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Enfrían la economía para calmar al dólar preelectoral, pero Elsztain y Manzano encienden sus negocios

Manzano y Elsztain, hace casi un año en la presentación de Milei en el Consejo de las Américas.

Alejandro Rebossio

18 de julio de 2025 11:56 h

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Eduardo Elsztain alojaba en su hotel Libertador a Javier Milei durante la campaña 2023, mientras José Luis Manzano impulsaba desde hace diez años el sueño presidencial de Sergio Massa. Uno había crecido fuerte con sus shoppings en el gobierno de Carlos Menem (1989-1999). Otro fue hasta ministro del Interior de aquel presidente, pero en 1993 dejó la política para hacerse empresario. Ahora ambos comparten su fascinación por Milei y multiplican sus negocios.

Elsztain logró a principios de 2023 que la Justicia le habilitara a construir en los terrenos de la ex ciudad deportiva de La Boca, que había adquirido en 1997. Arrancó 2025 vendiendo los primeros 14 lotes del proyecto Ramblas del Plata, también apodado la Dubái porteña, y ya colocó 13. También comenzó este año convirtiéndose en el mayor accionista de la mina sanjuanina de oro Hualilán, que comenzará a producir en noviembre, y después invirtiendo en otro yacimiento salteño de plata. En el mundillo de los negocios no se descarta que se interese por los 22 campos de 30.000 hectáreas en total que tiene el ajustado Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y que Milei planea vender.

Manzano no se queda atrás. Por un lado, crece en Perú, donde el año pasado se quedó con una minera y este año, con la filial de la española Telefónica. Por otro, el año pasado aterrizó en San Juan para desarrollos cupríferos y este mes su eléctrica Edenor, donde comparte el control con su amigo Daniel Vila y con Mauricio Filiberti, incursionó en minería al comprar dos firmas de litio y cobre en Catamarca. Esta semana se le incendió su yate de 50 millones de euros en Francia, pero nadie tiene un barco así sin seguro.

Para Elsztain y Manzano, todo marcha de acuerdo al plan. No es el caso del ministro de Economía, Luis Caputo. Su equipo preveía desarmar este julio las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), que pagaban a los bancos un 38%, para empezar a bajar esa tasa e impulsar así el sostenimiento de la reactivación económica. El fuerte repunte de la primera mitad del año, impulsada por el sector financiero, la minería, Vaca Muerta y la venta de bienes durables (autos, motos, electrodomésticos), no incluyó el consumo masivo (alimentos, bebidas, remedios) y además empezó a perder vigor. Esta desaceleración se percibe en la actividad, el salario y crédito.

Pero del 38% de las LEFI se terminó abonando 48% por las Letras de Capitalización (Lecap). En el medio, un error de cálculo de Caputo y equipo, según coinciden casi todos en la City porteña. La inyección de pesos de las LEFI, que servían como instrumento de liquidez para los bancos, redundó en una baja de tasas que impulsó a los inversores al dólar, al que veían barato desde principios de año. Así es que la moneda norteamericana tocó el máximo de $1.300.

Para contener la suba, el Tesoro debió organizar una licitación fuera de agenda de Lecap y aceptar una suba de tasas que enfriará la economía y el empleo, creciente preocupación social. Es el precio que el Gobierno está dispuesto a pagar con tal de controlar el dólar y así seguir bajando la inflación, dos objetivos clave para ganar las elecciones bonaerenses de septiembre y nacionales de octubre.

La demanda de altas tasas por parte del mercado generará tensión cada 15 días, cada vez que se renueven las Lecap. Eso también provoca incertidumbre. Ahora el peso ya no está tan sobrevaluado como a principios de año, cuando era la segunda moneda más apreciada del índice Big Mac de la revista The Economist, sino que se encuentra en el puesto 21° entre 54 países, con un dólar a $1.290. Pero si en la medida en que se acercan las elecciones, el mercado percibe que otra vez el dólar se atrasa, entonces pedirá más tasa y el esquema se tornará insostenible, según coinciden en un banco de inversión europeo y en otra entidad financiera local.

Hasta los asalariados se han acostumbrados a cobrar su sueldo en el banco y al día siguiente girar casi todo a billeteras virtuales para que los remuneren. Sin ese incentivo, volverán al verde. Claro que el Gobierno tiene poder de fuego, ya Caputo demostró en 2017 como presidente del Banco Central que estaba dispuesto a desobedecer al Fondo Monetario Internacional (FMI) para usar sus préstamos para controlar el tipo de cambio y además ahora cuenta con un ancla fiscal de la que en aquel tiempo carecía. Además, la perspectiva del mercado es que La Libertad Avanza (LLA) gane. Sus operadores bonaerenses esperan entre 38% y 45% de los votos en la provincia de Buenos Aires. Pero en el banco de inversión europeo aclaran que después de la victoria electoral deberán devaluar un 10% para acumular reservas, como les pide el FMI.

