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Elena Anaya: “Da pavor envejecer, esta industria es más cruel con las mujeres”

Elena Anaya es una mujer que no puede quedarse embarazada en 'Madre'

Javier Zurro

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Hace 26 años que Elena Anaya apareció ante la cámara por primera vez. Tenía 21 y una frescura hipnótica que robaba cada escena de Familia, el debut en la dirección de Fernando León de Aranoa. Desde entonces ha trabajado con los mejores, incluso con Woody Allen, le ha dado tiempo a probar las mieles de Hollywood en Wonder Woman y por el camino ha ganado un Goya de la mano de Almodóvar en La piel que habito. 

Ahora estrena Jaula, un trhiller psicológico y con toques de terror que ha dirigido Ignacio Tatay y producido Álex de la Iglesia. Un filme sobre una pareja que encuentra a una misteriosa niña abandonada en la carretera y con la que crea un vínculo familiar extraño y tenso. La película, que ya se encuentra en salas de cine, habla a través del género de la maternidad y de los monstruos que se esconden en la puerta de al lado que, como dice Anaya, son mas terroríficos que los que salen en las películas. 

¿Qué fue lo que le atrajo de esta película?

La historia en sí, el guion, que como siempre es el primer flechazo que puede ocurrir o no, pero el primer impacto que recibes al leer una historia es una sensación que nunca va a ser igual. Lo puedes leer otras cien veces, pero el primer impacto es el genuino, el que hay que escuchar, y en este caso fue brutal. Lo primero que quise fue conocer a Ignacio, el director. Me gustaron las ganas que tenía, e intuía que detrás había un bagaje de mucho conocimiento y un talento increíble. Tuvimos una reunión maravillosa, empezamos a las nueve de la mañana, y a las tres de la tarde me di cuenta de que se nos habían ido las horas hablando de los personajes, de la historia, de cómo la quería rodar, de su mirada… sabía que detrás había un director auténtico, genuino, con personalidad y carácter, y eso me apetecía muchísimo. Además era un thriller psicológico pero trataba temas de actualidad que nos afectan a todos.

En esta película ese terror es el cascarón, es la forma de hablar de terrores domésticos, del día a día, que es incluso más terrorífico.

Tal cual, eso hace además que estemos alerta, que nos conecte. Esos terrores dan mucho más miedo que la ciencia ficción, que los fantasmas o lo paranormal. Lo normal y lo cercano es lo que más pavor y más impacto me puede provocar. A veces, el terror habla de temores reales, de monstruos reales, no de los que tienen pelos y colmillos, sino de gente que tenemos cerca.

Esta película habla de la maternidad. Esta semana contaba Penélope Cruz en el Festival de Venecia que ser madre afecta hasta en los papeles que escoge. ¿Ha sido su caso?

Absolutamente. Una vez que das vida a alguien, la dimensión en la que vives es otra que no se parece a nada. Todo toma un equilibrio que es muy frágil y que quieres conservar, como una red que quieres crear para proteger y que se basa en educación, cariño y respeto. Y piensas en tus hijos y dices, yo como actriz, como alguien que ayuda contando historias, quiero elegir historias que aporten, que sumen, que no nos dejen indiferentes, que nos ayuden a pensar, a tomar decisiones, y esto me entusiasmó del personaje de Paula, que ha vivido un proceso muy delicado, de ser madre y no conseguirlo, y cuando está a punto de tirar la toalla aparece una niña, un ser muy castigado, muy herido, muy dañado y con mucho terror, y le cae ese rol de madre encima. Para mí es una película muy luminosa. Es difícil pensar que el terror puede hablar de la luz, del rescate, de lo positivo, pero para mí eso fue lo que me impulsó a hacerla y a darlo todo.

Esta película se vio afectada por la pandemia y el confinamiento, ¿cómo le afectó como actriz?

