Guillermo Francos se ofendió porque lo llamaron “mentiroso” y abandonó intempestivamente el Senado

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se ofendió porque una senadora del peronismo lo llamó “mentiroso” y abandonó la sesión en el Senado en la que estaba brindando el informe de gestión. Francos había estado respondiendo preguntas durante cuatro horas, atajando los reclamos por el veto a la emergencia en Bahía Blanca y la crisis en el Hospital Garrahan, en un clima más bien apacible. Hasta que un comentario de la fueguina Cristina López lo enfureció y, en un gesto intempestivo, abandonó el recinto y el Palacio.
Francos, el embajador político de Javier Milei en el Congreso, es uno de los pocos emisarios de Casa Rosada -junto a José Rolandi o, en algunos casos, el mismo Santiago Caputo- que mantiene un vínculo aceitado y cordial con la oposición. Citado a brindar el informe de gestión, Francos se movía casi como un pez en el agua en el Senado. Llegó temprano a la mañana, se reunió casi media hora con Victoria Villarruel, enemiga pública número uno de los Milei, y dialogó luego con los senadores libertarios. Ya en el recinto, el jefe de Gabinete se dedicó a intercambiar apretones de manos y chistes con varios de los senadores del peronismo, que lo conocen hace años.
La primera parte de la sesión informativa se desarrolló en un tono monocorde y casi sin preguntas incómodas, a excepción de algunas recriminaciones por el recorte en obra pública, la crisis en el Hospital Garrahan y el veto de Milei a la emergencia en Bahía Blanca. El jefe de la bancada peronista, José Mayans, ironizó incluso sobre el clima de amiguismo en el Senado. “Asistimos a una charla de amigos de dos horas y media de esta feroz oposición que hizo la UCR”, comentó Mayans, entre risas, antes de dar comienzo a las intervenciones de Unión por la Patria.

Silvina García Larraburu sería una de las primeras peronistas en tomar la palabra, y aprovechó para pedirle a Francos que intercediera para que Milei indultara a Cristina Fernández de Kirchner. “Usted es un hombre de estado, le pido que ayude a reflexionar al presidente Javier Milei. Entrar a un proceso electoral con la principal dirigenta opositora presa no es una buena imagen”, le solicitó la senadora rionegrina, y agregó: “La política no puede resolverse en una cancha de tenis o reposeras de barrios cerrados”.
A dos semanas del fallo de la Corte Suprema que ratificó la condena de CFK, los senadores del peronismo tenían planeado llevar el tema del régimen de visitas y la inhabilitación electoral de la ex presidente. Pero no pudieron hacerlo, ya que, 15 minutos después de la intervención de Larraburu, Francos se levantaría iracundo del recinto y abandonaría el Congreso.
¿El motivo? El inicio del discurso de la senadora fueguina Cristina López. “Debo decirle que es un mentiroso. Para usted y el presidente Milei, Tierra del Fuego es solo un punto en el mapa para negociar con potencias extranjeras. Pocos les importa la soberanía, la causa Malvinas y el futuro de la Antártida”, le recriminó López. Francos intentó interrumpirla, exigiéndole que se retractara, pero ella continuó hablando.
“Se le solicita que rectifique. El jefe de Gabinete me ha dicho que está disconforme”, intentó interrumpirla, luego, Bartolomé Abdala, que presidía la sesión. Ante la ausencia de Villarruel, que se había retirado minutos antes, Abdala intentó controlar la situación y fracasó: Francos, ofendido, se levantó y se fue.

“El jefe de Gabinete está siempre poniendo la cara en el Congreso, y no quería que le faltaran el respeto. Se le pidió a la senadora que se rectificara, pero se negó. Así que se fue”, explicaron, luego, en el equipo de Francos, mientras este viajaba en auto a Casa Rosada.
Los senadores que quedaron en el recinto, mientras tanto, quedaron en shock. Mayans intentó mediar en su bloque, tratando de bajar los decibeles, pero en el peronismo ironizaban: “Francos ya había dicho que quería terminar a las 15, encontró la excusa”, deslizó un senador kirchnerista.
Al final, a pedido de Mayans, se convocó a un cuarto intermedio y se acordó volver a convocar a Francos el miércoles de la semana que viene. No hay grandes expectativas, sin embargo, de que vaya a asistir.
Emergencia en Bahía Blanca y en el Garrahan
Previo al derrumbe de la sesión, hubo apenas dos temas que lograron poner contra las cuerdas a Francos: la crisis en el Hospital Garrahan y el veto a la ley de emergencia en Bahía Blanca.
Respecto a la situación del Garrahan, que el miércoles realizó un nuevo paro de 24 horas en reclamo de financiamiento para el hospital y una actualización de los sueldos de los profesionales de Salud, Francos respondió: “Hay que mirar las dos caras del Garrahan”. El jefe de Gabinete se atajó diciendo que los residentes “no reciben sueldos, reciben becas”, y denunció que el conflicto tenía “un origen gremial”.
“La gestión del hospital se dio cuenta que había muchos agentes que no cumplía ninguna gestión. Intentaron instalar un sistema biométrico de control, lo que desató una discusión con los gremios”, cuestionó, a la vez que justificó que el conflicto también se había dado porque se había incrementado la planta administrativa a dos mil agentes “que nada tienen que ver con el sistema médico”.

En el caso de Bahía Blanca, fue el radical Maximiliano Abad quien tomó la delantera. El senador bonaerense ya había rechazado el veto del presidente a la ley de emergencia y se había comprometido a voltearlo en el Senado.
“Es un error en términos políticos y jurídicos. Es un paso en falso. Esa ley fue aprobada por unanimidad en el Senado y por una mayoría abrumadora en Diputados”, cuestionó Abad, quien insistió que el decreto presidencial que había destinado $200 mil millones no era suficiente: “La ley tiene un alcance mucho más amplio porque no se limita a la urgencia, sino a cuestiones estructurales, como reparar la infraestructura dañada, ayudar a las PyME y reanimar el circuito económico de la ciudad”, advirtió.
Francos defendió el veto. “La Nación está en tercer plano, no es una responsabilidad directa de la Nación”, explicó, como toda respuesta.
MC
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