia de Covid-19 y cuando los tribunales federales y provinciales trabajaban a mínima velocidad, la fiscal de Villa María recibió en su despacho una solicitud del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SiFeBu) dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación, para impulsar nuevamente la búsqueda de Mariela Bessonart, desaparecida 15 años atrás.

Companys solicitó ayuda a la Dirección de Investigación Operativa, un cuerpo de detectives de la Policía Judicial especializado en resolver crímenes con víctimas que habían desaparecido y que resolvió los casos de Facundo Rivera Alegre conocido como “El Rubio del Pasaje”, de 2012; de Andrés Baleani desaparecido en 2016 y el de Miguel “El Gaucho” Vera, ocurrido en 2001. Durante un año, hombres y mujeres de la Dirección de Investigación Operativa de Policía Judicial se dedicaron a leer y releer los 28 cuerpos del expediente por la desaparición de Mariela, buscando entrelíneas, datos que pudieran no ser vistos durante la investigación realizada años atrás. Con esos datos, la fiscal tomó testimoniales a viejos y nuevos testigos. 

Así llegaron el pasado miércoles 18 los efectivos nacionales y provinciales hasta un campo en las afueras de Los Zorros -un pueblito ubicado a 49 kilómetros al norte de Villa María-, que hasta el año pasado había pertenecido al ex marido de la mujer desaparecida, Rodolfo Delpino, donde realizaron excavaciones a más de un metro de profundidad y encontraron “basura de relleno, pero no cualquier tipo de basura, se secuestraron recibos y prospectos de fertilizantes con fecha de septiembre de 2005, coincidente con la fecha de desaparición de Mariela”; confió a elDiarioAR una fuente que participó del operativo. 

Los trabajos de excavación y remoción de tierra se realizaron entre el miércoles 18 y el viernes 20; pero la cantidad más importante de material fue hallada el jueves 19. Los investigadores confirmaron que “no se hallaron restos humanos”.

-¿El material encontrado compromete a Delpino?

-Se trata de papeles y prospectos utilizados con fertilizantes. Hay recibos y otros elementos que están siendo analizados. Lo importante es qué tipo de material es, el lugar de donde se lo secuestró y la fecha en la que fue enterrado. Por la mecánica analizada, se utilizó ese material como relleno para un enterramiento. Es un indicio importante; uno más de una larga cadena de indicios que ubican al señor Delpino como principal sospechoso de la desaparición de la señora Bessonart. Es un indicio, como la ventana horaria de una hora y media el día en que desapareció su ex esposa. Es un indicio como la ubicación de Delpino en una zona de Tío Pujio, que no supo explicar-, detalló una fuente a elDiarioAR sobre el material colectado la semana pasada en el campo que perteneció a la familia Delpino.

Ese campo ya había sido allanado dos veces a principios de la investigación, operativos dirigidos por el ex fiscal Atienza. En una de las ocasiones, se utilizó un detector de metales, porque la víctima tenía una prótesis. Los agentes al mando del fiscal Atienza rompieron el piso de cemento de un galpón que hay en el lugar para buscar los restos de Mariela y no encontraron nada. La familia Delpino -el imputado y sus hermanos- se quejó de la rotura del piso y le quiso cobrar la reparación a la Justicia. Otra vez, Atienza dirigió un acampe de dos días con tropas del Ejército, la Policía y bomberos, buscando los restos de Mariela en un pantano de la zona, cercano a Tío Pujio.   

 

Filtraciones

 

“No voy a dar notas. Gracias”, respondió la fiscal Companys cuando fue requerida por elDiarioAR. La funcionaria de Villa María sabe que alrededor de este caso siempre hubo filtraciones. Cuando fue detenido Delpino en agosto de  2006, fueron imputados y detenidos dos policías relacionados con la causa, que se sospechó que filtraron información al sospechoso. Los acusaron de encubrimiento agravado.  

La semana pasada, pese al hermetismo de la fiscal de Villa María, comenzó a circular el rumor en la ciudad de que se reabriría la investigación por la desaparición de Mariela Bessonart. Y luego de los operativos en el campo que perteneció a los Delpino, se filtraron fotos de las excavaciones y los movimientos de los funcionarios en el lugar, por lo que se analiza si van a imputar a tres policías que hicieron circular las imágenes.

Pero las sospechas por las filtraciones no terminan en policías, sino que también apuntan al ámbito judicial, donde hubo críticas con el impulso que tomó la causa en el último año: “¿Qué va a encontrar la fiscal Companys que no haya encontrado Atienza, qué otro dato busca?”; deslizó un abogado que estuvo ligado a la causa.

