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Desastre ambiental y ecológico
Catástrofe en Corrientes, a la espera del día después urgen medidas para reparar perdidas millonarias

La producción ganadera, junto al resto de las actividades productivas, fue afectada por los incendios de Corrientes

Andrea de los Reyes

Corrientes —

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El pronóstico anunciaba un calendario de precipitaciones para toda la semana en Corrientes, pero los indicadores están cambiando; el alivio esperado se dispersa y podría demorar en llegar unos días más. Mientras la atención sobre la catástrofe ecológica y ambiental que se vive en la provincia se sostiene a base de cuantiosas donaciones que buscan atender a la urgencia, sectores privados y estamentos de los gobiernos empiezan a pensar en el día el después.

Cuando finalmente se apague el fuego, una de las provincias más pobres de la argentina quedará aún más golpeada económica y socialmente por el impacto de la catástrofe. Las pérdidas todavía no están cuantificadas de manera oficial, pero se estiman en varios miles de millones de pesos. 

Según un relevamiento realizado por elDiarioAR, en términos productivos el mayor impacto económico lo tendrá el sector forestal. Es que en unas pocas semanas se quemaron grandes extensiones de bosques implantados de pinos y eucaliptos, algunos de varias décadas, de manera que la gran mayoría verá perjudicados sus rendimientos. Sólo en el sector forestal, se sugieren pérdidas de $20 mil millones de pesos. 

En el sector ganadero los perjuicios se verán en el futuro. Fuente rurales indican que parte del ganado pudo ponerse a resguardo, sin embargo, se habla de 80 y 100 mil terneros menos en la zafra que viene. Terneros que no van a nacer por pérdidas de preñez de animales estresados por el fuego, entre otros inconvenientes. Además, se registraron cuantiosos daños en infraestructura por los incendios de alambrados, postes, tranqueras, etc.

Respecto de las plantaciones de arroz, segunda producción en importancia de la provincia, las previsiones señalan pérdidas que rondan el 40 por ciento, unas 250 mil toneladas. En este caso no se trata de daños ocasionados por el fuego de manera directa, sino por la extensa sequía que atraviesa la región, que lleva más de dos años. 

Lo mismo sucede con la zona yerbatera. El referente de la empresa Orlando Stvass, ubicada en Colonia Libing, en el límite entre Corrientes y Misiones, indicó en una entrevista televisiva que “en Corrientes ya se perdió un 60% de la producción para el 2023. Se viene una situación difícil. En 2022 tenemos el stock asegurado, porque debe estar de 9 a 12 meses estacionada”.

Con el fuego sin terminar se apagarse, el sector productivo de las zonas rurales aún no puede determinar las dimensiones de la catástrofe. Ni las previsiones relevadas por la Mesa de Enlace de las asociaciones rurales, reunida en la ciudad de Mercedes unos diez días atrás; ni las proyecciones de pérdidas de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) fueron suficientes. Todas están por debajo de las estimaciones con las que se inició la semana. 

Reconstrucción  

Con el temor latente de que el fuego continúe haciendo estragos aún mayores a su paso, fuentes oficiales consultadas por este medio no quisieron arriesgar proyecciones cerradas ni estimar acciones concretas para la reconstrucción del sector productivo. 

Desde el Ministerio de Hacienda y Finanzas de Corrientes indicaron que se espera mayor claridad, una vez extinto el fuego, para determinar las medidas paliativas. Según indicaron aún no hay precisiones sobre las acciones para paliar la emergencia de productores y empresarios afectados por los incendios, pero durante la semana habrá novedades.

Sí hubo mayor precisión desde otros organismos como el Consejo Federal de Inversiones (CFI), institución que maneja una línea de crédito de emergencia específica para estas situaciones, en coordinación con el Gobierno Nacional. Desde allí señalaron que también se están gestionado créditos y subsidios específicos junto al Banco de Corrientes para el día después: recomposición del capital de trabajo, inversión en infraestructura, etcétera. 

