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Cambios en el monotributo: subirlo a los que menos cobran y bajar el impuesto a la riqueza

Repartidores de PedidosYa duermen en las calles de Palermo Viejo.

Alejandro Rebossio

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¿Qué dirán los votantes de Javier Milei que reparten comida en bicicleta acerca del borrador de reforma tributaria que mandó el Gobierno a los gobernadores y legisladores de la oposición dialoguista para aprobar en el Congreso? Son monotributistas, no empleados, que trabajan para Rappi o PedidosYa. Pero si están entre las categorías más bajas de este gravamen pasarán a tributar más, mientras que la clase media alta y la alta del país podrán abonar menos por el impuesto a los bienes personales, también llamado a la riqueza. Así lo plantean expertos a partir de la lectura del paquete de medidas fiscales que el Gobierno llevó al Congreso.

“Aumenta fuerte el monotributo para las categorías más bajas, reponen el impuesto a los ingresos para los trabajadores que ganen más de $ 1,5 millones netos y reducen fuerte el impuesto a los bienes personales hasta 2038. Más regresivo no se consigue”, advirtió Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Autónoma en un hilo en la red social X. “El impuesto a los bienes personales queda reducido a la nada. El mínimo no imponible pasa de $11 millones a $100 millones y la deducción por la vivienda familiar, de $56 millones a $350 millones. Además, bajan las alícuotas. Resultado: se va a pagar mucho menos. Además, el proyecto crea un régimen especial que limita los impuestos patrimoniales por los próximos 16 años. Para ello, establece que quienes paguen este año el impuesto correspondiente al período 2023/27 van a tener muchísimos beneficios”, comenta Campos. El proyecto original enviado en enero pasado planteaba una reforma similar de Bienes Personales.

“Quienes entren en este régimen van a pagar una alícuota fija del 0,45% de su patrimonio que supere el mínimo no imponible (hoy va del 0,5% al 2,25%). Para los años 2028/38 se reduce a apenas el 0,25% del excedente, casi nada”, continúa analizando el investigador de la CTA Autónoma. “Pero lo más importante de todo es que quienes paguen este año el impuesto correspondiente al período 2023/27 van a tener derecho a la estabilidad fiscal hasta 2038. Si un nuevo gobierno quiere aumentarles bienes personales (o cualquier impuesto patrimonial), no va a poder. Si el Congreso aprueba este proyecto va a convalidar una rebaja impositiva enorme sobre las personas de mayores fortunas del país (el 1%, con suerte) y va a atar de pies y manos a un futuro gobierno que quiera avanzar con mayores impuestos sobre el patrimonio.”

La exjefa de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) Mercedes Marcó del Pont también critica la reforma de Bienes Personales. Consultada por elDiarioAR, sostuvo: “Es de un nivel de regresividad inédita. Al más progresivo de los impuestos, que es el que grava stock de riqueza, lo reducen a la tercera parte y buscan compensar la pérdida de recaudación que ello supondrá comprometiendo los recursos de los gobiernos por venir. El régimen especial da beneficios a los que liquiden cinco ejercicios y además otorga estabilidad fiscal hasta 2038, ¡y a partir de 2028 reduce nuevamente la alícuota al 0,25%! Se trata de una propuesta indigerible políticamente”.

También se opone el exsecretario de Ingresos Públicos Roberto Arias: “Estoy totalmente en desacuerdo porque elimina la alícuota adicional para bienes en el exterior y baja la alícuota base a sólo 0,25% dentro de cuatro años. Es mejor que la reforma similar que había hecho Mauricio Macri porque en este caso se permite un pago anticipado que genera un recurso relevante y coparticipable e impide una modificación en el futuro.

“La contracara de la reducción de Bienes Personales es el aumento del monotributo, que puede ser importante para las categorías más bajas”, alerta Campos. “Por ejemplo, quien esté inscripto en la categoría C (el que factura hasta $350.000 por mes) va a pagar $26.600, un 70% más que ahora.”

