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El legado desigual de Sanna Marin, la primera ministra que puso a Finlandia en el foco internacional

Sanna Marin, durante un acto del Partido Socialdemócrata en la jornada electoral del domingo.

Òscar Gelis Pons

Copenhague —

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No había terminado el recuento en la noche electoral cuando Sanna Marin salió frente a sus seguidores en Helsinki a admitir la derrota. El resultado en las elecciones parlamentarias del domingo es amargo para la líder de los socialdemócratas, que pese a haber conseguido mejorar respecto a los últimos comicios no fue suficiente para obtener la reelección como primera ministra. “La democracia siempre es algo maravilloso”, dijo Marin frente a las cámaras sin perder la sonrisa y la energía que le han empujado hasta ahora en sus apariciones. 

Teniendo en cuenta la evolución de las encuestas electorales desde el pasado otoño, el partido socialdemócrata consiguió unos mejores resultados de los que se esperaban, aguantando la batalla en las urnas frente al partido conservador Kokoomus y el Partido de los Finlandeses prácticamente hasta el final del recuento de votos. 

Sin duda, esto fue posible gracias al capital político de Marin, que en 2019 se convirtió con tan solo 34 años en la primera ministra más joven del mundo. Su popularidad aún la acompaña, como demuestran los resultados abrumadores que obtuvo en su circunscripción electoral de Pirkanmaa: “Tras la campaña electoral, quienes son fans de ella aún la quieren más, y quienes eran críticos con ella, aún lo son más” resumía Markku Jokisipilä, director del Centro de Estudios Parlamentarios en la Universidad de Turku.

La líder socialdemócrata a menudo fue descripta fuera de sus fronteras como una figura política referente de la izquierda, pero en su país también fue vista como una primera ministra polarizadora. En los últimos meses, su popularidad se ha mantenido entre el 60 y el 70%, con una mayoría de finlandeses que aprueba su gestión durante la crisis del COVID y la entrada del país nórdico en la OTAN.

Sin embargo, una mayoría de electores también piensa que su Gobierno ha gastado demasiado dinero, con un déficit presupuestario que creció y un país que se endeudó 8 puntos más en la última legislatura, un hecho que preocupa mucho a los finlandeses, tal como quedó demostrado. 

Marin deja un legado político progresista

Desde un inicio, el Gobierno liderado por Sanna Marin fue una legislatura muy poco usual. Asumió el puesto de primera ministra tras sustituir al socialdemócrata Antti Rinnes, que tuvo que dimitir del cargo tras tan solo un año de ser elegido.

Su legado político en los últimos cuatro años dejó varias reformas destacadas, como la ampliación de la escolarización obligatoria hasta los 18 años, la ley de protección de las personas trans, un ambicioso objetivo climático que prevé convertir a Finlandia en el primer país neutro en emisiones de CO2 en 2035 y la ley para mejorar el estatus del pueblo sami en Laponia, entre otras.

Sin embargo, su personalidad, que algunos analistas describen como impetuosa y a veces hasta demasiado directa, también le provocó conflictos con el presidente del país, Sauli Niinistö (74 años), explica Teivo Teivainen, politólogo de la Universidad de Helsinki.

Que la relación no fue del todo fluida entre ellos se ha puesto sobre todo en evidencia en temas de política exterior, un ámbito que, según la Constitución finlandesa, es el presidente del país quien lo dirige. “Sanna Marin se entrometió claramente en la relación del país con China y Rusia, cuando tradicionalmente Finlandia siempre fue un país cauteloso”, continúa diciendo Teivainen. “Seguramente Niinisto cree que Marin se entrometió demasiado”. 

Una carrera política fulgurante

Precisamente su ímpetu, junto a una buena oratoria, hicieron que Marin destacara por primera vez a los 27 años cuando fue nombrada concejala en el Ayuntamiento de Tampere. En un vídeo de un debate en el pleno que después se hizo viral, Marin impresionó a todos en su partido por el manejo de su discurso y por no dejarse intimidar por los miembros de los otros partidos, mucho mayores que ella. 

Enseguida, la joven y experta en redes sociales fue vista dentro de los socialdemócratas como un impulso de aire fresco para atraer a los jóvenes que se podían sentir identificados con su estilo y los selfies que subía en Instagram. De esta forma, Marin ascendió rápido en las filas del partido y en 2015 fue elegida diputada en el Parlamento finlandés. 

Su juventud fue objeto de debate y ha marcado hasta ahora parte de su carrera política, más aún cuando pasó a ser primera ministra en 2019. Unos días después de ser nominada en el puesto, se reunió cara a cara con sus homólogos de la UE en Bruselas, en una foto que destaca por estar ella en el centro y ser la mujer más joven rodeada de hombres de mediana edad con corbata.

Un mes más tarde, en una mesa de debate del Forum Económico Mundial de Davos, en Suiza, Marin tuvo que afrontar las preguntas del moderador por el hecho de formar parte de un ejecutivo liderado por cinco mujeres y solo una de ellas mayor de 35 años. “¿Cómo son los encuentros? Escuché que a veces las reuniones se hacen en un sauna”, preguntó entre sonrisas el moderador masculino. “Son como en todos los gabinetes, no se trata de reuniones entre chicas en los vestuarios”, le espetó Marin entre la aprobación del público. 

“Antes éramos famosos por Nokia, ahora por Sanna Marin”

Tanto en Finlandia como en el extranjero, los medios de comunicación y la opinión pública siguieron con mucho interés las noticias relacionadas con Sanna Marin, también acerca de su vida privada. “Antes éramos famosos por Nokia, ahora lo somos por Sanna Marin”, dijo la periodista finlandesa Anna-Liina Kauhanen en una entrevista de Marin para la revista Vogue publicada en 2020.

Marin también fue portada de la Time Magazine, pero sin duda la foto que contribuyo aún más a aumentar su fama fue en la que aparecía con una chaqueta de cuero en un festival de rock, hasta el punto de ser proclamada como la “política más cool del mundo” por la revista alemana Bild. 

Esta exposición pública también le generó algunos problemas. Ser cazada de fiesta en una discoteca tras haber estado en contacto con un positivo, vídeos bailando en fiestas privadas, una foto de dos de sus amigas en topless en la residencia oficial o la polémica que terminó forzándola a someterse a un test de drogas la empujaron a pedir disculpas públicas en varias ocasiones.

A pesar de esto, Marin reivindicó su comportamiento en una entrevista en el célebre programa norteamericano '60 minutes' de la cadena CBS: “Vivo mi vida y aún bailo, bebo de vez en cuando, me encuentro con mis amigos y hago cosas normales para mi edad. No creo que debamos dar lugar a este juicio marcado por el sexismo y la misoginia”. 

Tras la derrota, ¿qué pasará con Marin?

Tras perder en las elecciones, Sanna Marin aún no anunció cuál será su futuro político más inmediato, a pesar de que el tema levanta todo tipo de especulaciones en los periódicos finlandeses.

“Será interesante ver si se sienta a liderar la oposición o si, de lo contrario, será nombrada ministra de Exteriores si su partido pasa a formar parte del Gobierno”, apunta Lena Skogberg, analista política del periódico Hufvudstadsbladet.

En cambio, el editor de política en el diario Iltalehti, Juha Ristamäki, señala que “poca gente cree que se conformará con ser ministra bajo el liderazgo de otro partido”. Ristamäki más bien apunta que Marin sería una candidata perfecta para los socialdemócratas en las elecciones presidenciales de 2024: “Los conservadores ocuparon el cargo de la presidencia durante 11 años, no hay duda de que ahora los socialdemócratas creen que les toca su turno”. 

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