Cumbre empresarial

El establishment se resigna a apoyar a Milei, pero espera de él dudosos cambios políticos y económicos

Los martes cierra el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Sin embargo, este martes abrió, pero no para el público que disfruta de pinturas, esculturas, instalaciones o películas -ahora está proyectándose Historias extraordinarias, de Mariano Llinás-, sino para la segunda edición de RepensAR Summit, una cumbre de grandes empresarios para reflexionar sobre las inversiones a largo plazo en la Argentina. El problema es que la coyuntura siempre invade el debate en este país, y esta vez no fue la excepción.

Americas Capital, la empresa organizadora del evento que se dedica a inversiones inmobiliarias en la Argentina, EE UU, Reino Unido y Brasil, lo planificó para este 9 de septiembre sin prever que iba a transformarse en caja de resonancia de la dura derrota electoral bonaerense de Javier Milei, el mismo presidente que había ilusionado al establishment hasta el año pasado. En los debates públicos de RepensAR Summit se habló del futuro, no del domingo pasado ni de las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre, pero en los pasillos no hubo forma de evitar el corrillo.

Arriba del escenario hablaron Luis Perez Companc (Molinos Río de la Plata), Miguel Gutiérrez (Rohatyn Group), Juan Gómez Minujin (JP Morgan), Santos Uribelarrea (MSU Group), Enrique Duhau (AE Duhau S.A), Javier Iguacel (Bentia Energy), Larisa Andreani (arteBA) y el ex puma Juan Martín Hernández sobre el potencial argentino en los ladrillos, el campo, la energía, las finanzas, el arte y el deporte. Pero por lo bajo se habló de la hecatombe electoral.

Milei no era la persona elegida por el grueso de los grandes empresarios para liderar la Argentina. Ellos preferían a alguien del PRO, en cuyo gobierno participaron varios, como Gutiérrez e Iguacel. Casi no tenían ni tienen diálogo con el economista ultraliberal y dogmático que ahora vive en la Quinta de Olivos. Lo veían loco, iracundo y sin equipo. Sin embargo, se sorprendieron de él gratamente al ver que, una vez llegado al poder, fue pragmático para abandonar su idea de dolarización y logró en 2024 un ajuste fiscal inédito que provocó un descenso de la inflación.

El problema, sin embargo, comenzó en la segunda mitad de ese mismo año, cuando el Banco Central dejó de acumular reservas y el peso comenzó a apreciarse. Por algo en 2025 las acciones argentinas empezaron a perder el valor que habían recuperado en 2024, tras seis años de malaria. Ahora, con el resultado electoral de este domingo, todo el panorama financiero empeoró aún más: el dólar saltó el lunes $1.425 y podría estar más arriba de no ser por las ventas de divisas del Tesoro, el estratosférico nivel de las tasas de interés y los encajes bancarios récord que las entidades deben prestar al Estado; el riesgo país subió este martes otro 23%, a 1.100 puntos básicos, lo que refleja dudas sobre la capacidad de pago de la deuda; y las acciones de los bancos argentinos en Wall Street suman un derrape este mes de entre el 23% y el 25% en los casos de Galicia, Macro, BBVA y Supervielle.

Al igual que el resto de la sociedad, los empresarios también se sorprendieron de la abultada victoria peronista sobre La Libertad Avanza (LLA). Como no quieren volver al pasado y tampoco intuyen la viabilidad de una tercera vía, apuestan resignados a apoyar al partido de Milei el 26 de octubre, pero reconocen que el presidente deberá emprender cambios políticos y económicos que dudosamente acometa.

Por un lado, creen que debería modificar su estilo confrontativo con los que podrían ser sus aliados, con los que lo fueron al inicio de su mandato para aprobar la ley Bases y el paquete fiscal, así como para evitar el rechazó a su primer mega decreto de necesidad y urgencia (DNU). Difícil que se lo haga. Pero los hombres de negocios consideran que es el primer paso para comenzar a cambiar el mal clima político y para que a partir de diciembre próximo se aprueben las reformas tributaria y laboral que ellos anhelan. Pretenten menos impuestos y más flexibilización laboral. Lo primero puede encontrar resistencia de los gobernadores del PRO, la UCR y el peronismo antikirchnerista, pues implicaría reducir la recaudación de Ingresos Brutos.

Los empresarios coinciden en que la Argentina necesita ambas reformas para crecer. Agregan que no basta con el orden macroeconómico y ponen como mal ejemplo de ello a Brasil. El socio mayor del Mercosur sí flexibilizó las normas laborales en el gobierno de Michel Temer, tras la destitución de Dilma Rousseff, pero mantiene uno de los niveles más altos de Latinoamérica, junto a la Argentina. Los hombres de negocios se quejan de esos gravámenes, pero también de la corrupción en Brasil.

Es entonces cuando reconocen que en el gobierno de Milei las presuntas coimas también abundan. Uno de los participantes de la cumbre en el Malba reconocía su desilusión con un nuevo elenco político que él esperaba que fuese distinto y que se evidenció adicto a los supuestos negociados en casi todas las áreas. “No todas”, aclara.

