La inflación subió 3% en julio, llegó al 51,8% interanual y ya superó la meta del Gobierno para 2021

La inflación comienza a bajar a paso lento. Después de un comienzo del año con meses de 4%, un 3,3% en mayo y un 3,2% en junio, el índice de precios al consumidor (IPC) se elevó en julio un 3%, según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Aún resulta un nivel muy elevado que debería seguir bajando. Con un 29,1% acumulado en los primeros siete meses del año, ya superó la meta prevista por el gobierno para todo 2021. En los últimos 12 meses suma un 51,8%.

El rubro restaurantes y hoteles subió 4,8% en julio, el mes de las vacaciones de invierno. El de salud se encareció 3,8%, por el aumento de medicamentos, antes de que el Gobierno autorizara alzas de las prepagas. El tercer ítem con más incrementos fue el de alimentos y bebidas no alcohólicas, un 3,2%.

Altas fuentes del Ministerio de Economía admitieron que los precios de los alimentos en julio les dieron una “sorpresa no agradable” porque siguieron presionando al alza, con su consiguiente impacto en los niveles de pobreza. “Los lácteos vienen presionando -explican en Economía-. La suba del precio internacional del maíz de principios de año sigue permeando y se van actualizando márgenes que aún estaban atrasados.” Pero el consultor Joaquín Pérez Martín disiente con que el encarecimiento de los lácteos tenga que ver con el maíz: “El IPC de lácteos está evolucionando de manera dispar respecto del índice mayorista lácteo. Desde que se desarmó Precios Máximos, el mayorista viene bajando: 6,5% en abril, 3,7% en mayo y 3,5% en junio, mientras que el minorista bajó y volvió a subir: 9,3%, 2,8% y 6,2%, respectivamente. El problema está en mayor medida fuera de la industria, en los supermercados, que están recuperando rentabilidad”.

Altas fuentes del Ministerio de Economía admitieron que los precios de los alimentos en julio les dieron una "sorpresa no agradable" porque siguieron presionando al alza, con su consiguiente impacto en los niveles de pobreza.

En Economía también atribuyen la inflación de julio al rubro hoteles y restaurantes. “En la medida en que se levantan restricciones por la pandemia, los sectores reajustan precios porque venían con márgenes muy apretados”, analizan en el Palacio de Hacienda, donde señalan que eso mismo está sucediendo en otra escala en otros países del mundo donde la inflación también registra sus mayores marcas en décadas, como en Brasil, México, Estados Unidos o Alemania.

Juan Pablo Ronderos, economista socio de la consultora MAP, opina que “mucho no interesa si la inflación dio apenas por abajo o por arriba del 3%, aunque no es lo mismo para el Gobierno en el comienzo de la campaña”. Ronderos apunta que el ligero descenso del IPC se ha logrado “pisando precios”, como el del dólar y las tarifas; “con controles de mercados”, como las restricciones a la exportación de carne vacuna; “y otro montón de malabares”. “Pese a todo, el IPC se resiste a bajar al 2%. Hay una parte del equipo económico que es bastante racional, pero la solución de la inflación no es sólo dar una señal fiscal de corto plazo que reduzca la emisión monetaria. Si un economista, un empresario, un comerciante no cree que esa será la política que viene, no cambia la dinámica ni se alinean las expectativas. Te baja la inflación del 4% mensual, pero no se ve un cambio de política económica duradero. La sensación de todos es que no sabemos qué va a pasar mañana. Hoy la inflación tiene múltiples causas, como dice el ministro (de Economía, Martín) Guzmán, pero discrepo con é porque la solución es la consistencia macroeconómica. Una parte de la inflación es inercial, se ajustan precios, alquileres y salarios mirando la inflación pasada, lo que establece un piso duro de romper. También es verdad que en la pandemia hubo incapacidad de trasladar a los precios algunos aumentos de costos de salarios e insumos, pero ahora, con la reactivación, se recomponen márgenes. El mundo está con mucha inflación: Brasil, con 9%, el mayor nivel desde 2002; o Alemania, un 3,8%, el mayor nivel desde 1993. Los precios de las commodities influyen”, analiza el socio de MAP. No obstante, el impacto de las materias primas y la recomposición de márgenes poscuarentena disminuyen, mientras se ralentiza el ritmo de depreciación del peso, que hasta el año pasado iba a la par de la inflación, lo que influye en el leve descenso del IPC, según Ronderos.

Daniel Marx, ex secretario de Finanzas y socio de la consultora Quantum, señala que en la primera mitad del año el Gobierno “actuó con alguna prudencia fiscal y monetaria, pero en la segunda parte no sería el caso”, por las elecciones y la necesidad de reactivar la economía. También pone en duda qué ocurrirá con los tipos de cambio paralelos, que se han calmado en los últimas semanas. “Pudo haber una menor inflación por las medidas pasadas, pero sigue habiendo temas pendientes”, advierte Marx.

Pablo Repetto, de GRA Consultora, atribuye el descenso del IPC a “la disminución del ritmo de devaluación y menos subas en precios regulados”. “Igualmente, la inflación sigue siendo muy alta. Para 2021 esperamos que siga la desaceleración a la zona del 2,5%, con un cierre anual del 46%”, pronostica Repetto, por encima del 29% que preveía el presupuesto 2021 de Guzmán.

Su colega Ricardo Delgado, de la firma Analytica, observa que en julio influyeron las vacaciones de invierno para que subieran por encima del promedio los precios de hotelería, recreación y comida fuera del hogar. También los alimentos y bebidas siguen encareciéndose por encima del 3%. “El principal ancla fueron los precios regulados. Vemos tendencia declinante de la inflación en agosto y septiembre, al menos”, predice Delgado.

AR