Finalmente, tras la nueva visita a Corrientes del ministro Julián Domínguez, desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación informaron que la provincia de Corrientes adherirá a una línea de financiamiento a tasa bonificada. Será un esquema específico por 500 millones de pesos para los productores afectados por los incendios y la sequía proveniente del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP) y gestionado por el Banco de Corrientes. 

Productores que participaron de la reunión con Domínguez esperan que la ayuda se materialice de forma sencilla y en lo inmediato, ya que – una vez extinto el fuego – necesitarán ingresos para hacer frente a la reconstrucción y readecuación de sus campos. 

Con este panorama, aún incierto, este jueves la Mesa de Enlace se reunirá con un único tema de agenda: la situación del sector productivo de Corrientes. 

Están trabajando también en el día después, estamentos como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). La sede local del organismo además de monitorear la situación de los incendios, está analizando medidas de asistencia inmediata para los productores de la provincia afectados por el fuego. 

Pérdidas sin techo

Más allá de estas tareas imprescindibles de reparación, para comprender el alcance de la catástrofe en territorio correntino, es central dimensionar que el espacio productivo afectado por los incendios no es el más comprometido en la provincia de Corrientes. No sólo el sector de la producción agroforestal tendrá pérdidas millonarias, sino también el turismo, el comercio y miles de particulares que habitan en pequeños parajes, en zonas rurales y en algunos pueblos y ciudades que se vieron cercados por el fuego y el humo. 

Un ejemplo es el sector turístico, liderado por la ciudad de Corrientes y cada uno de los portales de acceso a los Esteros del Iberá. Hasta una semana atrás, se esperaban feriados turísticos récord durante el Carnaval y Semana Santa. No se conseguía alojamiento en los establecimientos más tradicionales de los esteros, en especial en Colonia Pellegrini. Sin embargo, esa expectativa se desmoronó por completo. Desde hace días todos los esfuerzos están puestos en protegerse de los incendios y en resguardar la fauna. 

Los últimos datos satelitales indican que casi 200 mil hectáreas de los esteros fueron afectadas por el fuego. Algunos de los portales de ingreso al Iberá están arrasados. Tal vez uno de los más impactantes sea el Portal Galarza, en la zona de Ituzaingó, y el acceso más antiguo; Colonia Carlos Pellegrini, en Mercedes, donde se consumieron extensos pastizales que forman parte del ecosistema de bañados y esteros. Ante esta situación, debieron clausurar al turismo los portales de Cambyretá, Carambola, San Antonio y San Nicolás. 

Desde las organizaciones ambientales que trabajan en la zona informaron que el fuego llegó a las islas y las zonas más protegidas y alejadas del Iberá. Por ejemplo, a San Alonso, donde un grupo de ejemplares de yaguareté fue reintroducido hace unos años para recomponer el ecosistema natural. 

Sobre el impacto de los incendios en la provincia, Ignacio Contreras, investigador del Grupo de Geografía Física del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CONICET - UNNE) y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), habló con elDiarioAR: “No dimensionamos aún las pérdidas totales. No son sólo perdidas económicas, sino también de la naturaleza, la fauna, la flora, incluso los insectos que tienen un rol ecológico muy importante. Si estamos promoviendo el turismo de naturaleza, todo esto viene en contra”.

¿Qué hacer? ¿Cómo pensar en el día después? Contreras entiende que hay tecnología disponible, recursos humanos, maneras de controlar “que las cosas se hagan bien” para evitar un nuevo desastre ambiental. “Tenemos que pensar qué vamos a hacer en el futuro, pero incluyendo la cuestión el cambio climático para mitigar los riesgos. Hacer un uso sustentable de los recursos, ver la manera de producir generando un menor impacto. Poner corredores verdes, tener áreas de reservas, generar una Ley de Humedales que no signifique prohibir la producción, sino regularla”, concluyó.  

El día después de esta catástrofe ecológica y ambiental aún parece algo lejano. Sin embargo, urgen medidas de acción y proyecciones para trabajar en conjunto para cuando la lluvia finalmente caiga sobre Corrientes y convierta las llamas en cenizas. La reconstrucción será el verdadero reto. 

ADLR

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