A todo eso se suma la falta de acumulación de reservas, necesarias para el pago de la deuda a partir de 2026. Para eso, necesariamente la Argentina debería devaluar el peso para alentar la exportación y desincentivar la importación de bienes y servicios. Una receta no deseada por Milei antes de los comicios, pues impactaría en la inflación, su promesa electoral chamuscada por el deterioro del salario y del empleo.

“No hay riesgo con la deuda ni con los bancos”, intentó tranquilizar un ejecutivo de finanzas. Buscaba despegar fantasmas de crisis de default o bancaria, dada la tensión a la que el equipo del ministro de Economía, Luis Caputo, somete a las entidades financieras para atajar el tipo de cambio.

Eso sí, el mismo empresario reconoció que si LLA no consigue el 30% o el 35% de los votos, entonces “game over”. ¿Acaso prevé que caiga Milei? Él no lo cree y aclara que su expresión “final de juego” se refiere a la esperanza de que haya reformas liberales en la Argentina.

Otro colega confiesa que prefiere ni imaginar un escenario así y espera con preocupación cómo transcurre el próximo mes y medio hasta las elecciones nacionales. De todos modos, rescata que pase lo que pase, gobierne quien gobierne, la Argentina seguirá siendo atractiva por sus recursos naturales: campo, minería y Vaca Muerta. El problema, según él, es que por ahora sólo invierten en agro e hidrocarburos los empresarios nacionales. Los extranjeros sólo vendrían en caso de que un día la Argentina gire en términos políticos, pero no económicos. Y cita como ejemplo a Perú... el mismo modelo del que habla Caputo. Estabilidad económica, pero sin progreso social.

El inicio de la jornada estuvo a cargo de Marko Papic, especialista en macroeconomia y geopolítica y miembro de BCA Research, que comentó que el mundo inversor espera que un cambio radical termine de suceder en la Argentina. Seguidamente, en el primer panel dedicado a inversiones inmobiliairias, Ramiro Juliá, CEO de Americas Capital y cofundador de RepensAr Summit. comentó sobre la situación global del sector: “Lo que diferencia la crisis actual de la de 2008, es que aquella fue una crisis en V corta: caída y recuperación rápida. Esta vez, estamos viviendo una crisis en L extendida, con un piso mucho más largo: y por eso es mucho más transformadora que la de 2008”.

El agro tuvo como exponente a Duhau, presidente de AE Duhau SA. “El agro sigue siendo un buen negocio en nuestro país. Pero no está exento de riesgos. Por lo que es clave la diversificación. Y mencionó que frente a la amenaza del clima, la clave es operar en diferentes regiones, y frente a la volatilidad de los precios, la estrategia es diversificar productos”, opinó Duhau.

Luego, llegó el turno de la energía. Uribelarrea, presidente y quinta generación de MSU, junto a Iguacel analizaron las oportunidades. “En el sector eléctrico, es clave que el Estado se corra y deje actuar a los privados”, opinó Uribelarrea. Iguacel mencionó “las enormes posibilidades que hoy se encuentran en el sector de oil & gas” y que destacó que “existe un consenso político y una política energética adecuada para que la senda de crecimiento continúe”.

Promediando la mañana, la conversación giró en torno a lo que ellos denominaron “digital wealth” (riqueza digital) y el rol de la inteligencia artificial en la administración financiera y la banca privada, con Francisco Sosa del Valle, CEO y fundador de Bunker Invest y también coorganizador del encuentro, junto a Alberto Echegaray, fundador de Newton Capital. En esa misma línea, conversaron Stephanie Cherrin, socio de J.P. Morgan Technology Ventures, y Nicolás Tognalli, gundador y socio directorde Cites VC, que ahondaron sobre inversiones de venture capital (capital de riesgo).

Otro de los puntos novedosos para la temática de las inversiones fue el panel dedicado al arte, donde Andreani, Gómez Minujin y el abogado Eduardo Mallea compartieron con el público aspectos novedosos de este sector de gran potencialidad inversora a nivel mundial. El toque distintivo estuvo a cargo de Hernández, que compartió su experiencia como jugador de la élite del rugby internacional y cómo la construcción de un equipo resiliente y con mentalidad ganadora contribuyó a solidificar la identidad argentina como un sello distintivo en el extranjero.

El último de los paneles, abordado desde la mirada de Luis Perez Companc y su hija Lucila, cristalizó la idea de un legado familiar como eje fundamental del patrimonio empresarial argentino. Para cerrar la cumbre tomó la palabra Gutiérrez: “Como sociedad, tenemos que aprender a que las reformas llevan tiempo y que todos los países tienen problemas. Pero es necesario también que los gobiernos miren el largo plazo y atiendan agendas clave como el acceso al capital, o la logística para que el potencial inversor se desarrolle más”. Justo el problema del financiamiento, agravado por la coyuntura, se comentó en los pasillos como otro factor que ahora inversiones incluso en sectores prósperos como Vaca Muerta.

AR