Furor por las drogas para adelgazar: estafas, consejos por redes y riesgos de la automedicación

“Ayer fue mi primera dosis. Vomité dos veces. Es normal?” (sic), pregunta un usuario de forma anónima en el grupo de Facebook Ozempic Argentina. Las publicaciones anónimas están permitidas para las personas que “aún no se sienten cómodas compartiendo sus opiniones”, explica la propia red social.
Las respuestas no tardan en llegar. Una mujer asegura que es normal y añade el emoji de una carita llorando. Otro miembro del grupo sugiere tomar bastante agua, no comer cosas pesadas y tratar de caminar.
“Muchísimas gracias. Recién vuelvo de caminar. Es la primera vez que siento asco al olor a comida de la calle. Qué milagro!” (sic), agrega el usuario anónimo.
Ozempic es un medicamento inyectable producido por la empresa farmacéutica danesa Novo Nordisk. Si bien originalmente fue desarrollado para bajar el nivel de azúcar en sangre en adultos con diabetes tipo 2, a partir de su uso se demostró un efecto inesperado: también puede ayudar a perder peso.
En nuestro país, todos los días se suman personas a grupos de apoyo en Facebook y WhatsApp para saber más sobre los efectos de inyectarse una vez por semana este fármaco conocido como “la droga de Hollywood”.

Ozempic irrumpió en las redes sociales y en muchos medios como la solución que utilizaban desde Kim Kardashian hasta Elon Musk para bajar de peso en tiempo récord. Incluso el legislador porteño Ramiro Marra, recientemente expulsado de La Libertad Avanza, declaró en varios programas de televisión que adelgazó 8 kilos gracias a “técnicas modernas” y confirmó que usó Ozempic.
Sin embargo, este medicamento no está aprobado para el tratamiento de la obesidad en la Argentina ni a nivel internacional.
Más pacientes sin control
“Hizo mucho ruido que artistas en el exterior lo publicitaran como la droga mágica. Eso es un gran peligro y hay que tener cuidado porque no es para toda la población. Tenés que tener una prescripción médica, no es de venta libre. Y hay dos contraindicaciones del fármaco por prospecto, que son el antecedente de una pancreatitis y de cáncer medular de tiroides”, explica a elDiarioAR Pilar Quevedo, jefa de la División Nutrición del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Por su parte, Carla Musso, presidenta de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), advierte: “Hay un uso muy masivo y, en algunos casos, un mal uso. Notamos que la droga la está usando muchísima gente para obesidad sin ningún seguimiento, sin ningún plan de alimentación ni de actividad física. Y, obviamente, eso no da resultado”.
Si bien en la Argentina la explosión de consultas comenzó en 2023, ahora cada vez más personas utilizan Ozempic sin prescripción médica, según coinciden las especialistas. Frente a esto, insisten en que es fundamental la indicación de un profesional que pueda seguir la evolución del paciente.
“De ninguna manera es para bajar dos kilos en alguien normopeso. En esa población se tienen que recomendar ejercicios de resistencia con un plan de alimentación saludable”, subraya Quevedo y aclara que los medicamentos entran como “segunda línea terapéutica en personas con disfunción del tejido adiposo, que es cuando la obesidad empieza a hacer daño”.
En ese sentido, remarca que “no existe la magia en el tratamiento de la obesidad. Así como no todos los pacientes responden de la misma forma a un plan de alimentación, no todos responden igual a los fármacos”.
La presión por la delgadez
“Hola, gracias por aceptarme quisiera saber si puedo conseguirla sin receta trabajo 12 horas diarias y tengo mucho sobrepeso el problema es que no tengo tiempo de ir al médico” (sic), escribe una usuaria en el grupo de Facebook Ozempic Argentina.
Consultas como esta se repiten todo el tiempo en las redes, donde los grupos más numerosos de nuestro país llegan a tener 2.400 miembros. Para Laura Contrera, profesora de filosofía, doctora en Estudios de Género y activista por la diversidad corporal, estas drogas de moda refuerzan el imperativo de delgadez y la presión para la uniformidad de cuerpos.
