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Entrevista

Carlos Heller, diputado y presidente del Banco Credicoop: “Hay que apuntar a modificar la escandalosa concentración”

Carlos Heller, coautor de la ley de aporte obligatorio de las grandes fortunas

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“Esta ley es uno de los logros más importantes de mi carrera política y me llena de orgullo,” dijo el diputado del Frente de Todos, Carlos Heller, sobre la norma que establece el Aporte Solidario y Extraordinario para las grandes fortunas, de la cual fue coautor y cuya reglamentación fue publicada la semana pasada en el Boletín Oficial. Impulsada para morigerar los efectos de la pandemia, la ley 27.605 fue promulgada por el decreto 42/2021, consta de 12 artículos y tiene la firma del presidente, Alberto Fernández; del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; y del ministro de Economía, Martín Guzmán.

Lo que sigue es una síntesis de la entrevista que el diputado de 80 años -cumple el 17 de octubre- mantuvo con el elDiarioAr.

Cada día más está más cerca de conseguir el objetivo…

Bueno, el objetivo lo habíamos conseguido en diciembre, cuando la ley fue sancionada y el Presidente la promulgó. Lo que pasó ahora es parte de todo el trámite. La reglamentación es un paso inevitable y siempre tiene algún tiempo propio, porque es el ámbito donde todo se vuelve a mirar para que la reglamentación no tenga contradicciones, para que no se generen vacíos o dudas luego en la aplicación. Pero vino muy bien porque volvió a poner en el tapete este tema, que es un botón de muestra de lo que habría que hacer. Creo que en el mundo, no sólo en la Argentina para ser justos.  

Una organización de mil millonarios estadounidense que se llama Mil Millonarios Patriotas dijo que los legisladores de Estados Unidos deberían imitar a sus colegas argentinos

¿A qué se refiere?

La reglamentación ocurrió en la misma semana en la que la organización Oxfam, la ONG que todos los años presenta un informe en paralelo al Foro de Davos, publicó el estudio “La pandemia de la desigualdad”. Y lo equiparó con el problema de la pandemia alimentaria por su gravedad. Entonces, alegra, estimula ver, por ejemplo, que el mismo documento habla del ejemplo argentino como algo que habría que replicar en todo el mundo. La misma alegría que genera ver que una organización de mil millonarios estadounidense que se llama Billonaire Patriots dijo que los legisladores de Estados Unidos deberían imitar a sus colegas argentinos. Así que me parece que es muy interesante que se ponga en discusión, que esté en el tapete el tema de leyes que apunten a modificar el tema de la desigualdad, de la concentración de la riqueza y de la enorme brecha, cada vez más grande, entre unos pocos que tienen mucho y muchísimos que no tienen nada o tienen muy poco.

¿Cómo fue el camino para conseguir esta ley?

Me llamo un día Máximo Kirchner y me preguntó si me podía poner a trabajar en esto. Y ahí empezamos a armar el proyecto. Lo fuimos puliendo, enriqueciendo y debatiendo e instalando en la sociedad. Sabíamos que iba a tener resistencia. Cualquier cosa que apunte a medidas que redistribuyan la riqueza siempre genera resistencia. Creo que trabajamos muy bien. Ayudó el aporte de muchos otros diputados y diputadas que acercaron sugerencias e inquietudes. Finalmente llegó el momento en que el proyecto tomó forma y lo presentamos. Hubo que defenderlo. Primero en la Comisión de Presupuesto, y cuando dictaminó a favor, en recinto. Cuando conseguimos la media sanción en diputados, ya estuvo, porque el Senado tiene una composición diferente que facilita el tratamiento. En Diputados, como pasa en todos los temas, el bloque que yo integro, que es el del Frente de Todos, como no tiene mayoría propia, necesita conseguir apoyo social para conseguir aliados de otros bloques que se sumen para poder garantizar el número de votos que la Constitución exige.

Sólo se aplica al 0,02% de las personas que viven en este país

¿Que recuerdos tiene de los argumentos en contra? ¿Cuál le pareció el más peligroso y quizás el más antisolidario con respecto a lo que se debatía?

