Los nuevos amos del fútbol ya no se conforman con comprar un solo equipo y levantan la preocupación de la UEFA

Diego Larrouy

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En 2018, el equipo de fútbol de Salzburgo y el de Leipzig coincidieron en el mismo grupo de la Europa League, el segundo torneo europeo. A priori, no era más que otro emparejamiento entre un equipo austriaco y otro alemán de los muchos que se producen cada año en estos torneos entre distintos países. La diferencia respecto a otros es que ambos equipos comparten dueño: el fabricante de bebidas RedBull. Hasta hace unos años, que un mismo propietario tuviera más de un equipo de fútbol en Europa era una rara avis. Sin embargo, el boom inversor de las últimas temporadas, impulsado especialmente por fondos estadounidenses, aceleró la aparición de un mismo dueño de varios equipos. Es tal su crecimiento que el fenómeno comienza a generar preocupación en la UEFA.

El fabricante de bebidas fue el primer gran impulsor de este interés por poseer más de un equipo. Es lo que se conoce en inglés como ‘multi-club owner’, un inversor que apuesta por el fútbol pero no pone todos sus huevos en la misma cesta, sino que los reparte entre varios equipos. El otro gran ejemplo, junto con el de RedBull, es el del City Football Group, con equipos en Manchester, Nueva York, Melbourne, Palermo, Yokohama, Montevideo, Sichuan, Mumbai y Girona.

En la actualidad, se estima que hay cerca de 200 equipos de fútbol en el mundo que pertenecen a un grupo. La crisis económica que generó la pandemia y el cierre de los estadios fueron un aliciente para la llegada de numerosos inversores que confían en los rendimientos que tiene el fútbol, especialmente por los derechos audiovisuales. De hecho, el número de estos grupos con varios equipos se ha disparado desde 2019.

El pasado año se produjo en Europa un goteo continuado de operaciones de compra de equipos, fundamentalmente por parte de inversores estadounidenses. Muchos de estos acuerdos están imponiendo el nuevo modelo de negocio en el fútbol continental. Según los datos de la UEFA, estos grupos de clubes realizaron más de una treintena de operaciones entre inversiones minoritarias y la adquisición del capital mayoritario de un equipo.

La mayoría de países cuentan con normas que impiden que dos equipos que compartan accionistas puedan competir en las mismas ligas. Sin embargo, en Europa no existe un marco regulatorio que impida que estas inversiones se produzcan en distintos países, incluso aunque puedan llegar a encontrarse en las mismas competiciones continentales. Este punto es el que levanta la principal preocupación para la UEFA.

“El aumento de las inversiones multi-club tiene el potencial de generar un riesgo material en la integridad de las competiciones de clubes europeas, con un aumento del riesgo de ver dos equipos con el mismo propietario enfrentándose en el terreno de juego”, señala el informe anual de la UEFA, publicado en los últimos días y que reserva un capítulo entero a este fenómeno.

La UEFA señala directamente a inversores estadounidenses. Cifra en unos 27 grupos de clubes los que están moviendo este mercado, respaldados por fondos de inversión y por capital riesgo. “Tiene potencial de acelerarse en los próximos años, con muchos inversores a la carrera por invertir en clubes cuyos activos están percibidos como infravalorados. Estos fondos apuestan principalmente por múltiples equipos de varias ligas”, enfatiza el informe.

Los casos son múltiples y afectan también a España. El ya citado Girona es propiedad de Abu Dabi, como el Manchester City. En los últimos meses, se vivieron operaciones como la compra del Sporting de Gijón por el dueño del Santos Laguna mexicano (Orlegi Sports); el reciente propietario del Oviedo posee también el mítico Pachuca; Jahm Najafi, accionista del Alcorcón, está pujando por el Tottenham inglés; o 777, que es accionista del Sevilla FC, el Genoa italiano, el Vasco da Gama brasileño o el Red Star parisino. El propio Alcorcón tiene como accionista mayoritario a David Blitzer, también propietario del Crystal Palace y dueño de parte del Augsburgo.

Pero los casos se multiplican por todo el continente. El pasado año RedBird Capital adquirió el AC Milán, al tiempo que es uno de los accionistas del Liverpool inglés. Ambos equipos, aunque no coincidieron, disputaron la presente edición de la Champions League. El empresario estadounidense John Textor es accionista del Crystal Palace, en Inglaterra, y recientemente adquirió el Olympique de Lyon en Francia. Incluso Catar, dueño del PSG, es desde hace pocas semanas accionista del Sporting de Braga. Otros ejemplos de equipos que comparten dueño, entre los muchos que existen, son el Bournemouth inglés y el Lorient francés o el Udinese italiano y el Watford británico.

Menor riesgo financiero ante el descenso

¿Y por qué tener más de un equipo de fútbol? La respuesta es fundamentalmente económica. A los empresarios estadounidenses les atrae el potencial del fútbol europeo. Forbes realizó un estudio reciente de los clubes deportivos más valiosos del mundo y había que descender hasta la decimotercera posición para encontrar el primer equipo de fútbol, el Real Madrid. A ello se suma que la crisis económica dejó una situación de precios bajos para la adquisición de estos activos.

Sin embargo, uno de los ‘peros’ que tienen los grandes propietarios de franquicias de ligas norteamericanas y el resto de inversores financieros en el fútbol europeo es el descenso. Al contrario de las competiciones estadounidenses, donde siempre compiten los mismos equipos, el modelo de ascensos y descensos es el que impera en Europa. Una cuestión, el mérito deportivo, que la Superliga, en un origen respaldada por algunos de estos empresarios, quiso poner en duda.

Así, nace el interés de tener más de un equipo. El Financial Times analizó esta tendencia apuntando precisamente a este hecho como un seguro financiero. Tener un equipo que cubra los problemas de ingresos en caso de que un club descienda de categoría. O, de la misma manera, tener varios equipos pequeños —adquiridos a bajo coste— incrementa las posibilidades de promoción.

La otra razón es la gestión de los principales activos para un club de fútbol, sus futbolistas. Los nuevos propietarios tratan de gestionar una base de futbolistas que nutran al equipo de mayor nivel que tienen, mediante su desarrollo en los otros clubes del grupo. Es algo habitual entre el Leipzig y el Salzburgo, o se vio recientemente entre el Bournemouth fichando a la estrella del Lorient francés, participados ambos por el empresario estadounidense Bill Foley, para disgusto de los aficionados. 

La UEFA analizó también este fenómeno en el citado informe. El 75% de los 114 fichajes entre clubes del mismo grupo que se realizaron el año pasado fueron mediante préstamos o de manera gratuita. No se pagó nada por ellos. “El crecimiento de la inversión multiclub tiene el potencial de distorsionar la actividad del mercado de fichajes, con un porcentaje creciente de transferencias que se ejecutan dentro de grupos de inversión de varios clubes a precios que convienen a los inversores, en lugar de a precios justos”, señala la UEFA.

El furor inversor en el fútbol europeo no se paró. Aunque en España los últimos movimientos empresariales se centraron en equipos de segunda (Sporting, Oviedo o Zaragoza), en Europa hay equipos de primer nivel, especialmente en Inglaterra, con el cartel de 'se vende', aunque sea de manera parcial. Los dos principales nombres son el Manchester United, donde la presión de la afición contra la familia Glazer no ha parado de crecer, y el Liverpool, donde su principal accionista, Fenway Sports, reconoció que estudiará las ofertas que le lleguen. Ambas operaciones están llamadas a protagonizar algunas de las mayores valoraciones que se dieron en el mercado a equipos de fútbol, tras el récord alcanzado el pasado año con el Chelsea.

DL