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Auge del catolicismo entre jóvenes

La congregación acusada de abusos que se disolvió en Madrid y lideraba retiros espirituales era emblema del “catolicismo cool”

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Marta Borraz

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El Arzobispado de Madrid acaba de disolver la asociación Hijas del Amor Misericordioso, una falsa congregación que acumula denuncias por comportamientos sectarios, abusos espirituales y sexuales y que está detrás de los retiros de moda entre algunos católicos jóvenes llamados Effetá. Las HAM, como se conoce a las miembros del grupo en el circuito religioso, son pieza clave para entender el boom de estos encuentros de fin de semana cuyo futuro es ahora incierto y que forman parte de una tendencia en auge, el llamado catolicismo cool o guay que pisa con fuerza en España.

Este tipo de encuentros son uno de los máximos exponentes de este fenómeno creciente y se trata de retiros secretos cuya primera regla es que nada de lo que en ellos ocurre debe contarse. Sin móviles ni relojes, los participantes –llamados caminantes, que para ir a Effetá deben tener entre 18 y 30 años– se someten durante dos días a largas horas de escucha de experiencias traumáticas superadas por el “encuentro con Dios” intercaladas con dinámicas y rituales, algunos impactantes. Personas que han pasado por ellos hablan de una gran intensidad emocional y hay quienes incluso aseguran haber experimentado una conversión casi instantánea.

Las convivencias han ido consolidando como una de las herramientas clave del apostolado de las HAM, que según las denuncias analizadas por el Tribunal de la Rota que ha conducido la investigación, solían captar a jóvenes en retiros espirituales como Effetá, presente en diferentes centros religiosos, desde parroquias a universidades privadas. Además de las jornadas para jóvenes, el movimiento –que, según defiende, no tiene detrás ninguna estructura jerárquica– tiene su versión para adolescentes, La llamada de Samuel, la de entre 16 y 18 años, Bartimeo, y la destinada a adultos mayores de 30, Emaús.

En su intento (similar) por enganchar a la juventud, el Vaticano acoge precisamente estos días a mil influencers que crean contenido religioso en redes sociales y que se suman a otros fenómenos como el de Hakuna, junto a Effetá, los dos representantes por excelencia de la versión española del “catolicismo guay”. Conocido por ser un grupo de música que agota entradas y acumula millones de escuchas en Spotify, Hakuna es también un movimiento de católicos que propone actividades como retiros, formaciones, voluntariado, viajes, comunidades de creyentes, las llamadas Horas Santas... y con el que también las Hijas del Amor Misericordioso han trabajado estrechamente.

Esta tendencia que ha surgido con fuerza en los últimos años y que apuesta por un formato alejado de las propuestas más clásicas de la Iglesia está ocurriendo a nivel global y ya en 2019 la estadounidense Katherine Dugan lo calificó por primera vez de “cristianismo guay” en su libro Misioneros millennials: cómo un grupo de jóvenes intenta poner de moda el catolicismo. En él describe cómo en un contexto de progresivo abandono de la religión, se ha dado también un aumento de la devoción entre algunos jóvenes que con “fuerte vocación evangelizadora” promueven un catolicismo moderno, estéticamente atractivo y arraigado a la cultura pop.

El catolicismo 'cool' representa un empeño muy claro en cambiar las estrategias para hacerlas más adaptables y sensibles a un público joven, a sus gustos y sus contextos y entronca más claramente con sectores religiosos conservadores y de defensa de la tradición

Rafael Ruiz Sociólogo y doctor en Ciencia de las Religiones de la Universidad Complutense de Madrid

El sociólogo y doctor en Ciencia de las Religiones de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Rafael Ruiz explica que el “catolicismo cool” engloba “una amplia variedad de fenómenos” que tienen dos rasgos clave: por un lado, “un empeño muy claro en cambiar las estrategias” con las que atrer a la población a la religión para “hacerlas más adaptables y sensibles a un público joven, a sus gustos y sus contextos”. Y, por otro lado, una procedencia en términos generales de este tipo de movimientos “que entronca más claramente con sectores religiosos conservadores y de defensa de la tradición”.

“Es un cambio innovador e importante en las formas, pero no tanto en los contenidos. Descansa sobre un eje que mantiene a estos fenómenos unidos al conservadurismo”, explica Mónica Cornejo, profesora de Antropología de las Religiones en la UCM. De hecho, hay testimonios en Effetá que tocan temas como la homosexualidad, el aborto o el sexo “desde la culpa”, según explicó a elDiario.es una participante. Hakuna, por su parte, “no tiene un discurso claramente alineado” con el rearme antiderechos a nivel global, pero “conecta de manera indirecta”, dice Ruiz, que pone el ejemplo de su participación en el festival “de la Resurrección” que organiza la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), muy activa contra el aborto y la eutanasia.