“Se vende como algo tan simple como una serie de pinchazos para alcanzar tu mejor versión. Entonces, si vos tenés la solución al alcance de la mano, ¿por qué no elegirías la felicidad?”, sostiene. Ante esta promesa de felicidad, Contrera, quien también es abogada, plantea la necesidad de recuperar algo tan básico como el consentimiento informado para que las personas puedan conocer los beneficios y riesgos de estos nuevos medicamentos.
Cómo funciona Ozempic
Pese a su masificación, Ozempic solo está autorizado para el tratamiento de la diabetes tipo 2. El fármaco que sí fue aprobado contra la obesidad en 2023 por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) es Wegovy, que también es producido por Novo Nordisk, pero todavía no llegó a la Argentina.
Tanto Ozempic como Wegovy son medicamentos inyectables de aplicación semanal y tienen el mismo ingrediente activo, la semaglutida. La diferencia está en la concentración de la droga, ya que la dosis para el tratamiento de la obesidad es más del doble que la indicada para diabetes tipo 2.
La semaglutida es un compuesto que funciona imitando una hormona que se libera naturalmente en el cuerpo humano, el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), que tiene entre sus funciones regular la glucemia. Pero como la hormona GLP-1 dura unos pocos minutos en nuestra sangre, la semaglutida fue diseñada para degradarse lentamente. Esto desencadenó una verdadera revolución en la industria farmacéutica porque solo requiere de una aplicación semanal.
El medicamento estimula “la secreción de insulina por parte del páncreas y eso genera una disminución de la glucemia”, explica Musso y remarca que su eficacia “es muy interesante” para el control de la diabetes tipo 2.
No obstante, la semaglutida se popularizó por sus efectos adelgazantes. “Por un lado, tiene un impacto importante a nivel del sistema nervioso central, disminuyendo el apetito y aumentando la saciedad. Y, por el otro, actúa a nivel del estómago, ralentizando el vaciamiento gástrico. La sumatoria de esos dos mecanismos hace que los pacientes coman mucho menos y entonces bajen de peso”, detalla la médica especialista en Endocrinología.
Como Wegovy aún no se comercializa en la Argentina, muchos pacientes se aplican Ozempic para bajar de peso. Esto se conoce como un uso off label, es decir, que el fármaco se prescribe con orden médica para ser administrado con un fin distinto del autorizado.
Sin embargo, Quevedo advierte que, si un paciente utiliza Ozempic para obesidad, se va a quedar con una dosis intermedia de semaglutida que probablemente no sea suficiente para alcanzar el descenso de peso indicado.
El precio de adelgazar
Laura, de 39 años y habitante de la localidad bonaerense de Berazategui, arrancó con un tratamiento para adelgazar después de atravesar la muerte de su papá y una ruptura de pareja.
“Estaba muy triste y no me di cuenta que engordé. Siempre sufrí sobrepeso, pero me sentía peor. Entonces, decidí empezar con Ozempic para sentirme un poco mejor y porque mi primo adelgazó 15 kilos en tres meses”, cuenta Laura a elDiarioAR y pide no publicar su apellido porque le da vergüenza.
Ya bajó 6 kilos en un mes y acompaña al medicamento con una dieta saludable. “Te quita la ansiedad, esas ganas de picotear”, grafica y aclara que utiliza Ozempic sin ser diabética por indicación de su endocrinóloga.
“Solo le pido a Dios que pueda sostener el tratamiento porque es costoso y quiero llegar a mi peso. Solo me faltan bajar 10 kilos”, remarca.
Una lapicera de Ozempic dura alrededor de un mes y su precio de lista es de $375.320 para la dosis de 0.25 a 0.5 miligramos (mg) y de $638.045 para la dosis de 1 mg.
Según recomiendan los propios pacientes en las redes, una alternativa para conseguir el medicamento más barato es inscribirse al programa Novo a la Par. Se trata del “portal de cuidado al paciente de Novo Nordisk, una iniciativa que refleja el compromiso de la compañía para vencer enfermedades crónicas graves, incluyendo la diabetes y la obesidad”, según indicaron desde la farmacéutica a este diario.
