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Entrevista Presidenta del Banco Nación

Silvina Batakis: “Mi aceptación como ministra de Economía frenó una situación de inestabilidad política e institucional”

Silvina Batakis

Pablo Ibáñez

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Silvina Batakis se disculpa: llega unos minutos tarde porque se demoró en una reunión en Casa Rosada, a 70 metros, en diagonal de donde está su despacho. Es viernes, antes del mediodía y el calor es omnipresente. Exministra de Economía bonaerense cuando gobernó Daniel Scioli, secretaria de Provincias de Eduardo “Wado” De Pedro en Interior, se convirtió en la presidenta del Banco Nación cuando dejó, en agosto pasado, el ministerio de Economía, donde tuvo un paso breve y turbulento luego de la crisis que desató –o profundizó– la renuncia de Martín Guzmán.

Recuerda el vértigo de aquellos días y su llegada al Gobierno, en medio de la incertidumbre. “Ese domingo había una necesidad muy fuerte de hacer un anuncio” sobre nuevo ministro, cuenta y recuerda que antes de que ella aceptara el cargo, “varios hombres” parecieron escaparle a un lugar hiper crítico. En una charla con elDiarioAR dice que fue una “ministra de emergencia”, que hizo una “buena transición” y que Sergio Massa tiene más músculo político. Habla, además, del karma criollo que es la inflación, sobre Vicentin, la entidad que preside y las elecciones de este año.

Yo creo en el equilibrio fiscal. La economía tiene reglas y uno tiene que cumplirlas. Y el déficit fiscal es un instrumento de la política económica pero no puede ser un instrumento permanente.

Esta semana, el intendente de Avellaneda, y ex compañero de gabinete de Batakis, dijo que antes de la asunción de Massa se estuvo a un día de que el Gobierno se vaya en helicóptero, analogía fatal con la renuncia de Fernando de La Rúa en el 2001. Se le hizo una consulta posterior a Batakis, que en esos días era ministra, y la funcionara respondió por WhatsApp.

¿Existió el riesgo real de que el gobierno se fuera en helicóptero?

El 4 de agosto, no

¿Antes si?

No sé. El domingo 4 de julio (NdE: cuando aceptó el cargo) la tensión era muy fuerte y había una enorme inestabilidad política y social. Era muy notable la situación de estrés económico, pero sobre todo político y social. La gente estaba muy mal. Mi aceptación al cargo vino a frenar esa situación eventual de inestabilidad política e institucional. Fue un mes de estrés, luego del cual pude analizar que hubo momentos de mucha tensión e incertidumbre. Siento que cuando dejé el cargo, el 4 de agosto, ese clima de extrema tensión se había disipado.

Se cumplen siete meses de sus días de ministra. ¿Qué recuerdo tiene hoy de aquella etapa?

Primero, que fue súper vertiginoso. Todo el equipo dormía dos horas por día. No sabíamos cuándo era sábado, domingo, miércoles. Laburamos todos los días. Otro recuerdo, como cosas raras, es que nunca se habían juntado distintos organismos que deberían trabajar coordinadamente. Eso no había pasado antes. Reuniones con el presidente del Banco Nación, del presidente Banco Central, con AFIP, con ARBA. Nunca se habían reunido de forma conjunta y lo hicimos.

¿Nunca había habido una mesa de articulación?

No, nosotros la hicimos. Fue algo muy positivo para ver la situación en la que estábamos. Y para descubrir y poner de manifiesto cuál era el problema que estaba teniendo Argentina en ese momento. Además, en ese mes se dio mucho diálogo político dentro del Frente de Todos y ocurrió porque todos comprendieron la situación en la que estábamos.

¿En algún momento sintió que era ministra de “transición”?

No. De emergencia, sí. De transición no… Yo estoy muy tranquila porque siento que hice mi aporte. El domingo que me llaman para decirme que fuese ministra, había una necesidad muy fuerte de hacer el anuncio. Era el domingo previo a una semana que iba a ser muy complicada desde lo cambiario y lo financiero, y había que tener una solución después del estrepitoso mensaje (de renuncia) de Guzmán.

¿Sintió, en algún momento, que ser mujer pudo haber influido en que un mes después buscaran otro ministro?

No, creo que no. Puedo decirte que antes de que me ofrecieran a mí, lo ofrecieron a hombres y ninguno quiso. Al revés, te diría yo. El cambio tuvo que ver más que nada con la política.