Es un cambio innovador e importante en las formas, pero no tanto en los contenidos. Descansa sobre un eje que mantiene a estos fenómenos unidos al conservadurismo

Mónica Cornejo Profesora de Antropología de las Religiones en la UCM

Del Opus Dei a Las Rozas

A Hakuna, Ruiz lo define como “un auténtico fenómeno de masas” que tiene mucho que ver con este “reencantamiento católico de la juventud” que convive con la secularización española y que ha estudiado junto a otros investigadores en De qué hablamos cuando hablamos de Hakuna: claves para entender el catolicismo cool en España, publicado en la Revista Española de Sociología. Su germen son las Jornadas Mundiales de la Juventud de Río de Janeiro de 2013, cuando fue impulsado por el exnumerario del Opus Dei José Pedro Manglano para expandirse después por colegios y centros madrileños de la obra, particularmente el Centro Universitario Villanueva.

Actualmente, Hakuna tiene presencia en decenas de ciudades españolas y también de fuera y desde que Manglano abandonara el Opus Dei en 2020, tiene su centro de operaciones en un antiguo convento de Las Rozas que fue la antigua sede de las HAM, ahora disueltas. Aunque la prelatura fundada por Escrivá de Balaguer y Hakuna tomaron caminos distintos entonces, Ruiz sí identifica “una suerte de estilo próximo” entre ambos. “La santidad en la vida cotidiana es exigida por el Opus Dei en el trabajo o en la familia, mientras que en el caso de Hakuna, en línea con este giro que protagoniza, se vuelca en el ocio y se aproxima a los gustos de los jóvenes”.

En Hakuna, esta coolización (hacer algo moderno o popular) de la religión viene muy mediada por el uso de las redes sociales y por el uso de una estética y un lenguaje que entronca con la población más joven. “Hay un dominio claro de la cultura de Internet y el estilismo y la iconografía de los carteles, los eslóganes o las proclamas están muy adaptados al marketing del siglo XXI, con narrativas muy cuidadas y sugerentes que conforman una identidad visual muy instagrameable”, explica el sociólogo, que hace referencia también a cómo las letras de las canciones del grupo “pueden conectar con cualquiera” porque aunque “tienen sentido desde la fe”, parecen seculares.

En Effetá la estrategia es diferente, pero también con elementos que pretenden generar un gran atractivo entre la población a la que se dirigen. “En este caso es todo lo contrario, no se usa la transparencia en redes, sino el secretismo. Y eso tiene mucho poder”, señala Ruiz. Con todo, hace falta solo una búsqueda rápida por TikTok para encontrar vídeos que mencionan el retiro y de un momento del fin de semana que sobresale por encima del resto, el único en el que se permiten los móviles y que muestra a los jóvenes en la ceremonia de cierre, eufóricos y abrazados, entonando el pegadizo himno del movimiento con banderas e imágenes de Jesús.

El orgullo de ser católico

En este sentido, Cornejo destaca otro elemento clave del “catolicismo guay” que es el de la experiencia: “En este tipo de fenómenos se pasa de la liturgia y la doctrina como centro de la religiosidad a otras alternativas más vinculadas a la vivencia de la religión, la emocionalidad y el encuentro con Dios y no tanto la rigidez de las ceremonias tradicionales”. La experta cree que este extremo es “fundamental” para explicar el éxito de estas propuestas, que toman prestado este modus operandi de las iglesias evangélicas de Estados Unidos, donde “la experiencia y la conversión rápida han funcionado muy bien”.

Para los especialistas consultados es difícil evaluar el éxito de estos fenómenos en términos cuantitativos, pero sí coinciden en señalar un efecto que tiene que ver con cierto orgullo identitario de mostrarse como católicos. “Hay mucho trasfondo de ponerlo en valor, de llevarse bien con esa identidad y de no avergonzarse”, dice Cornejo. “Frente a una tendencia que veníamos observando de testimonios de jóvenes que veían su religiosidad percibida como algo extraño o con prejuicio que les llevaba a ocultarla, estos movimientos con su visibilidad han logrado cierta normalización”, describe también Ruiz.

El tiempo, cree el sociólogo, será el que acabe dando más claves sobre estos fenómenos en expansión con los que algunos sectores eclesiásticos son críticos. “Una de las cuestiones que se observan es que el exceso de identificación de la propuesta cristiana con la cultura del marketing, de la alegría o el neoliberalismo puede acabar orillando otra parte del cristianismo que plantea una crítica al sistema en el que vivimos y tiene más que ver con la justicia social o las desigualdades”, esgrime Ruiz, que también advierte de los posibles prejuicios que suelen asociar juventud a superficialidad y “en lo que hay también que poner el foco”.

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