Aquellas personas que tienen la receta de un producto de Novo Nordisk pueden registrarse en Novo a la Par para acceder a distintos recursos, entre los que se destaca un programa de descuentos variables.
A nivel nacional no hay datos publicados sobre el consumo de Ozempic. elDiarioAR consultó a la sede de Novo Nordisk en la Argentina, pero prefirieron no compartir ningún tipo de información al respecto.
En el mundo, la expansión del mercado de los “medicamentos antiobesidad” es tal que en 2023 el Producto Bruto Interno (PBI) de Dinamarca creció un 1,8% por las ganancias de Novo Nordisk. Sin la contribución del laboratorio, el PBI habría caído un 0,1%, de acuerdo con la oficina de estadística danesa.
Estafas en redes
“Hola, alguien sabe cómo conseguir Ozempic más barato que en la farmacia?” (sic), consulta una mujer en un grupo de Facebook. La pregunta desata una ola de recomendaciones de farmacias que hacen descuentos con tarjetas bancarias, aunque también hay usuarios que comparten links de grupos de WhatsApp de compra y venta. Pero entonces, muchas personas alertan que son “todos una estafa”.
“Estos medicamentos que son de tan alto costo, si uno los compra por las redes sociales a menor precio, seguramente compra una falsificación”, apunta Claudia Martino, secretaria de la Mesa Ejecutiva de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA).
“En vez de comprar una solución, las personas se están comprando un problema porque no saben el origen del medicamento, ni la trazabilidad, ni dónde estuvo almacenado”, continúa Martino y subraya que estos fármacos inyectables necesitan cadena de frío para no perder su efectividad.
Por su parte, Quevedo agrega que “el problema de salir de la legalidad es que, si el paciente tiene un efecto secundario, no sabés qué droga recibió ni si llegó a la dosis terapéutica”.
En los grupos de WhatsApp hay toda clase de ofertas, como supuestos “últimos stocks” de Ozempic a $250.000 con envío a domicilio o punto de entrega a acordar con el vendedor. Para entender por qué crece el mercado ilegal basta con ver una serie de datos. En nuestro país, 6 de cada 10 adultos presentan exceso de peso, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del Ministerio de Salud.
En paralelo, la Argentina es el segundo país con mayor cantidad de casos de trastornos de la conducta alimentaria, después de Japón, según datos difundidos por la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA). Como si esto fuera poco, el 70% de las mujeres no está conforme con su cuerpo y el 60% admite querer bajar de peso.
En una sociedad marcada por la presión de los estereotipos corporales, pero donde solo una minoría puede pagar los elevados costos de los “fármacos antiobesidad”, el mercado ilegal crece como la única alternativa posible para gran parte de la población que busca la felicidad en forma de adelgazamiento.
La necesidad de contención
El interés por estos medicamentos se expande en los grupos de Facebook y WhatsApp que funcionan como una suerte de consultorio abierto 24/7, aunque sin supervisión médica. Mientras que algunas personas celebran haber adelgazado muchos kilos y comparten sus fotos del “antes y el después”, otras preguntan preocupadas por síntomas sorpresivos. Se repiten las dudas por náuseas, vómitos, ansiedad, depresión, insomnio, cambios en la visión y caída del pelo.
Para Contrera, los grupos de apoyo aparecen como una respuesta ante los desafíos que presentan los efectos no deseados de estas drogas. “Hay una necesidad de creación de comunidad ante un vacío que deja la industria fármaco-médica”, señala.

“En este momento triunfal de Ozempic y los laboratorios, el activismo de la diversidad corporal tiene que poder mirar el profundo desamparo en el que a veces se encuentran las personas gordas que desean adelgazar para dejar de ser víctimas de discriminación y estigma, porque eso es lo que se busca más allá del paraguas de la salud”, agrega Contrera, quien promueve la despatologización de la gordura desde una perspectiva de Derechos Humanos.