¿Con qué aspecto de la política?

Que me parece que se necesitaba, o se esperaba, más músculo político y mayor integración entre las tres partes que forman el FDT. Es lo que se ve hoy.

El apoyo de Cristina

En aquel momento, aunque se decía que tenía buena relación y diálogo con Cristina, no hubo un apoyo explícito de la vicepresidenta. ¿Pudo haber influido en que no siguiera en el cargo?

Creo que no. Yo tenía diálogo con ella. Desde que pasó el intento de asesinato nunca más la he molestado, pero tuve buen diálogo con ella. Incluso cuando asumí en el banco. No noté que tenga que haber algo explícito en los medios. O no le di importancia. La verdad que ese mes fue tan vertiginoso que no miraba mucho a los medios, estaba atenta a lo que pasaba en la economía. Pero yo tenía diálogo con ella, con Massa y con Alberto continuamente. Eso me alcanzaba.

Para nosotros la prioridad fue tratar de bajar la inflación y que no haya desabastecimiento. No nos dedicamos a juntarnos con el Círculo Rojo. Yo me junté con grandes empresarios y tuve buen diálogo pero no estaba preocupada por mostrarlo mediáticamente.

Cuando mira hacia atrás: ¿qué rol cumplió como ministra?

Si bien yo no asumí pensando que era una transición, creo que fue una buena transición para fortalecer un poco la política. A ver: la economía siempre tiene que estar gobernada por la política, entonces cuando la política deja de estar presente es muy difícil gobernar las variables económicas. Entonces que ese mes haya servido políticamente creo que es el mejor logro. Y creo que Sergio Massa tiene esa condición más política que yo no la tengo y que él sí la tiene porque viene construyendo desde hace muchos años para poder fortalecer las variables económicas, para gobernar esas variables económicas. Si yo pude colaborar en que eso sucediese, feliz.

Cuando asume Massa, aparecen actores del poder, eso que llamamos “círculo rojo”, parecían tener mejor predisposición con el que la que habían tenido con usted. ¿Eso también forma parte del músculo político?

Insisto. Fue breve, un mes nada más. Nosotros empezamos a trabajar sobre el Comercio, que es donde había una inflación diaria muy alta que había dejado Guzmán. Nuestro objetivo era tratar de defender la canasta de la gente. Entonces tampoco es que dijimos bueno, hagamos reuniones con empresarios grandes para ver. Nosotros queríamos defender la canasta de la gente y nos dedicamos a eso. Que no haya desabastecimiento. Vos pensá que ese fin de semana había góndolas con desabastecimiento. Para nosotros la prioridad fue tratar de bajar esa inflación diaria y que no haya desabastecimiento. No nos dedicamos a juntarnos con el círculo rojo. Yo me junté con grandes empresarios y siempre tuve buen diálogo, pero tampoco estaba preocupada por mostrarlo mediáticamente.

Como ministra puso mucho énfasis en la idea de que no daban las cuentas, que había que ajustar. U ordenar las cuentas fiscales. Usted lo dijo y Massa ya llegó con ese concepto instalado y lo ejecutó más sistemáticamente. ¿Lo siente así?

Primero, no es ajuste. Estoy totalmente en desacuerdo con que se utilice la palabra ajuste. Yo creo en el equilibrio fiscal. La economía tiene reglas y uno tiene que cumplirlas. Y el déficit fiscal es un instrumento de la política económica pero no puede ser un instrumento permanente. En el 2020, en 2021, todos los países del mundo tuvieron déficit, incluso déficit mayores que los que tuvo Argentina. ¿Por qué? Porque es un instrumento de la política económica, un instrumento contracíclico. Cuando se retira el sector privado, el Estado tiene que estar y va a dar déficit, eso está clarísimo.

Por la pandemia….

En este caso fue por la pandemia, pero en otras situaciones también. O sea, yo no estoy en desacuerdo con tener déficit. Ahora tiene que ser un instrumento de la política.

Mi aporte fue apaciguar todo, eso que había surgido con ese sábado, con esa renuncia intempestiva de Guzmán y creo que vino a solucionar ese tema y a apaciguar los ánimos en cuanto a que podía ser un gobierno que terminase una gestión.

Sobre el déficit

¿Un déficit gobernado, administrado?

