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De Suecia a Irlanda: los países de Europa donde no gobierna la lista más votada

En Suecia, Irlanda, Luxemburgo, República Checa y Bélgica no gobiernan los partidos más votados o con mayor número de escaños.

Icíar Gutiérrez

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Las elecciones generales del 23 de julio colocaron al PP como primera fuerza aunque sin mayoría en el Parlamento para la investidura. Tras el resultado, el partido de Alberto Núñez Feijóo defiende que gobierne la candidatura con más apoyos frente a lo que ha llamado en el pasado “pactos de perdedores”. El domingo, desde el balcón de Génova, Feijóo pidió al resto de formaciones que le dejen gobernar y subrayó “la anomalía de que en España no pudiera gobernar el partido mas votado”.

Lo que el líder del PP describió como “anomalía” ocurre y ha ocurrido en otros países de la Unión Europea, donde los gobiernos de coalición también están a la orden del día a medida que la política se fragmenta y es más difícil asegurarse mayorías parlamentarias. En Suecia, Irlanda, Luxemburgo y Bélgica actualmente no gobiernan los partidos más votados en sus últimas elecciones generales; en República Checa, la primera fuerza en número de escaños no está al frente del Ejecutivo.

Suecia

Uno de los casos más paradigmáticos y recientes de países donde no gobiernan los más votados es el de Suecia, donde el Partido Socialdemócrata, liderado por la entonces primera ministra, Magdalena Andersson, repitió como primera fuerza con el 30,3% de los sufragios en las elecciones de septiembre de 2022, dos puntos más que en 2018. En un resultado histórico, el segundo lugar fue para la extrema derecha (20,5%), representada por Demócratas de Suecia (SD), mientras que los conservadores del Partido Moderado quedaron en tercera plaza. 

Sin embargo, a pesar de haber vencido en las urnas, los socialdemócratas pasaron a la oposición tras años en el Ejecutivo y el bloque de derechas pasó al Gobierno. Los moderados, democristianos y liberales formaron una coalición que aupó al conservador Ulf Kristersson como primer ministro después de que su partido quedara en tercera posición. El partido ultra, con raíces neonazis, suscribió el pacto de Gobierno y lo apoya actualmente en el Parlamento. A pesar de no tener ministros en el gabinete, se aseguró una influencia importante en sus políticas.

Irlanda

Otro ejemplo es el de Irlanda, donde las urnas dieron como vencedor al Sinn Féin, revolviendo el panorama político. La formación nacionalista dio el gran salto como primera fuerza política en las elecciones generales de 2020, cuando superó con el 24,5% de los votos a los dos grandes partidos que llevaban un siglo dominando la política del país: Fine Gael (20,9%) y Fianna Fáil (22,2%). Sin embargo, los tres partidos terminaron con aproximadamente el mismo número de escaños –con Fianna Fáil a la cabeza en asientos, uno más que el Sinn Féin–.

El Sinn Féin, considerado históricamente vinculado al ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), intentó formar una coalición de gobierno, pero no logró el suficiente apoyo. Ni el Fianna Fáil ni el Fine Gael –de centro-derecha y antiguos rivales de la guerra civil– estaban dispuestos a gobernar como socios de la formación nacionalista, por lo que la única alternativa posible era una coalición entre ellos por primera vez. Cuatro meses después de los comicios, y tras semanas de tortuosas negociaciones en plena pandemia, los números les dieron sumando al Partido Verde en un acuerdo tripartito. Se decidió que los líderes de Fine Gael (Leo Varadkar) y Fianna Fáil (Micheál Martin) se turnaran para el puesto de primer ministro. 

Luxemburgo

En Luxemburgo, el Partido Democrático del actual primer ministro de corte liberal, Xavier Bettel, fue la tercera fuerza por número de votos (16%) en las elecciones de 2018 y la segunda en escaños. Pero Bettel reeditó su coalición con los socialdemócratas y verdes, mientras que el Partido Popular Social Cristiano (CSV) del ex primer ministro Jean-Claude Juncker, que fue la formación más votada en los comicios (28%) y obtuvo el mayor número de escaños, se quedó en la oposición. 

Bélgica

Bélgica es otro ejemplo de que no siempre gobierna la fuerza más votada, aunque se trata de un país peculiar, ya que está obligado a tener ejecutivos de coalición debido a las complejidades de su sistema político. Se trata de un Estado federal donde se tienen que repartir el poder múltiples partidos de dos grandes bloques regionales y lingüísticos, del neerlandófono y más poblado Flandes y la francófona Valonia, con Bruselas en medio.

En las elecciones de 2019, los nacionalistas flamencos de NV-A se mantuvieron en cabeza en porcentaje de votos (16%) y en escaños, mientras que los xenófobos flamencos de Vlaams Belang ocuparon la segunda plaza, seguidos del Partido Socialista francófono.

Ni el NV-A ni Vlaams Belang gobiernan. Casi 500 días después de los comicios, se constituyó el gabinete del liberal Alexander De Croo, fraguado tras un acuerdo de siete partidos de cuatro posiciones políticas diferentes francófonos y neerlandófonos, en la denominada “coalición Vivaldi”: socialistas, liberales, ecologistas y democristianos. El partido de De Croo, el conservador flamenco Open VLD, había quedado sexto en porcentaje de voto en la última cita electoral.

República Checa

En el caso de República Checa, las elecciones de 2021 arrojaron como resultado un virtual empate entre el partido del entonces primer ministro populista Andrej Babis, Ano, y la coalición de centroderecha Spolu, con el político conservador Petr Fiala a la cabeza. En un vuelco sorprendente, Spolu ganó el voto popular por un margen muy estrecho –27,78% frente al 27,12% de Ano–, pero la formación de Babis cosechó un escaño más que la coalición de centroderecha, lo que la posicionó como primera fuerza en el Parlamento. 

Los de Petr Fiala se entendieron rápidamente con la tercera lista más votada, la alianza de los partidos Pirata y Stan, para formar Gobierno con una cómoda mayoría parlamentaria y el partido de Babis pasó a la oposición.

El multipartidismo, la norma

“Es evidente que hay países donde no gobiernan los ganadores”, dice a elDiario.es Guillermo Íñiguez, doctorando en Derecho de la UE en la Universidad de Oxford. “Y es algo que también ocurre a nivel subnacional, en parlamentos regionales en los que, al igual que en España, no ha gobernado la lista más votada”.

Íñiguez llama la atención sobre la posibilidad de que este fenómeno también se dé tras las elecciones europeas de 2024. “Es probable que la fuerza más votada sea el Partido Popular Europeo, pero hay una posibilidad de que el próximo presidente de la Comisión Europea, a no ser que repita Ursula von der Leyen, salga de los socialistas o los liberales”.  

Las coaliciones entre partidos políticos gobiernan la mayoría de las democracias europeas. Dicho de otra manera, los gabinetes formados por un único partido son una minoría. La siguiente tabla, elaborada con datos del think tank Cidob de Barcelona, recoge la composición de los gobiernos actuales de la UE, reflejando el caleidoscopio de coaliciones que ha tomado forma en territorio comunitario, incluidas alianzas de compañeros políticos poco habituales que llegan a un entendimiento.

Los expertos esgrimen que, en los últimos años, esto tiene lugar en un contexto de creciente fragmentación del sistema de partidos, pérdida de votos de los mayoritarios, polarización y surgimiento de nuevas formaciones, cuya presencia electoral obliga a formar coaliciones o gobiernos minoritarios.

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