Hazem Suleiman, periodista en Gaza: “Después de cada ataque contra la prensa salimos más decididos a continuar”

Hazem Suleiman, sweater naranja, piel brillante y repeinado tiene una sonrisa en la cara. Saludos, enhorabuenas. Lleno total, decoración para la ocasión, patio de butacas repleto y mucha emoción cuando empiezan a desfilar todos los alumnos, alrededor de 1.000, en su graduación. Los niños lucen sus mejores galas, incluidos birretes y túnicas. Es la graduación del orfanato Al Wafa, en Jan Yunis, en medio de un genocidio en Gaza. El evento se celebra con todos los elementos inherentes a cualquier graduación, incluidas las lágrimas del final, pero estas son diferentes. Muchos no tienen a sus padres en el patio de butacas porque han sido asesinados en la ofensiva israelí.
Los reporteros y periodistas aplauden desde sus asientos, sin sus chalecos, sin sus cascos. Es un día de celebración. “Hay que estar. Hay que apoyar”, dice Suleiman. Los ciudadanos del mundo se estremecen. Los gobiernos permanecen impasibles. Justo esa misma mañana, Suleiman y sus compañeros, vestidos de faena, registraban con sus cámaras los terribles bombardeos del Ejército israelí en lo que el Gobierno de Netanyahu anuncia como el asedio final a Ciudad de Gaza, obviando de nuevo el sí de Hamas al último acuerdo de alto el fuego.

Suleiman se mueve entre los asistentes con su sonrisa característica y las muletas que sujetan un cuerpo atlético a pesar de la amputación de su pierna izquierda. El periodista vio como 244 colegas de profesión fueron asesinados y él mismo fue amenazado en 2018 junto a toda su familia.
Una de sus últimas publicaciones en redes sociales va dedicada a su amigo y compañero Mohamed Salama, uno de los cuatro periodistas asesinados este lunes en un nuevo ataque israelí contra un hospital. Otros colegas fueron asesinados la semana pasada, entre ellos Anas al Sharif, que perdía la vida cuatro días después de que el Gobierno de Israel le propusiera una salida segura de Palestina junto a su familia que no aceptó. Unos días después, Suleimán perdía a otro de sus mejores amigos, Abdullah Al-Arjani, por los ataques constantes de Israel.
“Los periodistas en Gaza se han convertido en un sólido baluarte para el pueblo de Gaza al exponer los crímenes de la ocupación. Tras el martirio de Anas y varios compañeros periodistas hace unos días, nos hemos vuelto más fuertes y resilientes al exponer esos crímenes. Creen que al matarnos dejaremos de exponer sus crímenes o temeremos sus amenazas”, dice el reportero a elDiario.es desde su refugio en Gaza.
“Conocía bien a Anas. Era un joven ambicioso que amaba a su país y a Gaza. Transmitió el mensaje del pueblo de Gaza desde los bombardeos y la amargura del desplazamiento y el hambre. Anas es el orgullo de todos los habitantes de Gaza, e incluso del mundo. Seguirá siendo un ícono del periodismo”, asegura un Hazem entero y seguro. “Nosotros completaremos el mensaje”, sentencia.
El reportero procedente de Rafah, en la frontera con Egipto, (ahora convertida en un montón de escombros), y todos los compañeros que asisten a la graduación de los niños tienen la misma misión: transmitir todo lo que está pasando en Gaza, como vienen haciendo desde hace décadas.
“Muchos periodistas fueron asesinados o resultaron heridos por el ejército israelí antes de octubre de 2023 y en varias guerras anteriores”, dice. Entre ellos, él mismo. Sin embargo, Suleiman resalta la figura de Yasser Murtaja, “el más destacado periodista y fotógrafo, que fue asesinado por Israel con una bala de francotirador durante las Marchas del Retorno pacíficas, en 2018”. Suleiman sobrevivió a ese mismo ataque.