 

Desaparición, infidelidad y celos 

La última vez que Mariela Bessonart fue vista con vida fue la mañana del miércoles 28 de septiembre de 2005, cuando se encontró con su ex marido Rodolfo Delpino cerca de la sucursal Villa María del Banco Nación. Un mecánico que conocía al matrimonio los vio parados a ambos en el auto de Delpino, como firmando unos papeles en el capó. Los hijos del matrimonio, que tenían 19, 17 y 16 años cuando desapareció la mujer fueron quienes le avisaron a su abuela materna Teresa Ramírez de Bessonart, que su mamá no regresó a la casa. Y allí comenzó la búsqueda.

Mariela Bessonart tenía 16 años cuando conoció a en un baile de pueblo a Rodolfo Ceferino Delpino, de 21. No había pasado un año, cuando ella quedó embarazada. Los padres de ambos resolvieron que lo mejor era que se casaran. Luego de la boda, ambos se fueron a vivir al campo propiedad de los Delpino en Los Zorros, un pueblito de menos de 700 habitantes. Allí se realizaron las excavaciones la semana pasada.  

El matrimonio trabajaba a la par en el campo. Mariela, además se encargaba de las tareas domésticas y la crianza de los niños. Pero además de explotar el campo propio de Los Zorros, Delpino alquilaba otro campo en La Posta, un pueblito del norte cordobés ubicado a 245 kilómetros de Villa María.

Allí, a principios de los 2000, el hombre conoció a una mujer y comenzó una relación extramatrimonial. El rumor le llegó a Mariela; quien un día de 2003 manejó hasta La Posta y encontró a su marido Rodolfo Delpino con su “novia”, una política de la zona. Mariela, aseguran, se avalanzó sobre la mujer y la golpeó con bronca. Delpino la amenazó: “Esto te va a salir muy caro”.

En 2004 el matrimonio se separó, Mariela quedó viviendo con sus hijos en Villa María y Delpino en el campo de Los Zorros. Y en junio de 2005, finalmente llegó la sentencia del divorcio. Y con el divorcio, la división de bienes. En esa época, los comodities estaban en el pico de su valor y los producido en los campos familiares eran verdaderas fortunas.

Delpino ya estaba en pareja con otra mujer y Mariela decidió terminar la escuela secundaria en una nocturna. “Necesitaba un título, quería crecer, ahora que los chicos estaban grandes y ella volvía a la soltería”, contó una amiga de la mujer. Tras el duelo de la infidelidad y la separación, Mariela comenzó a arreglarse y a salir con sus nuevas amigas de colegio.

Dicen que eso y la cuestión de los números de la separación de bienes enfureció a Delpino, que comenzó a acosarla. 

El martes 27 de septiembre de 2005, Delpino llegó a la casa de Mariela y sus hijos, se quiso quedar a dormir, pero ella lo echó. Tenían que ir al Banco Nación al otro día temprano. Delpino insistió y ella volvió a negarse. Una versión indica que al otro día, el miércoles 28 cerca de las 8.30, el ex marido pasó por la casa a buscarla. Otra, que ambos se encontraron cerca del banco, pero no temprano, sino al mediodía, donde los vio un mecánico. 

Delpino declaró que esa vez, se encontraron para arreglar unas cuestiones de los bienes. Y que se despidió de su ex esposa “a unos cincuenta metros del Banco Nación de Villa María porque ella tenía que hacer unos trámites”; mientras que él fue hasta un comercio cercano “a pagar con un cheque” algo que había comprado.

Uno de los investigadores del caso, relató esa vez que “Mariela nunca entró al banco. Ya estaba por cerrar. Delpino pagó el cheque a las apuradas, firmándolo en la calle, y sobre el capot de su auto”.

Nunca más volvieron a ver a Mariela. Nunca contestó los llamados a su celular que le hicieron su mamá Teresa, su hermana Gladys y dos amigas.

Ese mismo día, después de que supuestamente se despidiera de Mariela, a Delpino lo vieron en Tío Pujio, un pueblito a 18 kilómetros al norte de Villa María, en el camino a Los Zorros, donde hay un pantano: “Hay un período entre las 12.30 y las 14, cuando a él lo vieron en la localidad de Tío Pujio, a unos 20 kilómetros de Villa María, que no está claro, ni él pudo explicar”, detalló el investigador hace 15 años.

Meses después de que no se supiera nada de la mujer, en un camino cerca de Alta Gracia -a 37 kilómetros al sur de esta Capital y a más de 120 al norte de Villa María-; fueron encontradas algunas pertenencias de Mariela. 

“Durante los primeros 15 días se dijo que Mariela se había ido con un tipo y no la buscaron. ¿Cómo se va a ir con un tipo y dejar a sus hijos solos? ¿Cómo no le va a avisar a alguna amiga o a algún familiar?”, se quejó una de sus amigas en septiembre del año pasado, cuando se realizó una marcha en Villa María, al cumplirse 15 años de su desaparición.