Administrado. No puede ser algo que pasa. Tenemos que saber cuándo utilizar ese instrumento. Los países no pueden vivir en déficit permanente. En la provincia de Buenos Aires, en los cuatro años que fui ministra, desde el 2004 hasta esta parte, fue el periodo que recibió la menor cantidad de recursos nacionales. Y sin embargo, siempre tuvimos equilibrio fiscal. Pero eso es equilibrio fiscal y además ese pequeño déficit, si vos tenés quien te lo quiera financiar, no tenés problemas. El problema es cuando tenés un déficit enorme permanentemente y no tenés quién te lo quiera financiar. El déficit para mí tiene que ser gobernado, no algo que te pase. Y tiene que haber orden. No tenemos que tener miedo a la palabra orden. Si a nosotros nos gusta el orden...

Usted incorporó un tema que no estaba en la conversación. En el oficialismo había como una regla de no temerle al déficit. Usted apareció con eso de las cuentas no cierran y fue un balde de agua fría. En un contexto particular: se hablaba de Asamblea Legislativa, de un gobierno que no terminaba…

Creo que mi aporte fue apaciguar todo, eso que había surgido con ese sábado, con esa renuncia intempestiva de Guzmán y creo que vino a solucionar ese tema y a apaciguar los ánimos en cuanto a que podía ser un gobierno que terminase una gestión. Me parece que ese fue el gran aporte, más desde la política que desde lo económico respecto del orden fiscal. Pero yo creo en eso. Lo hice en la provincia de Buenos Aires y el que el que más o menos conoce mi trayectoria, que entiendo que los que decidieron que yo estuviese ahí conocen esa trayectoria, sabían que yo iba a ir por ese lado. Si después le sirvió a Sergio Massa para poder continuar en ese sendero y le sigue sirviendo, me alegro porque es un insumo más de su política económica. La verdad que lo celebro.

Después de tu interinato, Massa pareció aplacar el indicador inflacionario. Pero después empezaron algunos tropiezos, el más notable con la inflación ¿Por qué tuvo un inicio, si se quiere exitoso, y ahora aparecen los nubarrones?

Tampoco utilizaría la palabra tropiezo. La inflación en Argentina es un tema estructural muy serio, muy arraigado, propio de la economía argentina e incomparable con cualquier país. Siempre estamos con la tentación de comparar con la Alemania de entreguerras, o con Israel y la verdad que es muy propio de acá. Los textos siempre se escriben en Estados Unidos, en Inglaterra. En EEUU, vos aumentas la tasa de interés y al mes siguiente baja la inflación. En Argentina, en el 2019, tuvo la tasa de emisión monetaria más baja desde el año 2004 y tuvimos una inflación del 54%. Ahora estamos teniendo una tasa de emisión baja y sin embargo tenemos una tasa de inflación alta.

¿Entonces?

Hay que abordar la inflación con mucho músculo político, pero no solo músculo político de nuestro espacio, sino de toda la política argentina, de toda la sociedad, que planteemos un plan de estabilización a mediano y largo plazo en Argentina. Sé que es difícil pensar el largo plazo en Argentina, pero tenemos que trabajarlo y compenetrarnos todos en eso porque si no es muy difícil.

La inflación que viene

¿Se equivocó Massa al plantear que lo del “3 coma alto” en abril?

En realidad, él hablaba de 4 ó 3 adelante. Básicamente ahí lo que no podías prever es la sequía no iba a haber más lluvias y eso impactó muy fuerte en la carne, que obviamente es parte de nuestra canasta alimentaria. Los índices de precios se componen según la idiosincrasia de las sociedades en Argentina. La carne tiene un peso muy fuerte y el arrastre de no haber tenido un crecimiento fuerte durante todo el año pasado, más la sequía, con todos los problemas que eso trae en el ganado, hizo que en enero tuviese impacto.

¿El 6 de enero es básicamente por suba de la carne?

No específicamente, pero tuvo un impacto muy fuerte. Las dos últimas semanas de enero tuvieron un crecimiento muy fuerte en carne. Febrero tiene también ese problema y marzo tiene el problema escolar, que siempre tiene una cuestión de estacionalidad. Y también cuando vos mirás la historia económica de Argentina en materia de inflación, lo que ves es cuando tenés subidas muy altas, muy altas. Es muy difícil lograr bajar la inflación, no la podés bajar de un año para el otro. La meta del 60% en el proyecto de presupuesto creo que era una meta posible, honestamente. Pero ese presupuesto se terminó de hacer en agosto

¿Qué proyecta?