Atacado por francotiradores
“Mi lesión en 2018 fue tan grave que anunciaron mi martirio dos veces. Ocurrió mientras cubría una filmación en la frontera oriental, en la zona de Shujaiya, al este de Gaza. Documentaba los crímenes que la ocupación cometía contra manifestantes pacíficos que exigían el levantamiento del asedio a Gaza. Un francotirador israelí me disparó dos balas en cada pierna, lo que me provocó la destrucción de la articulación de la rodilla en mi pie izquierdo y la amputación de las venas y nervios de mi pie derecho. Mi estado era muy crítico, estuve a punto de morir. Después de varios meses, viajé fuera de Gaza, a Egipto, para recibir tratamiento. Decidieron amputarme el pie izquierdo, aunque estuve a punto de perder ambas extremidades. Tenía esperanzas de cura, pero tras 31 cirugías y dos años y medio de paciencia, entregué mi destino a Dios y me sometí a una amputación del fémur de mi pierna izquierda”, cuenta.
Hazem fue atacado, según relata a elDiario.es, por balas prohibidas a nivel internacional. “Contenían sustancias tóxicas que, después de entrar en el cuerpo, destruyen la parte lesionada. Tras la amputación, me sometieron a cinco amputaciones más, y hasta el momento no he podido colocarme una prótesis, que es el sueño de mi vida. Voy al hospital de vez en cuando para ver cómo estoy, pero debido a las difíciles circunstancias y al bloqueo agobiante que sufrimos, la situación sanitaria en Gaza se está desmoronando. Por lo tanto, solicito mi evacuación para que el problema de mi pie no empeore”, explica.
El reportero está intentando desde hace tiempo salir de Gaza para su tratamiento. “Necesito ser evacuado debido a mi estado de salud. Sufro de caries en el fémur por la infección bacteriana que aún padezco, provocada por la munición prohibida. También espero poder sacar a mis hijos y a mi esposa de Gaza, pero regresaré a Gaza porque es mi tierra natal, donde seré enterrado. Regresaré cuando termine la guerra”, sentencia.
“Veo a mis colegas más que a mi familia”
Todos y todas las periodistas en Gaza se conocen y se apoyan y también reciben el soporte de organizaciones internacionales que intentan hacer lo que pueden ante la magnitud de los hechos. “Los periodistas nos apoyamos siempre brindándonos espacios seguros sobre el terreno, comunicándonos entre nosotros y estando pendientes. También otros compañeros y compañeras alrededor del mundo nos prestan su ayuda. Reporteros Sin Fronteras nos contacta de vez en cuando y me han incluido en la lista de evacuados de Gaza, aunque no está dando resultados”, relata el periodista gazatí.
La situación cada vez se hace más difícil para los periodistas, que son asesinados con total impunidad. “La ocupación ha amenazado durante mucho tiempo con matar a Saleh al-Jafrawi, que ha estado en la lista de personas del Ejército israelí a las que se puede asesinar directamente. Yo también he recibido amenazas. La prensa sionista nos denuncia. Somos su objetivo”, confirma.
Sin embargo, el periodista asegura que estas amenazas le fortalecen aún más. “Nos sentimos más decididos a continuar nuestra cobertura después de cada ataque. Nos hace más fuertes y más firmes para continuar el camino de nuestros colegas”, asegura Suleiman. “Dedicamos todo nuestro tiempo a cubrir los acontecimientos juntos sobre el terreno. Veo a mis colegas más que a mi familia e hijos. Lo mismo les sucede a mis compañeros desde el comienzo de este genocidio”, asegura el reportero.
“Saqué a mis hijos bajo los escombros”
Hazem Suleiman, que a sus 27 años tiene 8 hijos y está a cargo de su madre, asegura que nadie los protege. “La ocupación no se rige por normas internacionales”, explica. “La vida en Gaza es difícil debido a los bombardeos, el hambre, el desplazamiento… Sobrevivir a los bombardeos en Gaza es todo un triunfo. No hay supervivencia en Gaza. He sido desplazado 19 veces. Mis hijos y yo hemos sobrevivido a varios ataques y sigo luchando por protegerlos en medio de esta guerra demencial liderada por la ocupación”, declara.
Hace dos semanas un misil de guerra atacó directamente la casa donde se había refugiado Hazem, tras huir de la ciudad de Hamad en Jan Yunis. Tres días después de su llegada, la vivienda fue bombardeada intencionadamente. “La casa fue bombardeada sobre nuestras cabezas sin previo aviso. Mis hijos y yo sobrevivimos milagrosamente y salimos de entre los escombros, entre la conmoción y el asombro de mi esposa y el mío. ¿Qué hicimos para que nos bombardearan con tanta brutalidad?”, se pregunta. Lo mismo que Anas al Sharif, Mohammed Qreiqeh, Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa, unos días después: Mostrar al mundo lo que el Gobierno de Israel y Estados Unidos —con la connivencia de los países árabes y el silencio y colaboración de Europa— están haciendo a su pueblo.