Es difícil dar el premio al peor discurso porque todos tenían un patrón similar. El planteo falso de la doble tributación, de la inconstitucionalidad, el supuesto de que ahuyentaba las inversiones. Son temas que se utilizan permanentemente como argumento ante cualquier medida regulatoria o redistributiva que se quiera llevar a la práctica, pero nuestros argumentos eran muy fuertes. Acá se trataba primero de este aporte que se le pedía a un número ínfimo de la ciudadanía. Cuando yo digo ínfimo de la ciudadanía, vuelvo a repetir que se trata del 0,02% de la población. Alrededor de 12.000 personas que tienen una riqueza declarada y, digo declarada con énfasis, porque todos sabemos que la diferencia entre lo declarado y lo real a veces suele ser muy amplia, por varios motivos. En primer lugar, porque lo declarado tiene que ver con los valores fiscales que tienen las cosas, por ejemplo, los inmuebles. Y por otro lado, todo sabemos que hay en el mundo una enorme cantidad de riqueza oculta no declarada. Pero bueno, sobre esa es muy difícil de aplicar este gravamen. Entonces sólo se aplica al 0,02% de las personas que viven en este país que han declarado. Y quiero decir muy claro, para que se entienda, que el 99,98% no está alcanzado por este aporte. Y no sólo que no va a ser alcanzado, si no que va a estar incluido entre los beneficiarios del aporte.

¿A qué apunta con esto? 

Es que la otra condición que tiene nuestra ley es que tiene un destino determinado. No es un aporte que se recauda y se lo entrega al Ejecutivo para lo que quiera hacer. No es un aporte que va a rentas generales y que luego el Gobierno decide cómo lo va a utilizar. Aquí la ley establece y especifica puntualmente qué se debe hacer con el dinero que se recaude. El objetivo está resumido en el título de la ley: Aporte solidario extraordinario para contribuir a morigerar los efectos de la pandemia. Es decir, está pensada en el marco de cómo generar recursos para contribuir a aliviar los efectos de la pandemia, efectos que no son sólo los sanitarios, sino también los económicos, que tienen que ver con la pérdida de empleo y de ingresos, y con la necesidad de asistencia que los sectores más vulnerables de la sociedad tienen y que se agravan cuando hay una situación como ésta. Por eso digo que hubo muy poca originalidad en los argumentos opositores. Era una monótona repetición de argumentos sin consistencia.

Dice que este es la primera de una de una serie de leyes que pueden servir para redistribuir. ¿Cuáles son las próximas?

No es que lo diga yo. Por eso nombré el informe de Oxfam que habla de la pandemia de la desigualdad. En ese informe se dice, por ejemplo, y me parece que resume todo, que las 10 personas más ricas del mundo, no las 10 mil, apenas las 10 personas más ricas del mundo incrementaron su riqueza desde que empezó la pandemia hasta fin de año en un monto tal que hubiera alcanzado para evitar que se generara nueva pobreza como resultado de la pandemia en todo el mundo y que además se pudiera cubrir el gasto universal de la vacuna. Lo que las 10 personas más ricas del mundo acrecentaron su riqueza en unos meses.

¿Y cómo hay discutir bajo la óptica de esa desigualdad?

Esta desigualdad tiene que ver con todo, porque es desigualdad de oportunidades para el acceso a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo de calidad, a todo. Cuando hay escasez y no hay para todos, se puede entender que hay un problema. Pero cuando vivís en un mundo absurdo de concentración de la abundancia a niveles escandalosos, hay que apuntar a modificar eso ya mismo. Y a establecer mecanismos que genere una distribución un poquito más justa e igualitaria. No necesita argumentación. Es tan obvio. A eso me refiero. Tenemos que avanzar para que no haya más evasión impositiva, para que no haya más triangulación de las corporaciones que facturan a menores precios finales para pagar menos impuestos. Tenemos que trabajar para que desaparezcan los paraísos fiscales donde se esconde la riqueza que no tributa. La Argentina necesita un sistema impositivo más basado en la progresividad que en la horizontalidad.

¿Cómo sería?

