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Elecciones en Italia

La centroizquierda en Italia confía en un vuelco de los sondeos: “Luchar hasta el último voto”

El cierre de campaña del Partido Democrático este viernes en la piazza del Popolo, en Roma.

Mariangela Paone

Roma —

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“Levántate, porque se está levantando la canción popular...”. El estribillo resuena una y otra vez por los altavoces cuando falta una hora para el comienzo del mitin con el que el Partido Democrático termina una de las campañas electorales más complejas que el partido recuerde. La plaza sigue bastante vacía. Pero hay tiempo.

Alguien reconoce que son las notas de la canción que acompañó dos campañas victoriosas para el centroizquierda en Italia, las de 1996 y de 2006. En ambas ocasiones el líder era el expresidente de la Comisión Europea Romano Prodi. En 2006 ganó con una estrecha mayoría en el Senado. Dos años después el Gobierno de Prodi cayó, se adelantaron las elecciones y las divisiones en el campo progresista entregaron el país al centroderecha. El Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi ganó y formó un Gobierno donde una joven Giorgia Meloni se convirtió en ministra de la Juventud. En los 16 años que han pasado desde entonces ha habido ocho gobiernos; de la Unión surgió el PD, el Pueblo de la Libertad se disolvió, Berlusconi volvió a Forza Italia y Meloni fundó un partido ultra, Hermanos de Italia, que se prepara para convertirse en primera fuerza del país. 

Y en medio de todos estos vaivenes, una de las pocas certezas: la división del bloque del centroizquierda. Muchos, ya antes de que se conozcan los resultados del domingo, piensan ahora en su refundación para lograr lo que no se consiguió antes de estas elecciones: ensanchar el campo progresista. Meloni, Berlusconi y Matteo Salvini cerraron el jueves todos juntos la campaña electoral en esta misma plaza. El PD elige un cierre en solitario. Emma Bonino y su +Europa celebró un día antes su mitin, en el mismo día y distinto lugar de los aliados de la izquierda ecologista, Izquierda Italia y Europa Verde, que concluyeron la campaña con una manifestación en los Foros Imperiales de Roma donde les acompañaron aliados de la izquierda europea, entre otros la portavoz de Podemos, Isabel Serra, y el eurodiputado Ernest Urtasun. 

¿La remontada?

Poco a poco, los rincones de la plaza se empiezan a llenar. Al final habrá menos gente que el jueves pero el PD supera la prueba del vacío. Los militantes en la plaza confían en la “remontada”. Y la paradoja es que la remontada podría venir de la mano del Movimiento 5 Estrellas (M5S, por sus siglas en italiano), con el que la posible alianza se rompió antes de nacer cuando el M5S contribuyó a la caída del Gobierno de Mario Draghi. Si el M5S creciera en el sur del país, abriría la posibilidad de que muchos escaños en los colegios uninominales ya no estarían asegurados para la derecha.

“Yo confío. No está todo dicho”, dice Gianni, de 62 años, recién jubilado, refiriéndose al posible resultado del M5S. “Después, habrá que volver a hablar con ellos también”, añade. Lo dice sabiendo que Giuseppe Conte, el líder de la formación fundada por el cómico Beppe Grillo, ha repetido que es improbable que vuelva a sentarse a hablar con esta dirección del PD. “Pero habrá que ver los resultados: si son buenos, Enrico Letta no tiene que irse; si no lo serán, entonces sí”, comenta Antonello, de 59 años, apoyado junto a Gianni a una de las vallas que rodean el escenario. Él siempre ha votado a la izquierda, mientras que su amigo y excompañero de trabajo Gianni era socialista, luego votó a la Margherita, una formación surgida de la corriente más de izquierdas de los democristianos, que confluyó luego en el PD. “Al final nos hemos encontrados en el mismo partido”, añade con una sonrisa. 

