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La deuda que se vuelve eterna para los hogares argentinos

Una mujer elige un limón en un supermercado

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No es un buen fin de año para usted. Sus ingresos bajaron en la pandemia y hoy está más abajo en la escala social en comparación con el lugar en el que se encontraba un año atrás. Por suerte pudo conseguir dinero prestado de parte de un familiar para cubrir esos vencimientos de deuda urgentes. Pero como ya usó la mayor parte de ese dinero en pagar deudas viejas, todavía sigue atrasado en el alquiler, las expensas y los impuestos. En fin, cada día tiene más incertidumbre y esto le provoca bronca y enojo. Y como ya tiene agotado el número de familiares y amigos a los que puede pedirle dinero, deberá recurrir al fiado en el almacén. O quizás tenga que acudir a algún prestamista. Acaso deberá pedir un adelanto de sueldo a su empleador. La sensación de angustia y de injusticia es tan grande que termina culpando a la cuarentena, la pandemia o al gobierno.

No está siendo espiado. Lo que le pasa a usted le pasa a 8 de cada 10 personas que viven en el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), según los resultados de una encuesta telefónica sobre endeudamiento de hogares en pandemia realizada entre septiembre-octubre 2020 por la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, que depende de la Universidad de San Marín.

Según el estudio, coordinado por el doctor en Sociología Ariel Wilkis, el 76% de los hogares encuestados bajaron sus ingresos durante la cuarentena y el 67% percibe que la pandemia afectó negativamente su lugar en la estructura social.

Con estos números no es extraño que entre el 30% y el 50% de las 800 personas consultadas en sus teléfonos celulares asegurara que, al momento del estudio, tenía fuertes atrasos en los pagos de sus deudas.  De esas obligaciones, las más destacadas eran: familiares (54%), alquiler (32%), prepaga (30%), fiado (29%), cuotas de colegio (27%), pago de tarjeta (34%), pago de teléfonos (49%), pago de internet (45%), tarjetas (34%).

El nivel elevado de deuda con familiares tiene su explicación en que al menos el 80% le pidió alguna vez dinero prestado a familiares, amigos y conocidos, que aparecen como la principal fuente de financiamiento para el endeudamiento en el AMBA. El porcentaje duplica al de los prestamos obtenidos en comercios conocido como “fíados” (45%), casi triplica al obtenido de parte de prestamistas (30%) y cuadriplica a los otorgados por los empleadores (20%).

El estudio, titulado “Radiografía social de la vulnerabilidad financiera de las familias en contexto de Pandemia en el AMBA”, postula un índice de “vulnerabilidad financiera” basado en la propensión al endeudamiento que “funciona como un claro predictor de emociones y sentimientos con respecto a las deudas y sus efectos.”

Según ese índice, “la incidencia de la vulnerabilidad financiera se destaca en que el 88% de los hogares con mayor propensión a endeudarse toman nuevas deudas para pagar sus gastos cotidianos, mientras que los de menor propensión, lo hacen en un 62%.”

Y es en ese punto cuando el estudio abre interrogantes con respecto al futuro de la situación económica de los hogares, ya que el 72% del segmento con mayor propensión a endeudarse considera que no podrá afrontar el pago de sus deudas futuras, contra el 50% del sector de menos endeudamiento.

“Hemos visto que entre los hogares endeudados, un gran porcentaje toma deuda con el fin de pagar una deuda que previamente ya tenían,” destaca el estudio realizado para la Universidad de San Martín. “En lo que respecta a su expectativa sobre el endeudamiento, el 72,85% de estos hogares consideran que van a mantenerse atrasados con sus pagos en las próximas semanas. En su mayoría, no tienen expectativa de desendeudarse en un futuro cercano.”

De allí que entre sus conclusiones, el estudio destaque que a medida que aumenta la propensión al endeudamiento crece la percepción de incertidumbre, de las dificultades para resolverlas, la bronca y enojo, la sensación de angustia y de injusticia. “La propensión al endeudamiento funciona como un claro predictor de emociones y sentimientos con respecto a las deudas y sus efectos, como la evaluación del gobierno o la autopercepción en la escala social. ”

Y si bien las expectativas negativas tienen un piso muy alto para todos los segmentos, “cuando vemos por segmentos de propensión de endeudamiento, encontramos que los que más se endeudan tienen a responsabilizar en mayor medida al gobierno: 23% contra el 9% de los que menos se endeudan.”

El estudio no indagó sobre las tasas de interés convalidadas por los deudores a la hora de tomar los préstamos. El margen de margen de error de la encuesta es de 3,5 % y el nivel de confianza es del 95 %.

PG

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