La obesidad y el sobrepeso ocupan el segundo lugar dentro de los tipos de discriminación más mencionados en todo el país, según un estudio publicado en 2019 por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), organismo disuelto el año pasado por el gobierno de Milei.
En el marco de una sociedad estigmatizante, Contrera plantea que no se puede juzgar a las personas que recurren a medicamentos para adelgazar. Pero advierte que no todo debería reducirse a una solución individual. En ese sentido, remarca la importancia de pensar en una dimensión colectiva, ofrecer más acompañamiento a las personas y que se realicen estudios científicos sin sesgos.
Debates por los efectos secundarios
Los fármacos “antiobesidad” no están exentos de debates por sus reacciones adversas y el famoso “efecto rebote”, la reganancia de peso que puede ocurrir cuando se abandona el tratamiento.
En una investigación publicada a fines de enero en la revista Nature se dio a conocer el primer atlas detallado sobre los efectos secundarios. Mientras que los investigadores encontraron consecuencias positivas, como la reducción del riesgo de sufrir Alzheimer o de desarrollar adicciones a sustancias, también detectaron una mayor probabilidad de trastornos gastrointestinales, pancreatitis y afecciones renales.
“Los efectos secundarios más frecuentes son, por lejos, los gastrointestinales: náuseas, constipación, diarrea, reflujo o acidez. En general, son efectos leves y transitorios”, indica Quevedo. Para controlar estos posibles síntomas, se recomienda que las personas inicien el tratamiento con una dosis escalonada.
Según cuenta a elDiarioAR Natalia, que vive en Salta, las primeras semanas que se inyectó Ozempic tuvo vómitos y diarrea. “Yo lo asociaba a que la droga estaba rindiendo”, dice y agrega que con el tiempo dejó de tener síntomas colaterales. En cambio, María, de 59 años, asegura que todavía hoy, después de tres años de usar Ozempic, sigue teniendo problemas estomacales, aunque más leves que al principio. “Me fui ayudando con antiácidos e infusiones de hierbas curativas, como manzanilla. A mí no me gusta llenarme de medicamentos, pero mi diabetes es bastante rebelde y desde que empecé con el tratamiento estoy estable”, agrega la mujer que vive en la ciudad de Córdoba.
Para Marcelo Rubinstein, doctor en Ciencias Químicas, investigador superior del Conicet y especialista en el estudio de los circuitos cerebrales que controlan la saciedad alimentaria, la industria farmacéutica “trata de soslayar, en general, el tema de que un porcentaje altísimo de pacientes reportan que tienen efectos adversos”.
“Entonces ahí surge una pregunta: ¿no será que la gente come menos porque no se está sintiendo bien? Cuando uno está con náuseas o tiene dolor de estómago no tiene ganas de comer”, apunta Rubinstein, director del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI), dependiente del Conicet.
A su vez, señala que, si se deja la medicación, “la persona recupera sus ganas de comer y vuelve a recuperar peso, o sea que no produce ningún tipo de cura”.
En el propio sitio web oficial del fármaco se indica que Novo Nordisk “no ha realizado estudios para evaluar el efecto en el peso después de dejar de usar Ozempic”.
Si bien Rubinstein reconoce que estas drogas de moda pueden ser revolucionarias para la vida de una persona que siempre quiso adelgazar y no pudo con otros métodos, no considera que los fármacos sean la solución para tratar el exceso de peso a nivel general de la población.
“Me parece una locura pensar que la pandemia de la obesidad, que tiene más de 1.000 millones de personas con sobrepeso en el mundo, la vamos a resolver inyectando un remedio de por vida. La alternativa es producir cambios en los hábitos alimentarios, que no implican disminuir la cantidad de alimentos, sino consumir alimentos de calidad”, señala el científico premiado por la Fundación Konex en 2023.
“Con estas drogas, como con todo fenómeno novedoso, hay tremendos intereses económicos en juego”, continúa Rubinstein. Y advierte: “Se juega con una gran expectativa de las personas que quieren reducir su peso”.
MA/JJD
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