El primer trimestre va a ser difícil, muy difícil y creo que quizás para el segundo trimestre vamos a lograr esas tasas de inflación que decía Massa, del 4%. Yo creo que no tenemos que abandonar la meta de inflación, porque si abandonas la meta de inflación perdés la coordinación. Para poder atacar esa inflación.

Con el primer trimestre difícil, ¿por qué se moderaría después?

Porque muchos de los aumentos que están en precios regulados dentro del índice de precios, están en el primer trimestre. Eso también te afecta pero te descomprime para el segundo trimestre. Yo veo que el segundo trimestre puede ser el trimestre en donde efectivamente empieza un poco aflojar la inflación.

Hay que abordar la inflación con mucho músculo político, pero no solo músculo político de nuestro espacio, sino de toda la política argentina, de toda la sociedad, que planteemos un plan de estabilización a mediano y largo plazo

¿Con 100 de inflación anual un gobierno puede ser electoralmente competitivo?

La competitividad se mide por lo que le pasa al otro espacio. Es como un juego de ajedrez según cómo juega cada uno y su trayectoria. En ese caso, creo que en la memoria reciente de muchos argentinos, no en todos pero en muchos, es que hasta el año 2019 se perdieron 25.000 empresas, los salarios perdieron 20 puntos de ingresos. Lo que nos pasó en el año 2019 tenemos que reflexionarlo todavía. Mire este banco, 132 años de historia, en solamente tres años dio pérdida: en 2017, 2018 y 2019. ¿Cómo dieron pérdidas? Con tasas de interés positivas, reales, positivas. ¿O sea, aún habiendo generado negocios con tasas de interés positivas, dio pérdidas? Porque hubo un objetivo, lo ves hoy cuando se ataca a Aerolíneas Argentinas y en general a las empresas públicas, que las quieren privatizar.

¿Por qué daba pérdidas?

Por créditos como el de Vicenti. No solamente Vicentin, que es el más renombrado y el más grande, el pasivo más grande que tiene el banco. Más de 300 millones de dólares que se otorgó el día anterior a la quiebra. O sea, ya se sabía que venía la quiebra y acá decidieron que se iba a dar ese crédito. Y hay un ranking de diez que se dieron en esa gestión de Cambiemos, que eran créditos que estaban condenados a perder. Cuando vino el macrismo no solamente tuvimos muchos meses donde no hubo rentabilidad y años en rojo, sino que además se desbarataron las empresas que ayudaban a la producción. eso. Nació un leasing, se desbarató; nació un fideicomiso, desbarató.

¿Un plan de vaciamiento?

Muy fuerte y no solamente de las empresas, de las cuentas en rojo del banco, sino que además pasaron a retiro a aproximadamente 500 personas de la alta gerencia en forma vergonzosa, que no hicieron el trasvase generacional y de conocimientos en el banco. Entonces hubo un vaciamiento muy fuerte y esa fue la política que tuvo el macrismo durante cuatro años en la gestión. ¿Digo, cómo vas a perder 20 puntos de salariales respecto de la inflación? Y ahí me parece que hay dos cosas que son importantes de señalar. Nosotros pusimos como objetivo recuperar los salarios, no se pudo recuperar el 100% de la pérdida que generó el macrismo, pero se pudo recuperar algo. En general, cuando vos tenés paritarias del sector, por supuesto registrado en general, o salís empatado o algo le ganaste a la inflación actual. Te queda, por supuesto, toda la parte informal, que es un problema serio. Hay un objetivo de recuperar salarios. El objetivo del macrismo o del neoliberalismo en Argentina es que los salarios siempre estén a la baja, porque como dijo Macri, los salarios son un costo. Para nosotros los salarios no son un costo, son la forma de que las personas logren el bienestar y el progreso, entonces para nosotros los salarios tienen que ir por encima de la inflación. Cuando hablás con los empresarios, ellos mismos te dicen “yo no me quiero tirar un tiro en los pies”. Cuando el salario le gana la inflación se compran los productos, más yogures para los pibes, vacaciones a la costa, a recorrer otras provincias, el qué consumo, pintar su casa. El componente más importante es el consumo interno. El consumo interno en Argentina depende de los años, pero representa entre el 65 y el 72%.