 

Ex marido preso

Para el fiscal Gustavo Atienza, el responsable de la desaparición de Mariela Bessonart era su ex marido Rodolfo Delpino. Con una serie de indicios colectados a lo largo de un año, entre los que se destacaba el testimonio de un testigo de identidad protegida, el fiscal de Villa María imputó al ex marido por el delito de “privación ilegítima de la libertad, agravada por el transcurso del tiempo”. Y ordenó su detención el 30 de agosto de 2006, once meses después de la desaparición de Mariela.

En abril de 2006, luego de una masiva marcha reclamando por la aparición con vida de Mariela, en la que participó Juan Carlos Blumberg -el padre de Axel, el chico asesinado cuando agentes de la vieja SIDE quisieron rescatarlo de un secuestro en marzo de 2004-; el gobernador José de la Sota ofreció una recompensa de $ 100 mil. 

Fue ese testigo de identidad reservada, quién, atraído por el dinero ofrecido por el gobernador cordobés, brindó datos contra Delpino. El ex marido de Mariela fue detenido el 31 de agosto a las 8 de la mañana en una estación de servicio de Villa María. No se resistió. Mientras que dos policías fueron detenidos en La Posta, el pueblo norteño donde el sospechoso explotaba otro campo y donde vivió una historia de amor con una política del lugar.

Alberto Bessonart, uno de los tres hermanos de Mariela siempre desconfió de Delpino: “Rodolfo nunca dejó de molestar a mi hermana. La celaba como si todavía fuera su marido, a pesar de que él mismo ya había reconstruido su vida con otra mujer”, aseguró tras la detención de su ex cuñado.

Teresa, la mamá de la víctima, también le apuntó al padre de sus tres nietos: “Mariela desapareció un miércoles y Delpino hizo la denuncia recién el viernes. Y no la radicó  por desaparición de persona, sino que la denunció por abandono de hogar”. Teresa Ramírez de Bessonart murió en noviembre de 2016 a los 85 años sin saber qué ocurrió con su hija. 

“Tener un desaparecido en la familia es tener un dolor lacerante. Yo no pude cerrar la historia, yo no le pude decir a Teresa qué había pasado con su hija”, se lamentó el ex fiscal Atienza el viernes pasado en una entrevista con Uniteve, el canal de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM).

Alojado en la cárcel de Villa María, Delpino siempre clamó inocencia. Sus defensores, Gerard Gramática y Débora Ferrari, ex socios del ex fiscal General delasotista, Darío Vezzaro lograron que su cliente recuperara la libertad el 11 de septiembre de 2007 tras pasar 377 días preso. Esa vez, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba hizo lugar al pedido de los defensores Gramática y Ferrari. Precisamente, Vezzaro asumió como fiscal General en 2007, cargo que ocupó hasta 2012.

 

Mariela muerta

Sin la aparición del cadáver, en mayo de 2012, la Justicia Civil de Villa María, a pedido de los hijos de la mujer, Gisela, Franco y Marcos Delpino, dictaminó que Mariela Alejandra Bessonart murió el mismo día de su desaparición; porque nunca pudo saberse que pasó con ella, ni con su cuerpo.

La declaración de su fallecimiento presunto por ausencia quedó establecida en una sentencia del juzgado de Primera Instancia y Cuarta Nominación Civil, Comercial y de Familia de Villa María, a cargo de Alberto Domenech. Hace nueve años, el secretario del juzgado, Pablo Menna, indicó que esa resolución judicial no alcanza a la causa penal, aunque se basó en algunos de sus elementos para dictarse la sentencia.

La resolución fue emitida como conclusión del expediente 352.375, iniciado el 15 de octubre de 2010 por los tres hijos de Mariela.

El 28 de septiembre de 2015, cuando se cumplieron 10 años de la desaparición de Mariela, se elevó la causa a juicio, que debía comenzar a juzgar a Rodolfo Delpino, apenas dos semanas después: el martes 13 de octubre de 2015. Pero ese juicio por “privación ilegítima de la libertad, agravada por el transcurso del tiempo” nunca se realizó.  

La Cámara iba a estar integrada por René Gandarillas, como presidente y Silvia Saslavsky de Camandone y Marcelo José Salomón, como vocales. El juicio contra Delpino nunca se realizó; Gandarillas y Silvia Saslavsky de Camandone ya no son más jueces, se jubilaron.   

Gladys Bessonart, la hermana de Mariela que quedó como querellante tras la muerte de su mamá Teresa, sigue buscando a su hermana. La representa su abogado Manuel Tovo.

Los tres hijos de Mariela, representados por el abogado Marcelo Silvano, prefieren no hacer olas. Como en otro crimen emblemático, el asesinato de Nora Dalmasso ocurrido en Río Cuarto en noviembre de 2006; los hijos tienen a su madre muerta y no quieren a su padre preso.   

 

 GM

 

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