Cuando uno mira la recaudación impositiva en Argentina, el grueso de los impuestos son lo que yo llamo los impuestos horizontales, como el IVA como ejemplo típico de impuesto que no tiene en cuenta la capacidad contributiva de cada uno y que afecta a todos por igual. Si el mil millonario va a comprar un kilo de carne o una heladera paga el mismo IVA que un desocupado. El sistema impositivo tiene que evolucionar hacia la progresividad, a menos impuestos directos al consumo y más impuestos a la riqueza y a la ganancia. Es un problema universal. No un problema argentino. En el mundo entero hay un a aumento de acumulación y un exceso de pobreza. Yo estoy hablando de los 10 mil millonarios que más se enriquecieron y al mismo tiempo los informes de Naciones Unidas y de organismos internacionales hablan de cientos de millones de nuevos pobres como consecuencia de la pandemia.

La Argentina necesita un sistema impositivo más basado en la progresividad que en la horizontalidad

En sus 80 años de vida ha tenido éxitos políticos y también traspiés. ¿En qué puesto coloca haber estado detrás de este logro?

En un lugar muy importante por todo lo que dije antes. Creo que esta ley tiene una trascendencia en sí misma marcando el debate sobre uno de los ejes centrales que la humanidad tiene en su futuro: cómo se acumula y cómo se distribuye la riqueza. Ese debate queda en un lugar destacado en la escena y desde luego que eso me llena de orgullo. Pero mi vida está cruzada por esa impronta. Porque también me puse muy orgulloso cuando leía el otro día un informe, por ejemplo, de la Alianza Cooperativa Internacional, que destaca que en la Argentina hay cuatro organizaciones cooperativas que están entre la 300 más grandes del mundo y la primera de ellas se llama Credicoop. Mi vida está muy ligada al Credicoop. Me halaga, me estimula, me sirve para seguir pensando para adelante. Y yo sigo siendo una persona que más allá de la edad física, tengo los mismos sueños, la misma fuerza y el mismo entusiasmo que tenía hace 20, 30 o 40 años. Empiezo tempranito todos los días y me pueden escuchar a la mañana temprano por la radio y termino de noche, muy tarde, y me pueden ver muy tarde en algún programa de televisión. Siempre poniéndole a todo gana, explicando, respirando, estudiando para tener argumentos sólidos. Soy muy feliz haciendo lo que hago.

Habrá escuchado a quienes dicen que ahora que se reglamentó la ley van a buscar judicializarla. ¿Cree que ocurrirá?

Todas las cosas que implican un cambio o que afectan a algunos intereses, tienen una judicialización. Es imposible que no haya judicialización, pero no creo que lo puedan hacer (con éxito). Confío en que esto va a salir bien. No descarto que algún juez de primera instancia de algún lugar falle a favor de un reclamo en este sentido. Esta semana, una jueza en el Chaco falló contra la legalidad de la constitucionalidad de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y no creo que eso le saque valor a los que trabajaron en esa ley. Confío en que es una ley con apoyo de la población. Cuando se han hecho encuestas ha tenido apoyo de más del 70% de la población, lo que quiere decir que está por encima incluso de las materias políticas. La verdad es que me cuesta creer que la judicialización impida el cumplimiento del objetivo. Creo que también va a ser una instancia de la que saldremos airosos porque es muy sólida la ley, está muy bien elaborada.

Soy muy feliz haciendo lo que hago

Si la ley llegara a la Corte Suprema, hipotéticamente hablando, ¿cómo ve la votación con los jueces que están hoy?

Primero, no creo que llegue a la Corte Suprema. Segundo, me cuesta imaginar a la Corte Suprema votando en contra de una ley tan apoyada. Francamente, me cuesta imaginarme que eso sea una posibilidad. Tercero, te quiero decir que la Corte Suprema no toma resoluciones de cumplimiento universal, sino que se refiere a casos concretos. Tendría que hacer un juicio cada uno de los 12.000. No me parece que sea un escenario posible. Creo que la judicialización va a existir, pero va a terminar siendo una anécdota al final de la cuestión. No hay chances reales de judicializar esta ley. La ley va a salir airosa. Estoy completamente convencido.

PG

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