La minería marina aún no tiene aval internacional, pero un 'entrepreneur' aliado de Trump quiere saltarse las reglas

Mientras 169 estados se reunían esta semana en Jamaica para ver si ya le ponen reglas a la minería marina, hay un entrepreneur australiano que se ha aliado con Donald Trump para saltarse las salvaguardas ambientales internacionales y ponerse cuanto antes a minar el fondo marino para extraer metales.
La Autoridad Marina Internacional (ISA) acaba de celebrar su 30ª sesión en la capital del país caribeño, Kingston. En su agenda está la aprobación del Código de Minería e incluso discutir entre los participantes una posible moratoria antes de comenzar esa actividad. Una pausa precautoria que han pedido oficialmente 37 estados entre los que están España, Alemania, Francia o Canadá. Además, 66 compañías internacionales han firmado un comunicado que pide esa moratoria.
Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica de España –que asistió a la convención– explican que “siguen existiendo importantes diferencias y ámbitos todavía por definir en muchos artículos” por lo que no hay aún consenso para ese código. Ahora deberá elaborarse un nuevo texto “con todas las aportaciones y propuestas realizadas durante las reuniones y presentarlo al Consejo, probablemente en la sesión 31ª, de marzo de 2026”, abundan estas fuentes. Traducido: como todavía no hay un código para la minería de gran profundidad, no podrán hacerse extracciones comerciales de nódulos de metales del fondo del mar.
Al menos bajo la autoridad de la ISA. Porque, casi al mismo tiempo que se han estado haciendo estas negociaciones, el CEO de la compañía The Metals Company, Gerard Barron, anunció que la sociedad Korea Zinc ponía 84 millones de euros para “avanzar en el desarrollo de la minería de fondos marinos en los EEUU”. Gerard Barron es australiano y “emprendedor experimentado” –como se presenta–. Contó con una orden ejecutiva del presidente estadounidense Donald Trump para acelerar hasta lo nunca visto su proyecto de extracción de minerales. Con esa decisión ejecutiva de Trump bajo el brazo, Barron remitió una petición de autorización para empezar a sacar minerales.
La secretaria general de la ISA, Leticia Carvalho, calificó esa orden ejecutiva como “preocupante porque, aunque en principio alude a asuntos nacionales, hace referencia a su aplicación en áreas más allá de la jurisdicción nacional de EEUU”. Y lo que es más, la petición de The Metals Company para operar comercialmente “es para minar el fondo marino en aguas fuera de la competencia de EEUU”.
Es decir, el entrepreneur australiano utilizó la orden ejecutiva emitida por Trump para acogerse a las leyes norteamericanas en su intento de extraer los metales que reposan a miles de metros de profundidad en zonas sobre las que EEUU no tiene jurisdicción. De hecho, la ISA va a revisar este movimiento de la compañía de Barron.
La decisión del presidente estadounidense llegó mientras la ISA estaba en pleno proceso de redacción del código que debería regular la minería del fondo oceánico. El objetivo declarado de la orden es “establecer un marco para que las compañías estadounidenses identifiquen y extraigan minerales y recursos”.
¿Trofeo ecologista?
Al tiempo que los estados estaban reuniéndose en marzo de 2025 para avanzar en cómo desarrollar esta minería, qué precauciones ambientales hay que tener, dónde podría y dónde no e incluso si es conveniente demorar el inicio de la actividad comercial para conocer más y mejor qué consecuencias puede acarrear, Gerard Barron se lanzó: “La ISA está siendo influenciada por una facción de estados aliados con ong ambientalistas que ven la minería del fondo del mar como su último trofeo ambiental y que han trabajado incansablemente para retrasar la regulación para la explotación con el explícito objetivo de acabar con la industria comercial. Afortunadamente, la ISA no tiene la exclusividad sobre la regulación de la minería del fondo del mar”.
EEUU no ratificó la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley del Mar por lo que no es parte de la ISA. Eso hace que no pueda votar en reuniones como la de Jamaica y que no pueda avalar las peticiones de empresas para desarrollar proyectos mineros en aguas internacionales bajo el paraguas de la ONU.
Pero, un mes después de las quejas de Barron, llegó la orden de Donald Trump y acto seguido la solicitud para iniciar sus actividades comerciales de la minera ante la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU, (NOAA) que es la encargada de dar los permisos. La NOAA ha calificado la decisión de Donald Trump como un acto “histórico que impulsará la economía nacional” en lo que llamó “la próxima fiebre del oro”.
“La ISA ha demostrado tener agallas y se ha plantado frente a la industria de la minería en el fondo de mar y los gobiernos como el de Donald Trump”, dijoo la bióloga marina de Greenpeace Franziska Saalmann al conocerse que, de momento, no habrá código en vigor y, por tanto, no habrá extracciones.
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