¿Borrado del mapa o daños graves? Así manipula Trump el efecto de los bombardeos sobre las instalaciones nucleares de Irán

Obliterated es la palabra que usan siempre Donald Trump y los suyos para hablar, sin pruebas ni informes, de los efectos de los bombardeos sobre las instalaciones nucleares de Irán ejecutados el pasado sábado. Obliterated, en inglés, viene a ser borrado del mapa, devastado, fulminado. Y así es como definen el estado de las plantas iraníes, si bien en la de Fordo, que estaba bajo tierra a una profundidad indefinida, los juicios del presidente de EEUU se están viendo contestados por los informes preliminares de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, del Pentágono); la CIA y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El único ente que acerca sus calificativos a los de Trump, sin siquiera llegar tan lejos, es la Comisión de la Energía Atómica israelí, que, según Trump, estuvieron en Fordo después de los bombardeos.
Bombarderos estadounidenses lanzaron 12 bombas de penetración profunda sobre la planta de enriquecimiento de uranio de Fordo, en Irán, y dos sobre Natanz.
Tanto Trump como los suyos están reaccionando ante las publicaciones de los medios de comunicación de estos informes con las acusaciones de antipatriotas. Según el Gobierno de EEUU, los medios, con estas informaciones, están minando el prestigio de los soldados que lanzaron las bombas desde los aviones.
El razonamiento es sencillo: quien diga que el daño no fue del calibre que dice Trump, lo que está haciendo es insultar a los soldados.
La OIEA: “Irán no tenía el arma”
El director general de la OIEA, Rafael Mariano Grossi, explicaba este jueves en la emisora RF1 que hablar de que el programa iraní fue “aniquilado”, en términos usados por la Administración Trump, “es demasiado”, si bien “ha sufrido enormes daños”. Y añade: “Hay otros sitios nucleares en Irán que no han sido alcanzados. Sé que hay mucho debate sobre el grado de aniquilación, destrucción total, etcétera. Lo que puedo decirle, y en esto creo que todo el mundo está de acuerdo, es que se han producido daños muy considerables”.
En relación con otra afirmación de EEUU sobre que el retraso es de años, Grossi relativiza: “Hay que poner las cosas en perspectiva, y depende de los parámetros que se quieran aplicar. Es cierto que con sus capacidades reducidas, será mucho más difícil para Irán continuar al mismo ritmo que antes. Pero lo que la declaración del presidente implica es un objetivo militar y eso, como usted sabe, es una cuestión de intención, es subjetivo. Nosotros no juzgamos intenciones, analizamos y evaluamos lo que vemos sobre el terreno”.
Grossi también desmintió otro de los argumentos usados por Trump para atacar, la inminencia del arma nuclear: “Irán tenía material suficiente para producir quizá una decena, o un poco menos de bombas atómicas, y tenía tecnología y desarrollos relacionados. Pero lo digo y lo repito, Irán no tenía el arma nuclear”.
¿Entonces, la guerra fue innecesaria? “No me corresponde a mí juzgarlo”, contesta, “soy un hombre de paz, y creo que mediante las inspecciones de la agencia internacional que se creó para este fin, podemos evitarlo. Después, las decisiones políticas son decisiones políticas. Personalmente, no lo discuto y prefiero la paz”.
Trump saca a los suyos
El primer informe, conocido el lunes por la noche, procede del Pentágono y fue difundido por la CNN. Sostiene que el ataque puede retrasar unos meses los trabajos de Irán, pero no ha “arrasado” su programa nuclear como han asegurado Trump y su equipo. Dos de las personas consultadas por la CNN y conocedoras de la evaluación dijeron que las reservas de uranio enriquecido de Irán no fueron destruidas. Una de las personas dijo que las centrifugadoras están en gran parte “intactas”.
“Así, la evaluación [de la DIA] es que Estados Unidos les ha retrasado unos meses, como mucho”, añadió la fuente.
Este jueves, el director de la CIA, John Ratcliffe, afirmaba en un comunicado que los ataques habían “dañado gravemente” el programa nuclear iraní, un análisis que pretende respaldar a la Administración, pero que no llega a ser tan tajante como el que hacen Trump y su equipo sin prueba alguna.
Ratcliffe afirma que la CIA ha recopilado nuevo material sobre el estado del programa nuclear iraní y los emplazamientos atacados por los bombarderos estadounidenses: “Hay nueva información procedente de fuentes o métodos históricamente fiables y precisos, según los cuales varias instalaciones nucleares iraníes clave fueron destruidas y tardarían varios años en reconstruirse”.
Tulsi Gabbard, directora del Departamento de Inteligencia Nacional, también intentó salir al rescate de Trump este jueves y publicó en las redes sociales que Irán tardaría años en reconstruir los tres emplazamientos atacados por Estados Unidos. “Nueva información de inteligencia confirma lo que ha afirmado en numerosas ocasiones: las instalaciones nucleares de Irán han sido destruidas. Si los iraníes decidieran reconstruirlas, tendrían que reconstruir las tres instalaciones (Natanz, Fordow, Esfahan) por completo, lo que probablemente llevaría años. Los medios de propaganda han desplegado su táctica habitual: publicar selectivamente partes de evaluaciones de inteligencia clasificadas y filtradas ilegalmente (omitiendo intencionadamente el hecho de que la evaluación se redactó con 'baja confianza') para intentar socavar el liderazgo del presidente Trump y a los valientes militares que ejecutaron a la perfección una misión verdaderamente histórica para mantener la seguridad del pueblo estadounidense”.
Gabbard ha hecho esto después de que el propio Trump menospreciara su declaración ante el Congreso, en la que dijo en marzo que Irán estaba lejos de conseguir armamento nuclear, en contra de lo dicho por el presidente de EEUU para justificar los bombardeos sobre Irán.
“Irán no está fabricando armas nucleares y Jamenei no ha autorizado los programas nucleares que suspendió en 2003”, aseguró Gabbard en su comparecencia en el Capitolio. “Me da igual lo que dijera ella”, dijo Trump a los periodistas en el Air Force One hace diez cuando volvía precipitadamente a Washington desde la cumbre del G7 en Canadá: “Creo que estaban muy cerca de tener una”.
Y el tercero al que sacó Trump a defenderlo ha sido el secretario de Defensa, Pete Hegseth. Al presidente de EEUU ahora le gusta llamarlo secretario de la Guerra, en contra de lo “políticamente correcto”, según dijo en la cumbre de la OTAN en La Haya. Y Hegseth, además de insultar a los medios otro día más por su antipatriotismo de publicar informes que rebajan el tono expresado por Trump sin pruebas, se reafirmó en la narrativa de la Casa Blanca.
“Llámalo destruido, derrotado o aniquilado... elige la palabra que prefieras. Ha sido un ataque históricamente exitoso”, afirmó Hegseth en una rueda de prensa este jueves. Cuando se le preguntó repetidamente si se había trasladado algún material nuclear fuera de las instalaciones iraníes antes del ataque, Hegseth reconoció que el Pentágono estaba “analizando todos los aspectos de inteligencia para saber qué está en cada lugar. No tengo conocimiento de ninguna información de inteligencia que indique que las cosas no estaban donde debían estar o que se hubieran trasladado”.

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