El Fondo viene dilatando la primera revisión del nuevo crédito para que el Central sume activos, aunque sea a destiempo. El plazo terminó el 13 de junio. Por eso, el Gobierno deberá pedir un waiver (exención) para que el organismo desembolse un segundo tramo del préstamo de US$2.000 millones. Por ahora, las autoridades adquirieron US$900 millones -suerte que el asesor económico Felipe Núñez se jactaba que el mandato de Milei era “bajar la inflación, no comprar reservar”-, sumaron US$1.000 millones del bono BONTE y 2.000 millones de dólares del crédito repo de bancos.

“Empezamos a ver una caída del optimismo e incertidumbre electoral, pese al apoyo popular que conserva LLA, por lo que vamos a tener volatilidad cambiaria”, pronostica Mauricio Monge, economista senior de la consultora británica Oxford Economics. “El Gobierno va a mantener el dólar así hasta las elecciones, han apostado a colocar deuda para sumar reservas… no es el mecanismo óptimo. Pero se espera que con inflación baja, logren aumentar los diputados y senadores… igual van a necesitar negociar en el futuro Congreso, por ejemplo, la reforma tributaria”, conjetura Monge. Es decir, en 2026 las peleas actuales con la oposición antes dialoguista por las leyes jubilatoria, de discapacidad y reparto de fondos a las provincias deberían disiparse pasado el fragor electoral de octubre.

Para después de elecciones, el economista de Oxford Economics espera que se eliminen las restricciones que continúan del cepo para las empresas y que el Banco Central comience a acumular reservas de manera genuina, es decir, con menos deuda, más exportaciones, menos importaciones (léase menos turismo omisivo, menos consumo de bienes durables). Para fin de año prevé un dólar a $1.430, con una inflación del 32%, y para diciembre de 2026, a $2.120, con precios moviéndose al 29%. Desde México, Monge sostiene que Argentina necesita un tipo de cambio más alto y libre; de lo contrario, el Banco Central no podrá acumular reservas y las multinacionales seguirán yéndose debido a los altos costos.

“Sólo van las mineras y petroleras por los beneficios del RIGI (Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones)”, comenta Monge. Milei deliraba hace un año que el RIGI le traería US$47.000 millones, pero los 15 proyectos presentados hasta ahora -de los cuales sólo se aprobaron cinco- suman US$16.000 millones. Muchos de ellos se iban a hacer con o sin las ventajas extraordinarias que los libertarios y los opositores amigables les aprobaron.

El Gobierno espera que lleguen inversiones con las privatizaciones de 18 empresas estatales. Además, YPF prevé vender el 70% de Metrogas, pero primero el Ejecutivo debe terminar las audiencias públicas para renovar por 20 años las concesiones de distribución de gas de todo el país, que vencen en 2027 tras 35 años. Sin eso, ningún interesado aparecerá.

También planea concesionar 13 corredores viales con hasta 9.000 kilómetros de rutas. Pero la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), que encabeza Gustavo Weiss, le advirtió al secretario coordinador de Infraestructura, Martín Maccarone, que el esquema planteado por el Gobierno no funcionará. El Ejecutivo quiere que los concesionarios de rutas -pueden ser constructoras o de cualquier rubro, por lo que sueñan con un Mercado Libre o un Arcor, pero no aparecen- busquen financiamiento de bancos locales, con esa plata mejoren las rutas y después paguen sus deudas con el peaje. Pero las entidades financieras dudan de prestar a proyectos que dependen de tarifas que un futuro gobierno de otro color político pueda congelar. Además, las constructoras advierten que la paralización del mantenimiento de las rutas en el último año y medio las dañó tanto que ahora se necesita mucho más que los 4 o 5 dólares de peaje por cada 100 kilómetros que se cobran en Europa, frente al US$1 que se paga en la Argentina. Por tanto, la ecuación se torna inviable, según los empresarios de Camarco.

Los que esperan que les mejoren las rutas son los productores del campo y así se lo hicieron saber este martes -en la previa de la Exposición Rural de Palermo- unos 12 integrantes de las cuatro entidades de la Mesa de Enlace a Milei. El Presidente, que suele pasar más tiempo en las redes sociales que en contactos con empresarios, se tomó el tiempo de ir a visitarlos para calmar los ánimos por la suba de retenciones a la soja y el maíz, de modo de evitar cualquier atisbo de chiflido cuando el próximo día 26 inaugure oficialmente la muestra.

No se descarta en el ruralismo que ese sábado anuncie alguna rebaja del impuesto que más preocupa a los agricultores. En la reunión, no les prometió fechas. Suena raro que lo concrete ahora en plena campaña mientras le niega aumentos a jubilados y personas con discapacidad. Milei les manifestó su bronca con los senadores y los gobernadores que impulsaron esos incrementos la semana pasada.

Cuando le preguntaron por las rutas, el mandatario reiteró el plan de concesiones. Cuando lo cuestionaron por el ajuste del INTA, los derivó con su autor intelectual, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, el mismo que justificó el despido de 50.000 empleados públicos celebrando que al mismo tiempo se crearon 200.000 puestos de trabajo informales. Cuando lo consultaron por las economías regionales y la agricultura familiar, les respondió suelto de cuerpo que él se ocupaba de la macroeconomía y las cuentas públicas, y que ellos debían arreglar por su cuenta.

Delicias del modelo libertario.

AR

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