Fue frustrante, porque este es un proyecto que habíamos ensayado mucho, durante tres meses, echando muchas horas diarias, sumando elenco, sumando esfuerzos y talento, y cuando llevamos ocho días rodados me dicen que se paraliza el rodaje y no sabíamos cuándo se iba a poder retomar. Eso nos hizo detenernos y quedarnos en casa mucho tiempo, y sin embargo, a pesar de la situación tan tremenda, que estábamos con el corazón en un puño, yo tenía que construir cada día un universo en esta casa para un niño que no podía salir a la calle y que no comprendía qué pasaba. Y de algún modo era también una gozada poder disfrutar de tener tanto tiempo, despertarte sin prisas, dormir las horas que necesitaba y disfrutar de ese tiempo del mundo con mi hijo, que al final con el trabajo y el colegio el ritmo es muy diferente.

Una vez que das vida a alguien, la dimensión en la que vives es otra que no se parece a nada. Todo toma un equilibrio que es muy frágil y que quieres conservar

Elena Anaya Actriz

Tras la pandemia el cine no ha vuelto a ser el mismo, las películas tienen complicado triunfar en salas de cine, ¿cómo ve el momento actual del audiovisual?

Me preocupa a veces la manera de consumir, que es más compulsiva, parece que cuanto más y cuanto más rápido, mejor. Y venga otra temporada, y otra… y eso me sobrecoge, la velocidad a la que se produce y a la que se consume. Eso me condiciona, me da temor que no se cuiden los proyectos.

Decía Aitana Sánchez Gijón cuando recogía la Medalla de Oro de la Academia de Cine que ella pasó en el cine de ser el objeto del deseo a la madre del objeto del deseo. ¿Le ha pasado?, ¿pasa más factura la edad a las mujeres en esta industria?

Fíjate, nunca me he considerado un objeto del deseo, sino una actriz a la que han llamado durante muchos años, con una carrera constante. Ese problema no lo tuve. Siento que mi carrera tiene una continuidad que dura ya casi 30 años. Sí que da pavor envejecer y hacerte mayor, el tener flacidez en la cara, arrugas, canas… que de momento no tengo pero me saldrán todas de repente. Hay otras actrices que se cuidan más y fingen más, colocan el mentón de una manera, saben cómo bajarlo o poner la mano para que no se las vea, se fijan en las luces… a mí no me da la vida para pensar en si salía bella en esta película o no. A veces veo mi cara en la pantalla y digo, qué barbaridad, pero es que esa es Paula, y era necesario mostrar que Paula tiene mi cansancio, mi cara, mis arrugas, mi desesperación… que se registraran los años era fundamental.

Pero sí que está el daño que te hace ver lo crítica que es la industria. El negocio es más cruel con las mujeres que con los hombres. Parece que cuando ellos se hacen maduros se les valora más, y a las mujeres se les saca punta y dicen: “mira, esta está fatal”, “es un pellejín”, “esta no se ha hecho nada”. O te empiezan a retocar las fotos, que les dices, oye no lo hagas. Pongamos una luz bonita, agradable, pero no retoquemos tanto. En el cine yo quiero que se me noten los contornos, que se muestre mi piel como es, porque eso es información, es algo que suma.

Probó un poco lo que supone rodar en Hollywood con un pequeño papel en Wonder Woman, ¿nunca le tentó hacer carrera allí?

No es tan fácil. Yo he tenido la mejor agente en EEUU, y me dijo 'tienes que venirte aquí y quedarte', y yo dije que no podía, que vivía en Madrid y que si me necesitaba estaba a 12 horas y con varios vuelos diarios. Me dijo que no era lo mismo y yo le dije que no pasaba nada. Era una ejecutiva de Hollywood, de las mas potentes y poderosas, representaba a las actrices más valoradas y respetadas en Hollywood y en el mundo entero, pero ese era el precio de irme allí en un momento en que no podía. Ella sacó su parte más humana, de madre y de hija, y me dijo que lo entendía perfectamente. Es una decisión personal. ¿Que podía haberme ido e intentarlo? Sí, pero no era mi sueño ni mi meta, y tenía mucho que atender y hacer aquí. Ademas, yo en esta industria me he sentido muy querida y respetada y quiero estar aquí, hacer cine en mi idioma es como mejor me siento, haciendo cine español que adoro y me emociona. Va a hacer ya casi 30 años desde que empecé a trabajar, y yo pensaba que iba a rodar solo una película y ya llevo media vida.

JZ

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