“La reacción de mis hijos fue un shock para ellos. Su infancia e inocencia fueron alcanzadas por los misiles. Gracias a Dios, los sacaron sanos y salvos de entre los escombros”, añade
La vida de un reportero en Gaza es extremadamente difícil. “En cualquier momento te enfrentas a la posibilidad de informar de ataques contra tu familia, un pariente o un ser querido, como sucedió con el tío Wael Al-Dahdouh al comienzo”, dice. “La vida de un reportero frente a la cámara y al mundo, transmitiendo la imagen, no le permite cubrir muchas de las necesidades de sus hijos y familiares”, explica Hazem. Esta situación se ha agravado aún más con la hambruna provocada por el bloqueo de la ayuda humanitaria que desde el mes de marzo sume a la Franja de Gaza en una situación dantesca, con el sistema sanitario, además, colapsado y con escasez de medicamentos que se venden en el mercado negro a precios prohibitivos. “La hambruna, dice Suleiman, también nos ha afectado gravemente”.
Gaza Sunbirds y Mulham Charity Team
Sin embargo, a pesar de los ataques, el asedio y el hambre, Hazem Suleiman no se ha detenido. Cuando fue consciente de su situación después de la amputación decidió seguir adelante con su rehabilitación física y psicológica. Y aquí surgió su trabajo con Gaza Sunbirds, un equipo de ciclistas amputados con objetivos solidarios. “Unirme al equipo Sunbirds fue una inyección de esperanza y fuerza. Nunca imaginé que después de la amputación mi vida continuaría, incluso recorriendo largas distancias en bicicleta. Participé en varios campeonatos locales. Soy atleta y me mantengo en forma. Practico fisicoculturismo, monto a caballo, conduzco motos y también conduzco coches. También me encanta nadar. Mi vida antes de la lesión era una cosa, y después de ella, otra muy distinta”, cuenta con ilusión.
Cuando comenzó el genocidio, Hazem impulsó una nueva iniciativa solidaria. “Después de ser parte de los Sunbirds fundé el Equipo de Caridad Mulham. El objetivo de su creación era realizar obras de caridad y socorro a nuestra gente en Gaza, proporcionándoles comida y agua, apadrinando huérfanos, proporcionando ropa y construyendo campamentos y escuelas para educar a los niños. Gracias a Dios, el equipo ha dejado una huella importante en Gaza, a pesar de los altos precios y su interrupción por falta de suministros. El equipo ha trabajado en condiciones difíciles por el desplazamiento y el bombardeo de los comedores que proporcionaban alimentos”, explica.
El Mulham Charity Team continúa con su trabajo proporcionando ayuda y paquetes de alimentos a la gente de Gaza, en la medida de sus posibilidades. “Asumimos la responsabilidad de seguir trabajando. La cocina del equipo quedó completamente destruida tras un ataque y en estos momentos se está intentando crear una alternativa; con dificultad debido a la escasez de recursos y donaciones. Desde aquí, hago un llamamiento a todas las personas libres del mundo para que apoyen al pueblo de Gaza y realicen donaciones”, solicita.
El periodista exige, en medio de la cobertura de la invasión de Ciudad de Gaza, “presión para detener el genocidio brutal, para detener el plan de desplazamiento, que se permita la entrada de ayuda médica y alimentaria y que los heridos salgan de Gaza y reciban el tratamiento adecuado. También necesitamos ayuda para reconstruir Gaza”, solicita. “El silencio de los gobiernos árabes e internacionales es muy sospechoso. Vivimos una guerra sin precedentes en la historia. Nos bombardean, nos matan de hambre y nos asesinan mientras el mundo guarda silencio, observando las masacres que la ocupación comete contra nosotros, sin importarles”, denuncia.
Suleiman es consciente del apoyo a Palestina de muchas personas en diferentes países. “Mi mensaje a todas las personas libres del mundo que se manifiestan para detener el genocidio en Gaza es: Continúen. Observamos sus acciones y los felicitamos por su apoyo. Les pedimos que realicen más manifestaciones para presionar y detener la guerra. Son nuestra única esperanza”.
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