Muere el escritor español Fernando Sánchez Dragó

Laura García Higueras

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Fernando Sánchez Dragó falleció a causa de un infarto este lunes en su casa de Castilfrío de la Sierra (Soria), según han informado fuentes familiares a EFE y ha podido confirmar elDiario.es mediante su editorial. Tenía 86 años. Esta misma mañana había publicado un mensaje en Twitter junto a una fotografía de él y su gato subido a su cabeza, acompañada del texto: “Él sabe que en la cabeza está el secreto de casi todo”.

El alcalde de la localidad, Joaquín Cobo, ha confirmado que la muerte se ha producido sobre las diez de la mañana en la vivienda que compartía con su compañera. Los primeros en asistirle han sido sus propios vecinos, entre ellos una enfermera, que ha intentado reanimarlo hasta que han llegado los servicios de emergencias. Estos han recibido el aviso a las 9:57 horas, tras el que se han desplazado una ambulancia y un helicóptero.

En otro tuit reciente, del pasado Viernes Santo, Dragó admitió estar recluido en su casa soriana, donde se sentía “mejor que en Madrid”: “Las paredes de mi vida son la soledad y el silencio”, escribió.

Además de escritor, ha sido articulista en prensa, presentador de televisión y tertuliano. Recientemente, ha recibido por parte de la consejería que ocupa Vox en Castilla y León el Premio de las Letras de esta comunidad autónoma, dotado con 18.000 euros y concedido por el consejero Gonzalo Santonja, a quien le unía una larga amistad. En los días previos a su muerte, estaba preparando su discurso de aceptación de este polémico galardón, que tendría que haber leído el próximo 21 de abril en Valladolid. “Me lo he tomado muy en serio”, avanzó en su cuenta de Twitter.

Dragó ha sido también el ideólogo tras la elección de Ramón Tamames como candidato a presidente del Gobierno en la moción de censura propuesta por Vox. También fue uno de los fundadores de la Fundación Disenso, el laboratorio de ideas que el partido creó el pasado mes de septiembre.

En 2019, Sánchez Dragó publicó el libro Santiago Abascal. España vertebrada (Planeta) donde ensalzaba la figura del líder de ultraderecha. Esta obra junto al ensayo sobre su visión de la memoria histórica, España guadaña. Arderéis como en el 36: La memoria histórica, la guerra interminable y otros asuntos afines (Almuzara, 2019) han sido sus dos últimas obras publicadas.

Su polémico ensayo en cuatro volúmenes de 1978 Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España (Hiperión), hizo despegar su carrera como ensayista y mereció el Premio Nacional de Ensayo. Su primer libro lo publicó Muchnik Editores aún durante la dictadura, en 1967 bajo el seudónimo de Ramiro Delso y titulado España viva. Entre sus más de cuarenta ejemplares publicados destacan otros títulos como Las fuentes del Nilo, El camino del corazón, La prueba del laberinto –con la que ganó el Premio Planeta en 1992–, Muertes paralelas –condecorada con el Premio de Novela Fernando Lara en 2006– y Soseki, inmortal y tigre.

Un hombre “sin dios, ley, patria, rey, frontera ni bandera”

Madrileño nacido en 1936 pero hijo adoptivo de Soria desde 1992, se autodefinía con las palabras de Pío Baroja como “hombre humilde y errante” y “hombre sin etiquetas, que no tiene ni dios ni ley ni patria ni rey ni frontera ni bandera, que va a pecho descubierto y desnudo por el mundo”, según escribió en su propia página web. El autor dejó clara cuál era su vocación desde los ocho años, cuando fundó, dirigió y escribió su propio periódico, al que llamó La Nueva España.

Licenciado en Filología Románica y Lenguas Modernas (Sección de italiano), ha sido profesor invitado por diferentes universidades del mundo y director de diversos cursos de verano, aunque comenzó su carrera docente a principios de los 60 en el instituto de Bachillerato Beatriz Galindo de Madrid. Su tesis Lenguaje, estructura y estilo en las Comedias Bárbaras de Valle-Inclán le hizo valedor del titulo de doctor en Letras por la Universidad de Madrid.

Su activismo antifranquista le supuso cinco procesos, 17 meses de cárcel y siete años de exilio. Según su autodefinición ideológica, fue un “hippy izquierdista” del Mayo del 68 en su juventud y un “anarcoindividualista” en su senectud. En sus últimos años, ha respaldado al partido de ultraderecha Vox, de cuyo multitudinario mitin en Vistalegre (Madrid) el 8 de marzo de 2020 fue una de las personalidades destacadas.

Más allá de su obra y militancia política, Dragó era defensor de la tauromaquia con el argumento de que esta preserva la ganadería del toro de lidia así como las dehesas donde se crían, lo que él consideraba un punto de vista “ecológico”. Su “taurofilia” está presente en el talante autobiográfico de su obra, tanto en Gárgoris y Habidis, donde el toro es el hilo conducto del ensayo, en la primera novela que escribió Eldorado, en 1960 (reeditada en 2021 por Almuzara), como en su recopilatorio de escritos protaurinos Volapié. Toros y tauromagia (1985).

La “última travesura” de Sánchez Dragó, según Juan Manuel de Prada

Juan Manuel de Prada, que formó parte del jurado del Premio Castilla y León de las Letras con el que la Consejería de Cultura de Vox galardonó a Sánchez Dragó hace apenas dos meses, le describe a este periódico como “un hombre vitalista, desaforado, lleno de vida y ganas de vivir”. El escritor reconoce que se “alegra” de haber formado parte de su elección para vencer el homenaje, sobre el que asegura: “Ha sido muy castigado... Pero la muerte permite mirar todo desde otra óptica”. Dentro de la que define como su “desigual” obra literaria, destaca Gárgoris y Habidis como “emblemática” por “el rescate que hace de una tradición oculta y perseguida”.

“Fue un hombre ideológicamente saltimbanqui. Pasó del comunismo a esas nuevas derechas que hay hoy en día. Esto era síntoma de su inquietud vital”, aporta igualmente sobre sus implicaciones políticas. “Estaba en plenitud de facultades. La última travesura que hizo fue colocarle a los de Vox a Tamames. Él fue el urdidor”, comenta con humor.

De Prada es consciente de que “en los últimos años se le ha mirado con un poco de acritud”, actitud de la que se desmarca: “Para mí, quizás porque soy muy comprensivo con estos vaivenes y giros bruscos de las biografías, me quedo con que ha sido un hombre muy lleno de entusiasmo, que amaba la cultura”. “Era impertinente. Siempre estaba jodiendo, llevando la contraria, escandalizando. Forma parte también del papel del intelectual en la vida pública”, afirma. Por encima de todo, resalta que ha sido “uno de los grandes divulgadores de la literatura española a través de multitud de programas de televisión como Negro sobre blanco”.

El portavoz del Comité de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé, por su parte, ha definido a Sánchez Dragó como un “intelectual de referencia” y “un hombre auténtico que siempre mantuvo sus posiciones con firmeza”, según informa Europa Press.