Sobre Vicentin, mi deseo es que se entienda bien qué es lo que pasó, que el día anterior de la quiebra se le prestan 300 millones de dólares. Una locura.

La dificultad del FDT

El FDT desde el principio tuvo una dificultad de orden político: con una política desordenada, es muy difícil que la economía funcione bien.

Por supuesto la política tiene que gobernar la economía. En los años 40, 60 ó 70 la política gobernaba a la política y a la economía. En los años 80 la economía empieza a gobernar a la política hasta los 2000, si querés. Los tentáculos del neoliberalismo que va manejando todo el libre mercado. Ahora, el problema que tenemos es lo que dijo Cristina en alguna de sus últimas intervenciones: el disciplinamiento que hizo el neoliberalismo. Siempre el neoliberalismo o la libertad de mercado, trata de hacer toma de ganancia acelerada y encuentra distintas formas para poder hacerlo. Una forma para poder concretarlo es el disciplinamiento. Entonces, los cuatro años del macrismo lo que hicieron también de alguna forma fue dejar como la advertencia de que todos estábamos apuntados legalmente y que cualquier denuncia te podía llegar a vos. Los fundamentos (de la Causa Vialidad) reflejan eso de te denuncio y te sanciono porque tengo ganas. La sociedad debería indignarse por ese fallo.

¿Cómo sigue el tema Vicentin?

Todavía en la justicia de Santa Fe. Han hecho una propuesta de una oferta para los acreedores, en la cual el Banco Nación había sido excluido. El el presidente de la Corte de Santa Fe hizo un dictamen con planteos super interesantes pero en la parte resolutiva sigue dándole el espacio al mismo juez. El juez está trabajando y debe hacer una oferta.

Vicentin se ve como un quiebre: los cambios, ideas y vuelta. ¿Qué espera que pase?

Mi deseo es que se entienda bien qué es lo que pasó, que el día anterior de la quiebra se le prestan 300 millones de dólares. Una locura. Ya se sabía la situación en la que estaba. Acá en el banco hubieron varios gerentes o altos rangos jerárquicos que decidieron retirarse del lugar en el que estaban para no ser parte de lo que fue esa estafa para el Banco Nación. Fue una estafa directamente y espero que se vea así a futuro.

La peor experiencia en pesos es claramente del macrismo y eso los medios tampoco lo dicen. Que venga (Hernán) Lacunza y diga que ellos van a reperfilar y ahí vemos que hacen.

Se hizo el canje de deuda en pesos, que incluye al Banco Nación, y se armó una polémica.

Despeja el horizonte. Para los bancos, estar renovando cada 25 días te saca tiempo para hacer otras cosas interesantes. Despejar el horizonte, tener una mirada de mediano y largo plazo en Argentina

Hubo críticas de Juntos.

La oposición que reperfile cuando vengan, si quieren que lo anuncien ahora y que digan que van a reperfilar ellos. La verdad es que me parece que la peor experiencia en pesos es claramente del macrismo y eso los medios tampoco lo dicen. Que venga Lacunza y digan que ellos van a reperfilar y ahí vemos que hacen. El mundo empresarial también entiende que los que apuestan en contra del país son ellos. Lo que estamos haciendo le da certidumbre al sector financiero y la posibilidad de volcar a todos los profesionales que trabajamos en el área bancaria y al resto del sector privado a que trabajemos en cosas más importantes para la gente.

Hay varios candidatos. De uno, Scioli, usted fue ministra. De otro, Wado, fue mano derecha en tema relación económica con las provincias. ¿Qué pasa si los dos compiten en una PASO?

Me parece sano. No me parecería si fuese el Presidente, si fuese la vicepresidenta, no tendría que haber PASO. Me parece sano que haya diferencias.

¿Pero usted qué haría si compitiesen ellos?

No sé, difícil, pero ellos tienen muy buena relación entre ellos. Y no sé si habrá PASO entre ellos, puede haber mujeres como candidatas.

En 2019, su nombre sonó entre varios precandidatos ¿Se ve algún escenario como candidata?

Creo que el mejor reflejo de mi motivación política y de mi militancia fue ese domingo 4 de julio aceptar ser ministra

PI

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