Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.
En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres.
ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas. www.ela.org.ar
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El día nacional de “la chica que ayuda en casa”
El 3 de abril es el Día Nacional de las Trabajadoras de Casas Particulares. Es un trabajo que tensa los límites de lo público y lo privado, donde se mezclan las relaciones laborales y las familiares y que, en consecuencia, se ve vaciado de derechos.
Agustina Rossi
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Reconocer las desigualdades es algo que no siempre todos hacen, pero eso no quita que no existan. Las mujeres dedican el doble de tiempo a las tareas de cuidado, lo que suele provocar múltiples consecuencias, entre ellas que sea más complicado conseguir y sostener un empleo de tiempo completo y de calidad. Como estrategias frente a esta sobrecarga, muchas familias de clase media y alta han recurrido a la contratación de trabajadoras para que realicen las tareas de cuidado y domésticas.
Sin embargo, esta relación laboral que está tan extendida en los hogares presenta particularidades que han dificultado en muchos casos que se cumplan con los derechos y obligaciones propios de las relaciones laborales. A la “chica que ayuda en casa”, ¿solemos asociarla más a una trabajadora o a alguien que es parte de la familia? Y acá para muchas personas pareciera abrirse una dimensión paralela confusa, en la que las reglas laborales parecen no aplicarse para alguien que “es como de la familia” pero que, a fin de cuentas, es una persona que cumple con un trabajo.
El 3 de abril es el Día Nacional de las Trabajadoras de Casas Particulares. Poco sabemos y menos hablamos sobre este trabajoque tensa los límites de lo público y lo privado, donde parecieran mezclarse las relaciones laborales y las relaciones familiares, y que en consecuencia se ha visto tan vaciado de derechos. Pero las efemérides están hechas para que el calendario nos ayude a recordar lo importante, y así lo vamos hacer.
Se celebra el Día Nacional de las Trabajadoras de Casas Particulares en conmemoración de la Ley 26.844 de Trabajo en Casas Particulares, promulgada en abril del 2013. Esta ley define qué constituye las tareas del trabajo en casas particulares, las prestaciones y licencias que les corresponde a las trabajadoras, así como establece los derechos y deberes de ellas y sus empleadores. Su sanción fue importante porque estableció un marco legal a una actividad sumamente desregulada.
Escribimos en femenino “trabajadoras” porque una de las principales características del sector es que prácticamente la totalidad de la fuerza de trabajo está integrada por mujeres. En nuestro país, es nada más ni nada menos que la tercera rama de inserción laboral de las mujeres, y es la actividad económica con peor remuneración. Son, también, quienes sufren la peor tasa de informalidad (3 de cada 4 no están registradas).
Los problemas de registración de las trabajadoras de casas particulares están íntimamente asociados a la manera en qué se concibe y cuánto se valora el trabajo de cuidado, incluso cuando está siendo realizado por una persona ajena al círculo íntimo.
El Programa Registradas, lanzado el septiembre de 2021 y dado de baja por decreto a fines de 2023, tuvo por objetivo promover una mayor registración de las trabajadoras y ayudar a recuperar el empleo luego de la crisis que sufrió el sector por la pandemia. Fue una política valiosa en tanto abordó un problema que no estaba siendo abordado y lo puso en la agenda. En dos años, se logró promover la registración de miles de trabajadoras. No obstante, para erradicar el estado de extrema precarización que sufre el sector se necesita profundizar en acciones de fiscalización capaces de detectar e intervenir allí donde se incumple con la ley, así como es fundamental contar con campañas de concientización sobre cómo funciona la registración.
El altísimo nivel de informalidad no es el único problema que vulnera los derechos de las trabajadoras. Cuando de violencia laboral se trata, las trabajadoras de casas particulares tienen mucho que decir. La violencia y el acoso en el lugar de trabajo es moneda corriente para muchas de ellas. Esto se debe a muchas de las características propias de la actividad, como la privacidad del lugar donde se desarrolla el trabajo (dentro del hogar), los altos niveles de informalidad, la baja valoración social y económica del trabajo doméstico y de cuidados, entre otras, son factores que posibilitan el surgimiento y la perpetuación de distintas prácticas violentas y discriminatorias.
ELA realizó el “Estudio cualitativo sobre la violencia y el acoso en el sector del trabajo doméstico” donde se entrevistó a trabajadoras y empleadores del sector. Los testimonios fueron contundentes: casi la totalidad de las trabajadoras de casas particulares manifiestan haber sufrido violencia. La violencia física, psicológica, sexual y económica marcan la cotidianidad de muchas de ellas, quienes por su condición de informalidad se encuentran con grandes obstáculos para poder buscar y recibir la ayuda que necesitan. Lo más normal suele ser que abandonen ese trabajo, muchas veces sin haber recibido todo el salario correspondiente, para poder resguardarse de nuevos ataques.
Estas historias de precarización y violencia nos dejan con una sola conclusión: las condiciones en que las trabajadoras de casas particulares se encuentran es –o al menos debería serlo– un motivo de gran preocupación. En Argentina dimos un avance importante en 2014 con la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde se reconoció la importancia del trabajo doméstico realizado mayoritariamente por mujeres y niñas. Y luego en el 2020 al ratificar el Convenio 190 y la recomendación 206 de la OIT para la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo (Ley 27.580). A partir de entonces, la violencia y el acoso laboral se consideran una violación a los derechos humanos de las personas trabajadoras incompatible con el trabajo decente y el Estado debe actuar en la prevención, atención, protección y reparación de todo hecho de violencia laboral.
No alcanza con la sanción de una ley, lo sabemos perfectamente. La organización de las trabajadoras ha sido una estrategia clave para promover avances. Carmen Britez, vicepresidenta de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH) y Representante de la Unión Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) de la Argentina manifiesta que es fundamental “seguir asegurando la voz y representación de las trabajadoras del hogar y de los empleadores en el diálogo social y en la Comisión Nacional de Trabajadoras de Casas Particulares”. Entre las demandas del sector, destaca la urgencia por:
Reconocer a las trabajadoras del hogar como parte integral de la fuerza laboral de cuidados.
Garantizar los derechos laborales y la seguridad social de las trabajadoras del hogar, así como su acceso a servicios de cuidados.
Que el Estado garantice a través de campañas la protección de los derechos del trabajo decente para las trabajadoras del hogar migrante y nacional en el mismo pie de igualdad.
Estamos hablando de hacer respetar los derechos laborales más elementales. Y de crear las estructuras jurídicas que protejan a las trabajadoras cuando estos derechos son violados. “El acceso a la Justicia en cuanto a la violencia y acoso en el mundo laboral es muy engorroso para las trabajadoras de casas particulares ya que las situaciones suceden dentro de un hogar, donde hay una prohibición de fiscalización y por tal motivo es difícil el sistema probatorio. Necesitamos un proceso más accesible para el sector”, apunta Britez.
La “chica que ayuda en casa” es una trabajadora. Hoy, en su día, recordemos la enseñanza que nos dejó el 8 de marzo: mejor que flores y bombones son derechos que se ganan y se respetan.
La autora es integrante del Área de Políticas de ELA
Sobre este blog
Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.
En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres.
ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas. www.ela.org.ar
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