“No habrá vendimia el año que viene y se reducirá la producción de vino”, los daños de una helada tardía

“Qué va a hacer, es lamentable, es lo que nos manda la Pacha. Ojalá podamos salvar algo, esperemos que reaccionen las plantas. En un sector de mi viñedo perdí todo; en otro, la afectación fue del 80%, como 'fabricultores' sabemos que esto puede suceder pero no así, ni en esta época del año”. Con estupor y algo de tristeza, Rolo Díaz, de la bodega tucumana “Altos la Ciénaga”, ubicada en el Valle Calchaquí, describe a elDiarioAR el daño que produjo la helada tardía que “quemó” cientos de hectáreas en las madrugadas del 31 de octubre y 1 de noviembre.

El fenómeno afectó a los viñedos grandes y chicos que se encuentran a lo largo del Valle Calchaquí, desde Salta hasta Catamarca, aunque también produjo daños irreversibles en bodegas de La Rioja, San Juan, Mendoza y en la Patagonia, de acuerdo a un relevamiento de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar). Si la helada, que promedió los -4°, se hubiera producido un mes antes, las plantas podrían haberla soportado sin inconvenientes pero en este momento las vides estaban con brotes -pequeños racimos- que no resistieron la inesperada baja temperatura, de acuerdo a Marcos Sosa, un vitivinicultor de Amaicha del Valle que integra la cooperativa de producción de vinos “Los Amaichas”.

La baja temperatura cubrió esos días de un blanco generalizado a las cumbres del Aconquija y a las Calchaquíes, extraño para esta altura del año, lo que se constituyó en un atractivo para la actividad turística. Sin embargo, ese mismo frío, lejos de generar alegría, fue un mazazo para las familias que dedican gran parte de sus vidas al cuidado de sus uvas y a la elaboración de vinos que se exportan y en un 80% se consumen en el mercado interno.     

En diálogo con elDiarioAR, Silvia Gramajo, propietaria de la bodega de altura Luna de Cuarzo, en Colalao del Valle, no encuentra palabras para describir la desazón en la que se encuentran los bodegueros y bodegueras de la zona. “Jamás nos pasó algo así, hubo otras heladas pero no produjeron grandes pérdidas. No sé cómo podremos recuperarnos de este golpe porque las consecuencias se harán sentir en los próximos dos años. Primero, no habrá vendimia el año que viene, y segundo, es casi seguro que se reducirá la producción de vinos. Sin contar que el precio de la poca uva que hay aumentará de manera considerable”, señaló.

Silvia también es presidenta de la Cámara de Bodegueros y Bodegueras de Tucumán. A horas de la helada, con el amanecer, en el grupo de WhatsApp intercambiaron fotos y audios de lo que describió casi como una tragedia, un golpe que hará cambiar de rubro a los productores más chicos, de no mediar ayuda estatal. “Es un desastre, perdí todo, igual que el resto de mis compañeros y compañeras”. Según los cálculos de la entidad, se perdió una producción estimada en unos 900.000 kilos de uva. La última rondó los 650.000 y se esperaba un incremento cercano al 30%, de acuerdo a las proyecciones. Tucumán tiene 18 emprendimientos (12 bodegas) distribuidas en 120 hectáreas, que producen vinos que se comercializan con 91 etiquetas distintas. El 20% de vinos producidos se exportan a varios países y el 80% se consume en el mercado interno.

A unos pocos kilómetros, también sobre la mítica ruta nacional 40, se encuentra la bodega Las Arcas de Tolombón, que produce la marca Siete Vacas, en variedades de uvas torrontés, malbec, cabernet sauvignon y tannat. “En 2016 tuvimos una helada considerable pero nada que ver con la dimensión de esta porque ahora perdimos el 98% de la producción. Necesitamos una respuesta urgente del Gobierno provincial. Sabemos que se analizará ayudas la semana que viene pero es necesario que sea inmediata, como está sucediendo en otras provincias”, reflexionó ante elDiarioAR Agustina Guardia, una de las dueñas de esta empresa.

Jorge Blasco, Secretario de Desarrollo Productivo de Tucumán, confirmó a este medio que un equipo de técnicos recorrió los viñedos tucumanos y constató lo inédito de la magnitud del daño. Informó que el próximo martes 8 se reunirá la Comisión Provincial de Emergencia de Tucumán, creada por ley, para tratar situaciones de estas características. El espacio está integrado por varias reparticiones del Estado provincial, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. Su función es activar respuestas para resolver situaciones de este tipo. “Se podría declarar la emergencia pero por cómo está la cosa, tiendo a pensar que se determinará a la zona en ‘desastre agropecuario’, es decir, cuando una producción se ve afectada en más de un 80%, que es este caso. Hay que ayudarlos a recuperarse, muchas familias dependen de la actividad. No hay dudas que este es un signo inequívoco del cambio climático, ya está aquí”, sostuvo Blasco.

Desde tierras salteñas, Miguel Ángel Lovaglio, de la Cooperativa Cooviagro Cafayate, confirmó que entre los socios perdieron 400.000 kilos de uva por la helada. Y de acuerdo a un primer informe de la delegación local del INTA, los lugares más afectadas en esa zona fueron La Banda de Abajo, Chimpa, Estancias, Quara y la finca Familia Lovaglio. “Lo grave de esta helada es que fue tardía y que nadie está acostumbrado a que en esta época se produzcan estos cambios tan bruscos de temperatura”, manifestó el ingeniero Sergio Churquina, en declaraciones a FM Cafayate. Se estima que la pérdida podría superar el millón de kilos.

El miércoles 2, ante este complejo escenario, Bodegas de Argentina (que contiene a 250 empresas de distintas dimensiones) emitió un comunicado en el que manifestó la preocupación por las pérdidas y solicitó al estado nacional, a los estados provinciales y municipales el acompañamiento económico. “Las mermas en la producción en algunos casos llegan a ser totales, deben ser amparadas por los mecanismos de crisis previstos para estas situaciones, créditos accesibles, baja o suspensión de impuestos, tasas, aportes y contribuciones que habitualmente aportan quienes producen uvas y vinos; eliminación de acuerdos y leyes que se dictaron con el solo objetivo de controlar un stock y una producción que está vez, será dominada por la escasez”, señaló la entidad en parte del documento.

Desde Mendoza, en contacto con la prensa, el subsecretario de Agricultura y Ganadería, Sergio Moralejo, señaló que la producción afectada serían 10.000 hectáreas de viñedos y 10.000 de frutales. “Eso es lo que sabemos por ahora, porque el relevamiento terminará con la recepción de denuncias y con las auditorías que hace el área de Contingencias Climáticas”, señaló. Y aclaró que “no son daños menores, ya que las bajas temperaturas generaron consecuencias irreparables en muchos cultivos de los oasis norte, este, centro y sur. No es sólo el fruto lo que se dañó, también el resto de las células de las plantas pueden sufrir secuelas a largo plazo”. Las zonas más afectadas del Valle de Uco fueron Paraje Altamira y El Cepillo, en San Carlos; y Vistaflores y Agua Amarga, en Tunuyán.

DC/MG

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