El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, lograron el fin de semana pasado definir dos medidas para evitar un colapso cambiario y financiero al lograr el anuncio del rescate de Estados Unidos y las retenciones cero para el agro hasta acumular US$7.000 millones. Pero por más que haya conseguido esos salvoconductos para calmar el mercado unos días, en el mejor de los casos hasta las elecciones legislativas del 26 de octubre, la economía real persiste en crisis. Lejos de la recuperación “como pedo de buzo” que había prometido Milei en abril de 2024.
Este martes finaliza el tercer trimestre del año. Por ahora sólo hay datos hasta julio, mes en que la economía cayó 0,1% respecto del mes anterior. Fue cuando el Gobierno debió subir las tasas de interés, lo que frenó el crédito y la actividad con tal de contener el dólar. Ya en el segundo trimestre, el PBI había caído 0,1% en relación al primero del año. Si llegan a acumularse dos trimestres de caídas respecto del anterior se considerará oficialmente declarada la recesión. Por lo que ya se constató en julio y lo que se registró en distintos indicadores de agosto y septiembre, vamos camino a eso.
Sería la segunda recesión del gobierno de Milei. La primera fue heredada de la administración peronista, había empezado en 2022, continuado en 2023 y se profundizó eso sí en el inicio de 2024. En el tercer trimestre del año pasado la economía comenzó a recuperarse, pero si se confirman una caída en el periodo julio-septiembre, sumada a la de abril-junio, la caída económica estará servida.
Constituiría la octava recesión del siglo. La primera vino encadenada con la crisis iniciada en 1998, que estalló en 2001 con el default y el corralito y continuó hasta 2002, con la salida de la convertivilidad. La siguiente sobrevino por contagio de la crisis mundial entre 2008 y 2009. La tercera arrancó tras la reelección de Cristina Fernández de Kirchner a fines de 2011, cuando instauró el cepo cambiario, hasta 2012. En 2014, su gobierno devaluó el peso y otra vez cayó la actividad.
En 2016, al iniciarse la administración de Mauricio Macri, con la salida del cepo, la devaluación y el ajuste inicial, volvió la recesión. En 2018 y 2019, cuando su plan económico voló por los aires, la actividad regresó al descenso. Y no paró de bajar con el arranque de la gestión de Alberto Fernández y la aparición de la pandemia. Ya en la segunda mitad de 2020 comenzó a repuntar, pero en el segundo semestre de 2022, tras la crisis interna del peronismo que terminó eyectando a Martín Guzmán del Ministerio de Economía, la actividad retomó su costumbre de ir cuesta abajo y así se mantuvo hasta el rebote del tercer trimestre de 2024 al primero de 2025.
“Probablemente este tercer trimestre también caiga porque es cuando se profundiza la recesión porque los salarios están planchados, con tendencia a la baja en los próximos meses porque las paritarias van por detrás de la inflación, entonces el consumo va a seguir bajo; la inversión, con este nivel de tasa, no va a impulsar el crecimiento; y el gasto público sigue recontra planchado”, describe Pedro Gaite, economista de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). “Entonces no hay factores que puedan explicar una recuperación de la economía. Si te cae fuerte la industria, te vuelve a caer el comercio, si sigue cayendo la construcción, puede que crezcan minería e hidrocarburos, pero no alcanza y menos para crear empleo”, finaliza Gaite.
“Pensamos que este trimestre va a ser de estancamiento”, observa el consultor Orlando Ferreres. “El PBI del año nos da un crecimiento del 4,2% y el año que viene crecería al 2,5%”, pronostica. Lejos quedaron los pronósticos de recuperación del 6% después del pozo de 2024 e incluso la mayor parte de lo que crezca este año será por arrastre estadístico de la recuperación iniciada a fines del año pasado. Incluso, Ferreres avizora que minería e hidrocarburos crecerán pero menos que antes, aunque el interés inversor proseguirá.
Uno de los economistas más consultados que mide la actividad por su cuenta ya registró una leve caída en agosto y prevé que se repita en septiembre. Otro colega del mundo académico habla de “tendencia clara hacia el estancamiento”, pero “no para definir recesión”. Y añade: “Hay incertidumbre sobre el final de las series porque los datos desestacionalizados respecto al trimestre anterior tienen ruido y pueden llevar a revisiones. Lo que antes era 6% para los optimistas y 5% para los.moderados para el cierre de 2025 ahora luce que va camino al 4% por esta desaceleración”.
El Pulso PBA, termómetro de actividad del Banco Provincia de Buenos Aires en su territorio, muestra números en rojo las cuatro semanas de agosto y las primeras tres de septiembre. El mes pasado oscilaron entre -0,2% y el -1,4% según la semana y en septiembre, entre -0,1% y -0,4%.
Si en casi todo 2024 más del 70% de la población resignaba gastos, desde octubre pasado hasta ahora siempre se mantuvo por encima del 60%, según la encuesta que elabora la firma Casa Tres, que dirige Mora Jozami. ¿En qué ajustó la gente en agosto último? El 60% en ocio, el 51% en consumo de segundas marcas, el 48% en compras de ropa, el 38% en vacaciones, el 35% en plataformas de contenidos, el 20% en menos uso del auto particular, el 16% en actividades con los hijos, el 13% dio de baja su prepaga, 9% en las coberturas de seguros, el 4% cambió a su niño de colegio y el 11% recortó en otros aspectos.
En las cadenas de supermercados cuentan que cae el consumo y se compra lo básico. “Sigue cayendo como el piano desde el quinto piso”, describen. Otra fuente del sector agrega: “Más del 70% de todo lo que se vende es en promo. Si no, casi no se mueve. Eso te marca lo duro que está para mover volumen”.
AR/MG