Así quedarían las nuevas categorías según la facturación del trabajador y el aporte de cada una:

El proyecto consiste en una fuerte suba del tope de facturación de las categorías, por lo que todos los que están actualmente entre las categorías A y E pasarían a estar en la A. Para los de la E no hay ningún cambio: siguen pagando más o menos lo mismo. Los de las categorías más bajas sí van a tener un impacto fuerte. Los de la A tributarán 140% más; los de la B, 130%; los de la C, 71% y los de la D, 36%.

Quienes salen favorecidos son los de las máximas categorías del monotributo porque ya no saltarán tan fácilmente al régimen autónomo de responsable inscripto, que implica tributar “seis o siete veces más”, según el contador Fernando López Chiesa, del estudio Lisicki, Litvin & Asociados. Hasta ahora, el máximo rango de servicios es H, para los que facturan hasta $11,9 millones anuales. Ese tope subiría a 269%, a $44 millones. La mayor categoría para la venta de bienes es la K, cuyo tope se incrementaría de $16,9 millones a $68 millones, un 300%. “Es un salto considerable teniendo en cuenta los niveles de inflación y que los comerciantes escondían o subfacturaban algunos conceptos, no querían cobrar con tarjeta de débito o crédito para evitar salir del monotributo. Ese salto implicaba no sólo más dificultades económicas sino administrativas porque hay que presentar declaraciones juradas, algo a lo que el pequeño comerciante no está habituado. Es un buen punto este cambio”, opina López Chiesa.

Arias está a favor de esta reforma del monotributo: “El tope había quedado muy bajo, muchísimo más bajo que cuando se creó el régimen (en 1998)”. Sin embargo, lamenta que se eliminen los beneficios del monotributo social.

“La reposición del impuesto a los ingresos para los trabajadores en relación de dependencia se va a llevar todos los flashes”, comenta el investigador de la CTA Autónoma, en referencia a un asunto que es clave para las centrales sindicales que representan a trabajadores formales, pero que sólo abonan los que más ganan. “Lo cierto es que empezarán a pagar quienes tengan ingresos netos superiores a $1.494.000 por mes. Además, el proyecto elimina una gran cantidad de exenciones (horas extras, aguinaldo, bonos por productividad, guardias, etc). Entre las que se mantienen son las que benefician a los trabajadores petroleros, pero limitadas al personal de pozo. Lo más razonable del proyecto es que vuelve a establecer un sistema lógico de escalas. Se paga solo a partir del excedente, con alícuotas crecientes que van del 5% al 35%. A la alícuota máxima de la escala se llega con un salario bruto de aproximadamente $4,6 millones.”

Aquí detallamos cuánto pagarán los que ganen más de 15 salarios mínimos o $1,8 millones brutos o $1,494 millones netos:

“Estoy de acuerdo con la reforma de Ganancias, es decir, eliminar la reforma de Sergio Massa de 2023”, respalda Arias el regreso de este impuesto para los trabajadores que más cobran. Cuando era diputado, Milei había apoyado ese cambio del gobierno anterior. Ahora retrocede en la rebaja tributaria. “Es ir a un esquema más normal, con actualización del mínimo no imponible (nivel a partir del cual se tributa) y las deducciones. La escala es bastante progresiva”, celebra Arias, en referencia a que la alícuota arranca en el 5% y va subiendo de a poco hasta el 35%, a diferencia del gravamen en el pasado, que castigaba a casi todos los salarios altos con el máximo de 35%. “Va a traer una recaudación importante para Nación y provincias”, completa el exsecretario de Ingresos Públicos.

“Mientras seguimos mirando la nueva versión de la ley ómnibus, la discusión fiscal se mete por la ventana”, concluye Campos. Bajar la carga impositiva a los dueños de los mayores patrimonios y subírsela a los trabajadores es toda una definición de principios.“

AR

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