Enrico Letta, el líder del partido, llega en el minibus eléctrico con el que hizo parte de la campaña electoral, una elección de la que la derecha se ha mofado. El vehículo aparca frente al escenario, que es el mismo del jueves pero adornado de rojo y con una única palabra escrita centenares de veces: “Elige”.

Toda la campaña electoral del partido ha estado centrada en la disyuntiva que supone elegir entre unos y otros en las urnas. Un mensaje contra aquel “Son todos iguales” que resuena en las calles y que llama a revertir las encuestas, a convencer a los indecisos a no quedarse en casa en unas elecciones donde la abstención puede llegar a cotas nunca alcanzadas antes, según advierten los sondeos. Todas las intervenciones apuntan hacia esto: a luchar hasta el último voto. Habla primero el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri: “Es una elección entre nosotros y quienes nos quieren acercar a Orbán”. Le sigue poco después Nicola Zingaretti, el presidente de la región, que en un colegio se enfrenta como cabeza de lista directamente a Giorgia Meloni: “Es el tiempo del corazón y de la cabeza, de la lucha política hasta el domingo. Luchad”. 

Entre las intervenciones, muchas, están los primeros espadas en los territorios. Los presidentes de las regiones “rojas” de Toscana y Emilia-Romaña, y también el de Campania y Apulia. También se retransmite un videomensaje del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dando su apoyo al partido y a Letta. 

“¡Viva Europa!”

Pero uno de los discursos más apreciados por la plaza es el de Elly Schlein, exeurodiputada y vicepresidenta de Emilia-Romaña, a quien muchos ahora miran para el futuro del partido. “Soy una mujer, amo a otra mujer, no soy una madre y no por eso soy menos mujer”, dice Schlein, reescribiendo un discurso de Giorgia Meloni en el que dijo “Soy una mujer, una madre, soy cristiana”.

Schlein también se refiere a los grandes olvidados de la campaña electoral: los jóvenes y el clima: “Hoy el que presentamos es un futuro mejor para las personas y el planeta. Os pido que lo imaginéis con nosotros, clima, trabajo y redistribución de la riqueza”. Unas horas antes, en las calles de Roma y de otras grandes ciudades italianas han desfilado los jóvenes de los Fridays For Future, el movimiento que defiende la lucha contra la crisis climática. El mensaje lanzado era claro. “Pedís nuestros votos, pero no escucháis nuestras voces. Seguimos con nuestra lucha”, se leía en una pancarta en la manifestación en la capital de Italia. 

“A los chicos de los Fridays les digo: tienen razón en protestar. Nosotros estaremos con ellos”, dice Letta, que empieza su discurso con su habitual tono profesoral, didáctico. “Hemos recogido tanto trabajo hecho y hemos sembrado también pensando en la Italia del futuro. Nosotros hemos hablado del futuro, ellos hablan del pasado”, indica. “Me han criticado porque he ido a Berlín para hablar con el canciller alemán para convencerle de que Europa tiene que encontrar el próximo jueves una solución sobre el precio de la energía y Europa lo hará. Me criticaron porque ellos cuando van fuera, van a Budapest”, explica. No se refiere a Meloni ni a los otros líderes de la derecha. Quien lo ha precedido ya ha subrayado el último patinazo de Silvio Berlusconi, que el jueves en televisión hizo su propia reconstrucción de la guerra en Ucrania en la que vino a decir básicamente, para recular horas después, que Putin quería sustituir a Zelensky “por gente de bien”.

El tono de Letta va luego in crescendo, para un cierre en que el líder del partido habla de “la remontada de estos últimos días”, de la “defensa de la Constitución nacida de la resistencia y del antifascismo” y de Europa.

“¡Viva Europa!”, dice antes de recordar las palabras de David Sassoli, el presidente del Parlamento europeo fallecido en enero: “La esperanza somos nosotros cuando luchamos contras las injusticias, cuando no levantamos muros en nuestras fronteras”.

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